“Todos debemos tener la misma libertad de expresarnos y de vivir las emociones”

Charlamos con el director de estrategia de Cupra, la firma automovilística española que en tan solo tres años ha logrado generar un estilo de vida y que algunos de sus modelos se cuelen en las listas de los coches más deseados.

NosNos encontramos con Antonio Labate en World Padel Tour en Madrid, un evento que están apoyando, como hacen con todo lo que tiene que ver con este deporte. Lleva tatuado en el brazo el símbolo de Cupra. Ese día, lo luce también en la ropa, gracias a una de las prendas que la firma automovilística tiene en el mercado. Porque además de diseñar coches, hacen muchas otras cosas. Durante nuestra charla descubrimos que Labate, su director de estrategia, de desarrollo de negocio y operaciones, no es un hombre al uso, pero es que Cupra tampoco es una marca corriente, porque en cerca de tres años ha desarrollado un camino diferente al de su hermana mayor, Seat, pero igual de sólido. Y no solo eso, ha creado una comunidad fiel que acoge con entusiasmo cada uno de sus avances. Labate se refiere a ellos como la tribu, un grupo en el que todos tenemos cabida, siempre y cuando estemos dispuestos a disfrutar de la experiencia. Sed bienvenidos.

Nos encontramos en el World Padel Tour, la gran cita del pádel mundial, y la pregunta es obligada, ¿por qué Cupra se ha decidido a

apostar por este deporte? Tenemos tantas cosas en común que es muy fácil de explicar. Para empezar, es un deporte que ha empezado en Sudamérica, después ha llegado aquí, a España, donde ha crecido mucho. Es el deporte muy social, donde se pueden vivir emociones diferentes en función de cómo te acercas a él. Y una de las cosas que más nos gusta es que es un deporte absolutamente contemporáneo, porque equilibra la presencia entre hombres y mujeres. Y esa es una de las cosas que en Cupra tenemos como uno de los pilares más importantes. Una marca no está hecha solo de su rendimiento o del diseño. Donde apostamos es en los valores. Queremos ser una marca neutral gender, y también apoyamos la sostenibilidad y lo hacemos de manera más amplia con los coches eléctricos, los materiales reciclados…

También abogáis por diferenciaros con el diseño creando cosas como un barco, una

pala de pádel… ¿Juegas al pádel? Sí. No soy bueno, pero cuando juego con esta pala, siempre gano (risas). Es una colaboración que hemos hecho con Wilson y Bela. Queríamos tenerla, porque es la materialización de nuestro sueño de lograr que el pádel se convierta en un deporte olímpico.

Es, sin duda un proyecto ambicioso. ¿Crees

que se cumplirá pronto? Dicen que puede ser en 2025. Yo lo veo un poco complicado, pero para ser más concreto, apuesto todo por 2029. Puede ser antes, porque el pádel está creciendo muy rápido. Y la cosa más interesante es que está igualado entre hombres y mujeres de cualquier edad. Yo siempre he sido un firme defensor de esos valores. Somos diferentes, pero debemos tener todos, independientemente de dónde vengamos, la misma libertad de expresarnos y, especialmente, la misma libertad de vivir las emociones. Cupra es eso: una marca que hará sentir especial a quien se acerque a la tribu.

Habéis generado también un estilo de vida a su alrededor con ropa, gafas y hasta una lámpara. ¿Ha sido complicado encontrar

con quién crear todo esto? Hasta ahora no, porque teniendo los valores muy claros, encontramos buenos compañeros. No nos importan las dimensiones del proyecto, importa compartir valores. Por ejemplo, en el caso de la lámpara, a la que hemos llamado Chispa, está desarrollada con Marset. Los dos venimos de Barcelona, y queríamos una reinterpretación de la lámpara que usaban los mecánicos. Y así ha sido. Representa un poco el garaje que Cupra, un lugar metafórico, donde se forjan solo los coches, también estas maneras de vivir. Esta lámpara es una trasposición temporal de una serie de valores que permiten a la gente crear. Me parece una cosa muy chula. Y de lo que estamos orgullosos es que, desde septiembre, esta lámpara se vende en Moma de Nueva York.

Apostasteis todo hace casi tres años para salir al mercado. Era 2019 y nadie podía prever los años que han venido después, pero habéis capeado más que bien una época complicada. ¿Dónde y cómo nació el

sueño de Cupra? Es singular porque cuando empezamos, hace tres años, mucha gente pensaba que estábamos bastante locos (risas). En una industria como la de la automoción, en la que las marcas se cerraban, nosotros salimos diciendo: tenemos una nueva marca especialmente dedicada a los coches deportivos, porque nos gusta vivir la experiencia conduciendo. Toda la industria va hacia un coche autopilotado donde tú te puedes relajar… y nosotros tenemos esta gran pasión por ser el mejor en cada vuelta. Creemos que en el mundo hay muchísimos amantes de los coches y queremos hablar con ellos. Y más que hablar de un futuro más lejano, tenemos la ambición de ser la marca de ahora. Queremos hablar con una nueva generación que hasta hoy no ha tenido muchas oportunidades de encontrarse con el mundo del coche.

Hacéis coches, pero no solo… También hacemos palas de pádel, barcos, experiencias increíbles… ahora mi gran obsesión es establecer un diálogo intenso con la nueva generación.

De hecho, hace unos días te veíamos encontrándote con dos de los hombres más seguidos por los jóvenes, el streamer Ibai y el

futbolista Gerard Piqué. Sí, hace unos días. Eso es el comienzo, pero la cosa es muy interesante. Yo estoy convencido de que los mayores como yo podemos hacer algo, que es permitir que los jóvenes, que son los que generan el presente y el futuro, puedan expresarse.

Bueno, también hay jóvenes de espíritu…

Cuando digo jóvenes no solo hablo solo de edad. ¡Yo me siento un niño! (risas). Mi gran obsesión en este momento es que Cupra tenga la capacidad de ser un motor para las emociones. Que la tecnología no sea un freno para controlarlas, sino que sea una ayuda para sentir más. En esa búsqueda de la innovación, se han metido también en las competiciones automovilísticas,

automovilísticas, además en dos que son bastante especiales. El año pasado decidimos entrar en Extreme E, que son suv eléctricos en una carrera muy especial, porque es la primera que se corre en lugares sostenibles, como la Amazonia. Cada vez que corremos, además llevamos a cabo una acción para renovar el planeta. Los coches son todos eléctricos, y los equipos están compuestos de un piloto hombre y una piloto mujer y tienen el mismo peso los dos.

Y lo tercero que nos convenció es la sostenibilidad. Todos los coches se mueven de un punto a otro en un barco que tiene una alimentación electrificada. En la otra competición somos un poco los precursores. Es la Pure ETCR que es la primera competición de turismos eléctricos y hemos ganado el campeonato. Primer año, primer título absoluto. Tras eso está la ambición de poder reinventar el modo sport, porque un coche eléctrico no tiene que ser aburrido. El Born es una primera interpretación de esto. Y por supuesto, hemos realizado todo con materiales reciclados en su interior, los asientos están hechos con residuos de las botellas del mar, las alfombrillas, de reciclados… obviamente tiene una emisión neutra de carbono, pero lo más interesante es un coche que te hace probar las emociones instantáneas.

Tiene que resultar satisfactorio ver que en

tan solo tres años os habéis consolidado. Yo me levanto cada mañana con energía al ver la gente que se tatúa el logo de Cupra como he hecho yo. O la gente que te para en la calle porque se quieren hacer una foto con el coche. No hace mucho, estaba con un Formentor, y me seguía un chico con una ambulancia con la luz. Me adelantó y se paró. Yo no sabía qué pasaba. Vino hacia el coche y le pregunté: “¿Te he obstaculizado? ¿He generado algún problema?” Y me contestó: “No, no. ¿Esto qué motor tiene?”.

Con unos seguidores así… ¿hacia dónde va

ahora el sueño? Está constantemente en evolución. Las emociones son una de las cosas más preciosas que los humanos tienen y necesitan vivir experiencias. Experiencias que tengan sentido, que te procuren emociones… y en ese impulso estamos. Y creo que somos imparables.

“Mi gran obsesión es que Cupra tenga la capacidad de ser un motor para las emociones”