Britney Spears EL ICONO POP QUE LO CAMBIÓ TODO
Fue niña Disney, después, estrella de la música y, en los últimos tiempos, la imagen más descarnada de la lucha por gestionar su propia vida. Un libro repasa su historia desde los comienzos hasta el #freeBritney.
Los mitos que genera la cultura pop son a veces difíciles de clasificar. Aceptamos a Marilyn Monroe, Michael Jackson o Freddy Mercury como parte incontestable de la iconografía de nuestra época, pero con otras figuras nos cuesta. Ese puede ser el caso de Britney Spears. No es la más famosa de su era, ni la mejor dotada de su generación, pero estaréis de acuerdo en que su figura ha trascendido a su profesión. Quizá porque la hemos visto crecer, caer y levantarse, y todo en vivo y en directo.
“Nunca hubo una historia como la de Britney Spears”, dice el periodista Juan Sanguino. Él acaba de publicar Britney, one more time (Ed. Bruguera), un libro con ilustraciones de Inés Pérez en el que analiza a la primera estrella posmoderna, y constata que con Britney lo hemos vivido todo. Desde su ascenso a los altares del pop hasta su descenso a los infiernos. La vida de Britney ha trascurrido de tal manera ante las cámaras que es difícil separar a la persona del personaje público. “La fama es una situación completamente antinatural, porque todo el mundo sabe quién eres y tú no sabes quiénes son los demás. Eso genera un desajuste inquietante para quien lo está sufriendo”, dice el escritor. En el caso de Britney, la cosa era aún peor, porque su personalidad privada se estaba forjando a la vez (cuando no más tarde) que el personaje público, que además era cambiante en función de la etapa.
La debacle llegó en 2007. Triunfaba en medio mundo, pero también había tenido dos hijos y pasado por dos divorcios. Era evidente que algo había cambiado en la esfera privada. Sin embargo, en la pública, el cambio interior solo se hizo patente cuando sus imágenes rapándose la cabeza dieron la vuelta al mundo. La demostración pública de esa disonancia entre sus dos facetas tuvo un resultado que cambió su vida: su padre, Jamie Spears, se convertía en su tutor legal y pasaba a supervisar absolutamente todo. Desde sus publicaciones en las redes sociales a su vida reproductiva, tal y como alegó la propia Britney en el juzgado cuando solicitó liberarse del yugo paterno. Lo logró en 2021, en un proceso tan delicado como público que además abrió la veda para que las intimidades contadas en el juzgado se retransmitan casi por streaming a medio mundo, algo que estos días están viviendo en sus carnes Johnny Depp y su exmujer, Amber Heard.
Lo de los trapos sucios no es algo exclusivo de nuestra era. Los hay en todas las historias, aunque quizá en otras acababan camuflados tras el aura de las estrellas. Así se engrosó durante décadas el icono de Marilyn Monroe, a pesar de que después hayamos sabido que la realidad de Norma Jean era otra. ¿Acaba el mito comiéndose a la persona? “Siempre”, responde tajante. “Porque cuando utilizamos vocabulario como mito, símbolo o icono, estamos anulando la condición de ser humano. Son palabras que evocan a criaturas sobrenaturales”, reflexiona Juan Sanguino. Y a Britney, además de cargar con el símbolo, le ha tocado recorrer un camino pavimentado, no por la gracia divina, sino por algo tan mundano como el morbo. “Britney es un vehículo para otra cosa. Ha sido una figura imprescindible para que cambie la actitud de la sociedad hacia las celebridades y para que haya una mayor sensibilización hacia sus sentimientos y su estado mental”.
La incógnita es qué sucederá con Spears ahora que es libre para decidir. Sabemos que se va a casar con Sam Asghari, su novio desde 2016, y que está preparando sus memorias. “Britney siempre ha sido impredecible. Si eso fuera una historia de ficción, su final feliz sería retirarse a una isla desierta y tener muchos hijos. Siempre quiso tener una vida sencilla”. Pero hay otras posibilidades. “También es exhibicionista y, además, es muy agradecida. Creo que se siente en deuda con sus fanes por todo el cariño con el movimiento #freebritney y va a querer devolverlo en forma de gira, discos... Así que podría pasar cualquiera de las dos cosas”.
“La fama es una situación completamente antinatural, porque todo el mundo sabe quién eres y tú no sabes quiénes son los demás”