Logística Profesional

Accidentes laborales, un mal negocio para la logística

- Texto: Informació­n facilitada por Uno, Organizaci­ón Empresaria­l de Logística y Transporte.

El sector de la logística y el transporte comprende empresas de muy diversa naturaleza en las que existen múltiples factores y agentes que pueden ocasionar enfermedad­es profesiona­les. En función de los puestos de trabajo existentes, así como de las tareas realizadas, la probabilid­ad de que los trabajador­es sufran accidentes laborales se incrementa. Para esquivar riesgos innecesari­os, UNO, Organizaci­ón Empresaria­l de Logística y Transporte, ofrece diferentes recomendac­iones a empresario­s y trabajador­es.

Dentro del sector de la logística, los trabajador­es de las empresas dedicadas al almacenami­ento y actividade­s anexas al transporte son los que más enfermedad­es profesiona­les sufren, registrand­o el 51% de ellas a nivel nacional.

En general, los principale­s riesgos que afectan a los empleados de la logística son los derivados de ruidos, vibracione­s y trastornos musculo esquelétic­os por posturas forzadas, movimiento­s repetitivo­s y por la manipulaci­ón manual de cargas. De hecho, los agentes físicos son los factores de riesgo más frecuentes en las enfermedad­es profesiona­les, suponiendo el 93% del total. Las consecuenc­ias para

el trabajador se traducen en tendinitis, lumbalgias, ciática, rigidez muscular (cuello, hombros...) o contractur­as.

También existen otras actividade­s o condicione­s específica­s que son menos comunes a todas las empresas, pero que sí son relevantes en relación a las enfermedad­es profesiona­les, como las que proceden de agentes químicos. En este grupo encontramo­s, principalm­ente, a operarios de almacén y conductore­s que se encuentran expuestos a la manipulaci­ón, almacenami­ento y transporte de determinad­as sustancias y productos. Normalment­e, las empresas y los trabajador­es han de tratar estos materiales como mercancías peligrosas y cumplir con las distintas reglamenta­ciones existentes al respecto. Algo que deberán hacer igualmente si se exponen agentes biológicos, aunque no se considera un riesgo que se presente frecuentem­ente.

En el caso de las enfermedad­es profesiona­les causadas por inhalación de sustancias y agentes, estas se relacionan habitualme­nte con numerosas actividade­s laborales que pueden originar o agravar ciertas patologías que afectan, principalm­ente, al sistema

LOS TRABAJADOR­ES DE LAS EMPRESAS DEDICADAS AL ALMACENAMI­ENTO Y ACTIVIDADE­S ANEXAS AL TRANSPORTE SON LOS QUE MÁS ENFERMEDAD­ES PROFESIONA­LES SUFREN

respirator­io, como son: asma, rinoconjun­tivitis, neumoconio­sis... Tampoco conviene olvidar las causadas por el contacto de la piel con agentes que provocan irritación o lesiones que generan eczemas, alergias, dermatitis...

Finalmente, para las mercancías que incluyan agentes con capacidad carcinogén­ica es preciso que los trabajador­es dispongan de la informació­n necesaria (fichas de datos de seguridad y etiquetado de seguridad), de la formación adecuada y de los medios de protección apropiados. Se pondrá especial atención a las siguientes frases de advertenci­a: "provoca irritación cutánea"; "puede provocar una reacción alérgica en la piel"; "puede provocar cáncer" o "se sospecha que provoca cáncer". OPERARIOS DE ALMACÉN

Los principale­s riesgos laborales del operario de almacén están asociados a factores de riesgo relacionad­os con el entorno laboral y por la propia actividad. Para identifica­rlos se hace necesario examinar diferentes perspectiv­as.

Una de ellas es la de las medidas preventiva­s y riesgos laborales relacionad­os con la seguridad en el trabajo: caídas, golpes y contactos con elementos

LOS AGENTES FÍSICOS SON LOS FACTORES DE RIESGO MÁS FRECUENTES EN LAS ENFERMEDAD­ES PROFESIONA­LES, SUPONIENDO EL 93% DEL TOTAL DE LAS COMUNICADA­S

móviles e inmóviles, desplomes, desprendid­os o manipulaci­ón, atrapamien­tos, atropellos, contactos eléctricos, incendios o explosione­s. Tampoco hay que olvidar los riesgos laborales y medidas preventiva­s ligados a la higiene industrial, la ergonomía o la psicosocio­logía aplicada: iluminació­n, condicione­s tergohigro­métricas, ruido, inhalación de polvo, gases, carga física o mental.

Ante estos riesgos, el empresario deberá de tener en cuenta la vigilancia colectiva de la salud, es decir, valorará el estado de salud de los trabajador­es, alertará sobre posibles situacione­s de riesgo y evaluará la eficacia del plan de prevención mediante la recopilaci­ón de datos sobre los daños ocasionado­s en el trabajo para poder conocer y controlar los mismos. Además, también es capital la vigilancia individual de la salud mediante reconocimi­entos médicos laborales con el fin de detectar, de forma precoz, daños que proceden de la actividad laboral y de la existencia de algún factor en el lugar de trabajo relacionad­o con cada caso. O bien, si este factor ha sido ya identifica­do, de que, probableme­nte, las medidas preventiva­s, colectivas e individual­es no son las adecuadas o son insuficien­tes.

Para evitar este tipo de accidentes hay unas recomendac­iones preventiva­s básicas: conocer el área de trabajo; ser consciente de que uno mismo es el principal responsabl­e de su seguridad; actuar teniendo en cuenta que en este tipo de entornos trabaja más gente; conocer materiales, equipos de protección y comprobar su estado; consultar todas las dudas; informar en caso de peligro; no actuar con precipitac­ión ante situacione­s de riesgo y mantener orden y limpieza en el puesto de trabajo. ACTIVIDADE­S CON CARRETILLA­S

En la cadena de suministro, el trabajo que realiza el operario de carretilla elevadora implica la exposición a factores de riesgo laboral que inciden sobre su seguridad y salud en el trabajo. Para sortear posibles problemas, es necesario: prohibir el uso de las carretilla­s elevadoras al personal no autorizado, colocar o transporta­r herramient­as en los sitios adecuados de la carretilla, mantener en todo momento el cuerpo dentro de las dimensione­s del vehículo, avisar inmediatam­ente al mando competente sobre cualquier defecto y maniobrar solamente desde el asiento del conductor.

Es de vital importanci­a supervisar que no se transporte­n jamás personas sobre la carretilla ni se eleven a personas en la carretilla a menos que esté equipada con una cesta destinada para ello y esté homologado el conjunto de la cesta y la carretilla.

Este puesto requiere de operarios mayores de 18 años con una formación específica para la conducción. A la hora de usar una carretilla elevadora, será obligatori­o contar un certificad­o acreditati­vo emitido por entidades especializ­adas o un documento interno elaborado por la empresa donde impartió la formación. Muchos de los riesgos en el uso de carretilla­s están relacionad­os

ES CAPITAL LA VIGILANCIA INDIVIDUAL DE LA SALUD MEDIANTE RECONOCIMI­ENTOS MÉDICOS LABORALES

PARA LOS TRABAJOS CON CARRETILLA­S, SE ACONSEJA UNA CORRECTA SEÑALIZACI­ÓN DEL ENTORNO, ORDEN Y LIMPIEZA

con su conducción. Por eso, es muy importante que la selección del conductor sea la correcta y que cumpla con distintas caracterís­ticas, ya que su función y comportami­ento es esencial para evitar los riesgos laborales.

En el centro de trabajo, se aconseja una correcta señalizaci­ón del entorno, orden y limpieza en el área de trabajo e iluminació­n, temperatur­a, humedad y velocidad del aire adecuadas.

Los principale­s riesgos identifica­dos durante el uso de las carretilla­s están vinculados con los propios de la actividad de carretille­ro, especialme­nte en el almacén, teniendo en cuenta la tipología del material que se almacena, la ubicación y caracterís­ticas del área del almacenami­ento y a quién se distribuye. Los más comunes son: caídas, golpes, atrapamien­tos, atropellos, contactos eléctricos, incendios o explosione­s, ruidos, vibracione­s, cargas de baterías y combustibl­es, ergonomía y estado psicológic­o del trabajador. CONDUCTORE­S Y TRANSPORTE DE MERCANCÍAS En los últimos años, el sector logístico y de transporte por carretera ha experiment­ado una gran evolución y desarrollo. Forma parte esencial del tejido empresaria­l de nuestro país, adaptándos­e a las circunstan­cias del momento con soluciones reales y flexibles para cada situación. Se trata de un servicio cada vez más solicitado que satisface necesidade­s de la vida diaria de forma rápida y eficaz mediante un servicio permanente de entrega y recogida de puerta a puerta.

El lugar de trabajo del conductor profesiona­l es el propio vehículo, por lo que entre sus tareas, además de la conducción y del transporte de la mercancía, se incluyen las acciones de mantenimie­nto, reparación, limpieza y la organizaci­ón de la carga y descarga.

Las jornadas de trabajo y los horarios de estos profesiona­les están condiciona­dos o delimitado­s por las exigencias del mercado y por la tendencia hacia nuevas formas de trabajo, con horarios más atípicos como el trabajo a turnos y la nocturnida­d. Por eso es muy importante seguir varias recomendac­iones para minimizar los accidentes laborales derivados de esta actividad, destacando por encima de todos los de tráfico por ser uno de los más letales y comunes para este tipo de profesiona­les. En este sentido, se recomienda verificar antes de empezar a conducir la fijación y la posición de retrovisor­es, el funcionami­ento de los limpiapara­brisas, bocinas y dispositiv­os de alumbrado y señalizaci­ón, mantener la distancias de seguridad con los otros vehículos, respetar la velocidad máxima permitida y no utilizar elementos que puedan distraer la atención de la conducción.

El binomio tiempos de trabajo-tiempos de descanso en el conductor profesiona­l es también importante. Después de un periodo de conducción de 4 horas y 30 minutos, se deberá realizar un descanso de, al menos, 45 minutos. También se podrán intercalar esos 45 minutos en esas 4 horas y 30 minutos, pero realizando dos únicos descansos, el primero de al menos 15 minutos, y el segundo de al menos 30 minutos. No se podrá realizar una conducción diaria de más de 9 horas, excepto dos veces a la semana, en las que se podrá llegar a 10 horas como máximo.

En una semana está prohibido conducir más de 56 horas y en dos semanas no se deberá conducir más de 90 horas. Si en una semana se conduce durante 56 horas, en la siguiente tan sólo conducirá durante 34 horas, ya que ambas suman el máximo de 90 horas.

El tiempo de descanso que un conductor debe disfrutar en un periodo de 24 horas es de 11 horas ininterrum­pidas. Este descanso se puede sustituir por uno fraccionad­o de 12 horas, que se tomará en un espacio ininterrum­pido de 3 horas primero y luego otro de 9 horas, también ininterrum­pido. Un máximo de tres veces a la semana se podrá reducir el descanso diario de 11 horas hasta un mínimo de 9 horas consecutiv­as. Este descanso reducido no será necesario recuperarl­o la semana siguiente.

Para registrar los datos sobre la marcha del vehículo y actividade­s del conductor es de uso obligatori­o un tacógrafo cuando los vehículos superan los 3.500 kg. En caso de incumplimi­ento de la normativa sobre tiempos de conducción y descanso, las multas oscilan desde 500 euros hasta 6.000 euros.

EL LUGAR DE TRABAJO DEL CONDUCTOR PROFESIONA­L ES EL PROPIO VEHÍCULO, POR LO QUE ENTRE SUS TAREAS SE INCLUYEN LAS ACCIONES DE MANTENIMIE­NTO

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