ESTRÉS, UN MAL COMPAÑERO
SeLa profesora de los Estudios de Economía y Empresa experta en recursos humanos Eva Rimbau constata que pocas empresas tienen programas para reducir el estrés que tengan en cuenta el género y propone algunas medidas que podrían llevarse a cabo. En cuanto a las mujeres, propone crear programas para eliminar la brecha de género en las retribuciones, realizar auditorías para garantizar que las mujeres no estén en desventaja en cuanto a oportunidades de formación y desarrollo o poner en marcha acciones de mentoría (mentoring) para ofrecer apoyo social. Por su parte, la investigadora del grupo de investigación GenTIC de la UOC, Lídia Arroyo, pone el énfasis en la maternidad como un factor de estrés para las mujeres, especialmente cuando también son trabajadoras. Y, si esto pasa —dice—, es por la "persistencia del modelo del salario familiar", que se traduce en que uno de los miembros del hogar, tradicionalmente el hombre, está plenamente disponible para el trabajo productivo y aporta los ingresos económicos principales, mientras que la mujer se encarga del trabajo de cuidado y de casa. En el caso de los hombres, la profesora de la UOC sugiere diseñar intervenciones orientadas a disminuir la tensión del rol, ayudándoles a explorar su propio desarrollo emocional, o pensar medidas para ayudarles a descubrir las limitaciones de la "masculinidad corporativa" y a desarrollar un enfoque más equilibrado de la vida. Facilitar la conciliación entre vida laboral y personal también sería una actuación que apoyaría esta revisión de los roles masculinos y, por lo tanto, reduciría el estrés de los hombres, constata la experta.