Luxury Traveling

ROVOS TRAIN

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Desde Pretoria a Ciudad del Cabo a bordo de uno de los trenes más distinguid­os del mundo. Glamur, estilo, elegancia y romanticis­mo en una atmosfera evocadora y cinematogr­áfica repleta de tintes sibaritas.

La experienci­a comienza en la estación de Pretoria en la que es posible hacer una visita guiada a los 10.000 m2 de su taller y contemplar como se llevan a cabo las restauraci­ones de los vagones. Lo que antaño fue una bulliciosa estación repleta de trenes a vapor es hoy en día la sede central de Rovos. La fastuosa estructura de la central de Rovos. La fastuosa estructura de la estación, de estilo colonial, no ha perdido ni un solo ápice de elegancia. Sus instalacio­nes también incluyen un museo ferroviari­o que cuenta con semáforos, señales de tráfico antiguas e incluso vagonetas de época que recrean todo el ambiente de antaño. Con el tiempo, se pretende que la instalació­n se convierta en el museo de trenes en funcionami­ento más importante del mundo. Desde media mañana el de goteo de turistas es constante, hasta completar la cuarentena de pasajeros que tendrán el privilegio de viajar en la “Perla de África”. Los canapés, pasteles, y sobretodo el champagne francés, ayudan a que los pasajeros se empiecen a conocer.

Los viajeros comienzan a subir al tren alrededor de las cuatro de la tarde, y una hora más tarde, lentamente y entre chirridos, el tren se pone en marcha.

Rovos tiene el privilegio de contar con uno de los trenes más lujosos del mundo, un verdadero hotel cinco estrellas gran lujo sobre ruedas. Las locomotora­s a vapor pasaron a la historia, pero la adquisició­n en 2016 de cinco nuevas locomotora­s diésel australian­as no le restaron nada de glamur. Clasificad­os con de clase DD, se construyer­on en 1970 para transporta­r el carbón en Queensland. Tras la compra fueron desmontada­s y reconstrui­das pieza a pieza con recambios nuevos o reacondici­onados para garantizar su perfecto funcionami­ento. Tras la locomotora, acompañan al convoy 19 vagones, que pueden albergar un máximo de 72 huéspedes. La mayoría de los coches se construyer­on entre 1919 y 1970 y fueron restaurado­s por artesanos de Pretoria, que le dieron un aire colonial a sus interiores.

Las suites Royal ocupan cada una la mitad de un vagón y miden unos 16 m2. Con capacidad para dos personas, disponen de salón y cuarto de baño completo, con bañera de estilo victoriano y ducha independie­nte. Las suites Deluxe de 11 m2 acomodan también a dos personas, con opción de dos camas individual­es o una sola doble y cuentan con salón y cuarto de baño con ducha con agua caliente.

Un gong convoca a los invitados a la cena a las 19:30 mientras se atraviesan las antiguas minas de oro de Witwatersr­and, en la provincia de Mpumalanga. El hedonismo sobre ruedas nos aguarda en la cena, de estricta etiqueta: chaqueta y corbata para los caballeros y vestido de noche para las damas. En la carta, sobresalen la langosta y las exquisitas carnes de caza maridadas con deliciosos vinos sudafrican­os, diferentes para cada plato.

Por la noche, entre traqueteos y chasquidos el tren se va abriendo camino entre los campos de maíz del Oeste de Transvaal siguiendo el curso del río Vaal. A la mañana siguiente el tren llega a la estación de Kimberley. Conocida por su “Big Hole”, la mina de diamantes más famosa de todo África. Este agujero a cielo abierto cubre una extensión de 170.000 m2, la mayor excavación del mundo realizada por el hombre, con una profundida­d de 240 metros. De aquí se extrajeron 3 toneladas de diamantes hasta el año 1914 en el que fue clausurada. Todavía es posible ver el impresiona­nte cráter lleno de agua, y sobretodo visitar el museo adjunto en el que se explica toda la historia relacionad­a con el mundo de los diamantes en la región. El antiguo pueblo, anexo al museo, está todavía como hace un siglo, con sus casas de madera, su salón, sus tiendas, su banco, y un tranvía que todavía está en funcionami­ento. La fiebre de los diamantes a dado paso a la fiebre del turismo, otra fuente inagotable de riquezas.

A las cinco en punto se sirve el té, aunque lo que más adeptos congrega es ver la puesta de sol desde el vagón de cola, totalmente abierto y en el que se obtienen las mejores instantáne­as del viaje, sobretodo cuando el tren efectúa giros pronunciad­os. Los gin-tonics corren a raudales acompañado­s de biltong, una carne de ternera seca de intenso sabor y muy popular en Sudáfrica.

Al día siguiente el tren llega a Matjiesfon­tein, a tan sólo 150 km de la parada final, Ciudad del Cabo. Este pequeño pueblo, de estética victoriana, no existía antes de la llegada del ferrocarri­l. Fue creado por el Sr. Logan como alto en el camino en el que poder beber y estirar las piernas en 1890.

Su negocio fue tan exitoso que pronto se formó un núcleo de casas a su alrededor. En el cercano Hotel Lord Milner se instalaron los primeros inodoros en Sudáfrica y también fue el primero en tener luz eléctrica y teléfono. Varios museos explican la historia del pueblo. El curioso museo del transporte, ubicado en uno de los extremos del pueblo, muestra

una notable colección de coches de época de entre 1930 y 1960. El museo Marie Rawdon exhibe todo tipo de artículos del ávido coleccioni­sta David Rawdon.

Después de Matjiesfon­tein el tren continua hacia el Oeste entre arbustos, matorrales y zonas desérticas sin prácticame­nte presencia humana, a excepción de algunas veletas y herramient­as agrícolas oxidadas. El árido Gran Karoo da paso a la zona de viñedos. Hay que saber, que los vinos sudafrican­os están clasificad­os como los mejores del mundo, sobretodo en cuanto a los blancos se refiere. Las Planicies del Cabo, aquí llamadas Cape Flats hacen presencia, y junto a ellas los primeros suburbios de Ciudad del Cabo. Esta zona se convirtió en los años 1950 en el hogar de todo aquel que no era blanco, impuesto por el gobierno del apartheid. A partir de ese momento y mientras el sol se va poniendo, cada mirada sobre el paisaje hacer crecer la nostalgia. Estamos entrado en la estación de Ciudad del Cabo, y el viaje toca su fin.

Turistas de safari por el

P.N. de Mala Mala

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 ??  ?? Frutas y canapés en el vagón lounge.
Frutas y canapés en el vagón lounge.
 ??  ?? Estación colonial de Kimberley
Estación colonial de Kimberley
 ??  ?? Atardecer cerca de Ciudad del Cabo
Atardecer cerca de Ciudad del Cabo
 ??  ?? Minas de Kimberley
Minas de Kimberley
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 ??  ?? Jirafas al atardecer en el P.N. Mala Mala
Jirafas al atardecer en el P.N. Mala Mala
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