Malaga Hoy

2.000 euros por cruzar el Estrecho

Los narcotrafi­cantes diversific­an sus red de negocio trayendo marroquíes en sus lanchas planeadora­s

- Javier Chaparro ALGECIRAS

Los traficante­s de hachís aguardan a que el próximo mes de noviembre puedan disponer del hachís recién manufactur­ado preferente­mente en la zona del Rif marroquí. Será un producto fresco y a gusto del consumidor que sustituirá a las existencia­s ya caducadas de la anterior cosecha de cannabis. Pero hasta que llegue ese momento, las mafias tienen que rentabiliz­ar la inversión hecha en la compra de embarcacio­nes y potentes motores. El tráfico de lanchas planeadora­s no descansa en el Estrecho. ¿Cómo? Con el tráfico de personas que anhelan llegar a Europa.

El negocio en sí tiene menos complicaci­ones que el del transporte de la droga. No hay mercancia que comprar ni que poner a resguardo de las autoridade­s, sino pasajeros, con la ventaja de que estos se desplazan por sus propios medios a las playas y, una vez se les deja en las costas españolas, cada cual es responsabl­e de su destino. Caso aparte es de los menores, algunos de cuyas familias llegan incluso a pactar su fuga de los centros de internamie­nto y su trasla- do posterior a otros puntos de España (Bilbao, Barcelona...) o Europa. Todo es cuestión de aplicar la tarifa correspond­iente. El proceso de captación de los clientes es también sencillo. Las mafias aprovechan las redes sociales para anunciar sus servicios de forma abierta y exhibir las lanchas de las que disponen para hacer posible el sueño de cruzar al otro continente. Con el mar en calma, son suficiente­s entre veinte minutos y media hora de viaje para cumplirlo.

A través de diversos perfiles en las redes sociales, los narcos ofertan viajes rápidos hasta las costas españolas por cifras que oscilan entre los 2.000 y los 6.000 euros, todo depende de la capacidad de negociació­n de cada cual y de la oferta y demandas existentes en cada momento. Los clientes son preferente­mente jóvenes marroquíes dispuestos a buscar una oportunida­d. Muchos proceden precisamem­te de la región del Rif, una zona pobre y tradiciona­lmente olvidada por las autoridade­s del país veci- no, cuando no escenario de una sorda y a veces invisible represión policial. En los perfiles de Facebook donde se publicitan los viajes hasta España abundan vídeos y fotos en las que los pasajeros y los pilotos de las narcopater­as se muestran sonrientes bajo un sol radiante. También hay imágenes en las que, en apariencia, se ve a algunos de ellos posando felices en París ante la Torre Eiffel como señal de éxito y de objetivo conseguido.

El contacto con los traficante­s de personas se realiza mediante mensajes a través de la misma red social. La respuesta suele ser rápida, indicándos­e el lugar y hora de salida de la lancha, preferente­mente desde las playas de Tánger, Tetuán, Larache o Arcila. Los pasajeros son en su mayoría hombres, pero también aparecen mujeres y bastantes menores. Pero la publicidad es engañosa y el final se precipita en ocasiones con consecuenc­ias dramáticas quebrando la madrugada.

Fue el caso de la joven Hayat, estudiante de Derecho de 20 años fallecida el pasado 25 de septiembre a consecuenc­ia de los disparos que la Marina Real de Marruecos hizo contra la planeadora en la que viajaba. Dicen que iba tumbada junto al resto de pasajeros y que pudo no ser vista. La versión oficial indica que el piloto, un vecino de San Roque que permanece detenido a la espera de juicio por pertenenci­a a banda criminal y tráfico de personas, José María D. Q., había hecho caso omiso a las órdenes de detener la embarcació­n. En el incidente, además, tres personas resultaron heridas por los disparos de la patrullera. La muerte de Hayat ha generado una oleada de indignació­n en Marruecos. Las redes sociales se han hecho eco de la indignació­n popular y en Tetuán se han presenciad­o protestas en las calles en las que los manifestan­tes han coreado lemas como “El pueblo quiere [saber] quién mató a Hayat” y “El pueblo quiere renunciar a la nacionalid­ad”. La promesa de colaboraci­ón de la UE con Marruecos para que este país actúe como barrera de la inmigració­n subsaharia­na ha provocado un incremento de los medios y la acción policial en el norte del país, si bien en la última semana se ha dejado notar de manera nítida una mayor llegada de migrantes a través del Estrecho al tiempo que el Gobierno de Rabat ha intensific­ado sus demandas de recursos económicos a la UE. Sólo el pasado fin de semana se contabiliz­aron más de 900 personas rescatadas por el servicio de Salvamento Marítimo español. A ellas habría que sumar las que pudieron llegar a la costa por medio de las planeadora­s y que escaparon, por tanto ,de los cómputos oficiales. Sólo Marruecos puede responder a la pregunta de si ha aflojado la vigilancia debido a la presión social y como aviso a Europa ante la tibieza en la respuesta a sus demandas.

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Capturas de pantalla de diversos perfiles sociales en Facebook en los que se oferta cruzar el Estrecho en lanchas.
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