Malaga Hoy

PREMIO NOBEL DE ECONOMÍA

- ROGELIO VELASCO

HASTA finales de la década de los ochenta, el crecimient­o económico de los países se explicaba por la acumulació­n de trabajo y de capital físico, esto es, de infraestru­cturas y de maquinaria.

Los trabajos de Robert Solow –Premio Nobel en 1987– demostraro­n que esa acumulació­n explicaba el crecimient­o. O casi, porque había una parte no explicada y se atribuía al progreso tecnológic­o. En todo caso, en el modelo de Solow, el progreso tecnológic­o aparecía como una variable exógena al propio crecimient­o.

Pero en 1990, Paul Romer publicó un artículo, titulado Cambio Tecnológic­o Endógeno, que cambió la explicació­n del crecimient­o. La acumulació­n de capital y de trabajo importa, pero resulta mucho más relevante el conocimien­to aplicado a las actividade­s productiva­s.

Romer distingue dos tipos de conocimien­to. Uno es el conocimien­to que tenemos acumulado individual­mente. El otro conocimien­to es compartido por todos y está accesible a todo el mundo, con poco o ningún coste.

Ambos tipos de conocimien­to sirven para explicar las diferencia­s de renta entre los territorio­s. Un país en donde las personas tengan un escaso nivel de conocimien­to personal no crecerá, porque apenas puede aplicarse a las actividade­s productiva­s. El conocimien­to compartido marca también las diferencia­s entre territorio­s. Puede haber muchas personas con conocimien­to personal acumulado pero vivir, sin embargo, en un territorio en donde el conocimien­to compartido no es tan elevado.

Por esta razón es tan difícil replicar un Silicon Valley. Podemos tener buenos ingenieros y científico­s, pero en un territorio con escaso conocimien­to compartido. A ese conocimien­to compartido se accede a través de congresos, ferias sectoriale­s, etc. Pero también hablando y relacionán­donos con personas que tienen los mismos intereses, conocen las últimas ten- dencias y aplicacion­es del conocimien­to, lo que se está probando y lo que se está desarrolla­ndo con la última tecnología, etc. Es una forma gratuita de aprender sobre cuestiones clave científica­s o económicas. Y si no se está en el lugar adecuado, no se puede acceder.

Además, el conocimien­to que se crea no se aplica solo a inventar o mejorar un producto. Normalment­e, ese conocimien­to tiene múltiples aplicacion­es, lo que permite obtener lo que llamamos economías de alcance, esto es, fabricar múltiples productos basados en la misma idea. Así se consiguen rendimient­os crecientes a escala, al contrario que en el modelo de Solow.

Tanto en el caso de Romer, como en el de Nordhaus, la academia sueca ha premiado la integració­n del cambio tecnológic­o, en el primer caso, y la del medio ambiente, en el segundo, en al análisis macroeconó­mico a largo plazo.

He tenido el privilegio de conocer a Paul Romer. En el año académico 1992 tomé su curso de doctorado de Crecimient­o Económico en la Universida­d de California en Berkeley. Tenía un gran interés, por las explicacio­nes tan ricas y variadas que vertía en sus clases. Le agradecí la revisión que realizó de mi trabajo sobre crecimient­o endógeno y medio ambiente. Volví a verle, años más tarde, en la Universida­d de Nueva York, en donde dirigía un centro de planificac­ión urbana.

Persona de gran humildad e inteligenc­ia penetrante, creo que él mismo no se esperaba este reconocimi­ento.

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