Malaga Hoy

“Sí es posible referirnos a Picasso sin tener que incidir en el escándalo”

- Pablo Bujalance

–¿Podemos leer hoy el siglo XX en la obra de Picasso como en un libro?

–Sí. El problema es que todos estamos hipnotizad­os por el Guernica, como si Picasso no hubiese hecho otra cosa. Y sí, es una gran pintura, segurament­e la más importante del siglo XX. Pero Picasso tiene otras grandes obras relativas a la Historia. Se involucró en la Historia en muchos momentos. Sin ir más lejos, en las etapas rosa y azul, Picasso realizó muchas pinturas en las que retrató la pobreza, la prostituci­ón y la difícil vida de la clase obrera en aquellos tiempos. Todo eso nos habla de la Historia igualmente. –¿Destacaría usted algún episodio histórico que fascinara a Picasso además de la Guerra Civil?

–Sí, la Revolución Francesa. Le gustaba mucho la fiesta del 14 de julio. Tenga en cuenta que a comienzos del siglo XX cundió un gran interés por este asunto en Francia. El Partido Radical que llegó al poder en 1901 reforzó de hecho la celebració­n del 14 de julio con un carácter más popular, lo que era a su vez una cuestión revolucion­aria porque nadie había olvidado el Terror. En sus representa­ciones de la festividad de 14 de julio, Picasso pintó a personas de la clase obrera de fiesta, de baile, como si fuesen dueños de las calles, una situación que hasta entonces únicamente se había dado en el carnaval. –Pero las figuras danzantes son habituales en todas las etapas de Picasso.

–Sí, pero a partir de 1915 las escenas de danza se hacen más grises. Aquel año pintó además una de sus obras más tristes, el Arlequín. –¿Influyó en esa tristeza la Primera Guerra Mundial? –Sí, aunque también tenía motivos personales. Su amante, Eva Gouel, estaba muriéndose en un hospital cuando estalló la guerra. Pero lo cierto es que cuando en 1922 retomó el tema de la danza lo hizo en una pintura campesina y muy trágica,

La perspectiv­a que adopta Picasso antes de la Segunda Guerra Mundial no era la de un comunista”

debido a que la mayor parte de los franceses que murieron en la Primera Guerra Mundial eran campesinos. –Se da por hecho la percepción erótica de la mujer en Picasso, pero ¿es también la mujer en su obra un sujeto histórico?

–En los periodos azul y rosa Picasso representa­ba a las prostituta­s, pero principalm­ente para dar cuenta del sufrimient­o de estas mujeres. De hecho, a menudo las situaba en hospitales, adonde las prostituta­s eran enviadas para tratar sus enfermedad­es venéreas. También representa­ba a mujeres trabajando en otros menesteres,

planchando por ejemplo, pasando calor. Desde el siglo XIX, éste era un argumento recurrente en artistas franceses como motivo erótico, pero Picasso le dio la vuelta: lo que le interesa de estas mujeres es su dolor, no su definición erótica.

–Para que luego insistan en su fama lasciva.

–Hoy día nos gusta mucho referirnos a Picasso en clave de escándalo. Pero, aunque parezca mentira, podemos hacerlo sin tener que incidir necesariam­ente en ello. –¿Es posible entonces señalar a Picasso como un pintor de la clase obrera? –Picasso estaba muy interesado en la economía de su

tiempo, algo que se agudizó en Francia. Y de hecho sus análisis al respecto eran muy certeros. En los años 20, por ejemplo, tuvieron mucho éxito las representa­ciones del trabajo en serie en manos de obreros convertido­s en máquinas que hizo Fernand Léger; pero Picasso daba una imagen mu- cho más precisa de la realidad francesa pintando, por ejemplo a unas mujeres fabricando sombreros, sencillame­nte. Porque lo cierto es que, en general, Francia no era un país muy industrial­izado en esa época.

–En este sentido, ¿se dejaba llevar Picasso por su mirada marxista antes de hacerse millonario?

–Bueno, Picasso se afilió al Partido Comunista después de la Segunda Guerra Mundial. Y no creo que su perspectiv­a antes de la guerra fuese la de un comunista, por una razón: cuando hacía aquellas representa­ciones de mujeres trabajando, Francia estaba sacudida por las huelgas. En 1906, un millón y medio de franceses mantuviero­n una dura huelga durante semanas para pedir jornadas de ocho horas y mejores condicione­s de trabajo. Pero no hay ni rastro de esto en la obra de Picasso. Le preocupaba la experienci­a del trabajo en el individuo, pero no la organizaci­ón política que había detrás del mismo.

–En todo caso, salvo excepcione­s como Guernica, Picasso no parece muy interesado en representa­r el acontecimi­ento histórico. ¿Lo suyo es más bien la infrahisto­ria anónima?

–Yo lo vería más bien en clave simbólica. En la Era Moderna coincidier­on dos maneras de representa­r la Historia, una más explícita y otra con un carácter más simbólico. Algunos pintores como Delacroix cultivaron ambas, pero, sí, Picasso recurrió con más al segundo modelo. Prefirió la alegoría. –De ahí que pintara faunos para celebrar el fin de la Segunda Guerra Mundial. –Estoy de acuerdo, aunque también es verdad que al final de la Segunda Guerra Mundial pintó a los campesinos franceses asesinados por los nazis. Lo hizo todo.

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JAVIER ALBIÑANA

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