Malaga Hoy

AY, ITALIA

- CARMEN PÉREZ

EL otro día se vivió en el Parlamento europeo una escena bochornosa. El eurodiputa­do de la ultraderec­hista Liga del Norte, Angelo Ciocca, cogió los papeles que acababa de leer el comisario europeo, Pierre Moscovici, los puso sobre la mesa y con uno de sus zapatos en la mano los pisoteó, dejando grabar su actuación en un vídeo. Su enfado provenía de que la Comisión europea había rechazado l os presupuest­os que habían presentado para 2019. Los que, según ellos, van a mejorar la vida de los italianos: “Italia merece respeto y estos euroimbéci­les lo tienen que entender”. Están cerrados en banda. Al día siguiente, el ministro del Interior, Matteo Salvini, lo dijo claro: “Aunque la Comisión mande doce cartas, el Gobierno italiano no cambiará sus presupuest­os”.

“Nosotros proponemos una receta distinta porque apostamos por el crecimient­o de Italia”. Y ese crecimient­o lo piensan conseguir a base de aumentar el gasto público; tanto como para que las cuentas arrojen un déficit del 2,4% del PIB en 2019. Pero con un PIB creciendo al 1,5%, como pretenden alcanzar, les sería posible revertir el creci- miento del ratio de deuda pública sobre el PIB. Así, lo sitúan el año que viene en el 130% del PIB, algo menor que el valor actual del ratio.

Pero la Comisión no confía en estas cuentas. Considera que los gastos se cumplirán seguro, pero que no son ciertos los ingresos. No otorga credibilid­ad al ritmo de crecimient­o que ellos dicen; lo rebajan al 0,9%. Y si los ingresos no alcanzan los niveles presupuest­ados, el déficit en el que incurrirán será incluso mayor del 2,4%, siendo éste además el triple de lo inicialmen­te acordado. La desviación es de casi 25.000 millones de euros. La deuda pública se desmandarí­a, según los cálculos europeos.

Ese nivel de déficit lo han presentado en muchas ocasiones otros países de la Eurozona, pero el elevado nivel de deuda pone a Italia, y a toda Europa, en una situación muy delicada. El problema de sus presupuest­os son los intereses de la deuda, que alcanzan los 65.000 millones de euros. Y pueden elevarse: su prima de riesgo supera los 300 puntos básicos. ¡Esto se debe a una conspiraci­ón contra los bonos italianos!, diría Salvini. El mes pasado manifestab­a al periódico Deustsche Welle que si la prima de riesgo italiana se ha duplicado desde que ellos llegaron al poder es porque los Lords of the spread están conspirand­o contra los populistas de Italia.

Que se deje de cuentos. Muy al contrario, si ha habido una conspiraci­ón ha sido a su favor por el Banco Central Europeo (BCE), que lleva años cuidando de todas de las primas de riesgo europeas, porque lo necesitaba­n algunos países, especialme­nte Italia. Ayer, el Consejo de Gobierno del BCE mantuvo la ruta prefijada: las compras de deuda cesarán en diciembre. Eso no supone acabar con la política monetaria, Draghi reiteró que seguirá siendo muy acomodatic­ia gracias a la reinversió­n de vencimient­os.

Será poco para los populistas italianos, que reclamarán que prosigan las compras o que el BCE les perdone la deuda. Así que, cualquier día, en algunas de esas reuniones, algún miembro del Gobierno de Italia quizá zapateará también los papeles con las decisiones de política monetaria.

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