Malaga Hoy

Caja Rural del Sur arranca una sonrisa a todo

El monologuis­ta Eduardo Aldán reflexiona de forma distendida sobre el avance de la sociedad y el paso de los años

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CAJA Rural del Sur ha sido protagonis­ta en esta Fruit Attraction, tanto por su labor en esta feria, donde ha estado en contacto constante con todos sus clientes, a los que ha apoyado en este evento tan importante, como por el acto que llevaron a cabo en el que la diversión fue la nota predominan­te.

El subdirecto­r de Caja Rural del Sur, Eduardo Rodríguez, fue el encargado de dirigirse en primer lugar a los presentes en este acto, para asegurarle­s que los minutos que venían iban a ser desternill­antes. Y el humorista vasco Eduardo Aldán no falló. Con su espectácul­o La hora del recreo, basado en su monólogo Espinete no existe, el artista fue capaz de cambiar los gestos de cansancio y seriedad por las negociacio­nes, por otros en las que las sonrisas eran la tónica dominante. Fue algo más de media hora en la que no se habló del campo, la agricultur­a pasó a un segundo plano y todo se focalizó en los chistes y las bromas. Hacía falta algo así y Caja Rural del Sur tuvo la magnífica idea de planificar­lo en este segundo día de feria, poco antes de la comida para ir al almuerzo con el buen rollo metido en el cuerpo.

A Aldán le costó un poco ganarse a la gente, pues en un primer momento impacta a alguien que cambie las negociacio­nes diarias por el negocio de la risa. Pero conforme empezó a recordar la infancia, las carcajadas no tardaron en lle- gar. Como no podía ser de otra manera, el primer protagonis­ta que apareció en la boca del monologuis­ta fue Naranjito, la carismátic­a mascota del Mundial 82 de fútbol, que se celebró en España. A par tir de ahí, los Fr uitis o los clásicos Juegos Educa [quién no los ha tenido de pequeño y se ha pasado horas y horas creyéndose ser mago] fueron calentando al público, deseoso de que los minutos no pasaran y el divertido espectácul­o se prolongara lo más posible, pese a que ya era casi la hora de comer.

Con la gente en el bolsillo, Eduardo Alzán, sacó una pequeña caja de los recuerdos, en cuyo interior había productos que hizo que la gente recordara sus tiernos años mozos, con aquellas ranas de lata que simulaban su croak croak cuando las apretabas o aquellos caramelos Sugus que endulzaron la infancia de todos los niños de la generación de Espinete. Y en el pequeño, pero acogedor stand de Caja Rural del Sur, había muchos.

Poco a poco se acercaba la hora del final y el humorista vasco cerró el entretenid­o número con unas canciones, que hicieron perder la vergüenza a todo aquel al que no le guste hablar en voz alta. Así, en un primer momento sacó a relucir a los clásicos Gabi, Fofo y Miliki, los Payasos de la Tele, recordando a don Pepito y don José y el broche de oro lo puso el público, animándose a cantar el estribillo de D’Artacán y los tres mosqueperr­os. Palmas, risas y agradecimi­entos a Caja Rural del Sur por planificar este acto.

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J. ALONSO El público siguió con gran atención la actuación del monologuis­ta.
 ?? J. A. ?? Eduardo Aldán, en plena actuación en el ‘stand’ de Caja Rural del Sur en Fruit Attraction.
J. A. Eduardo Aldán, en plena actuación en el ‘stand’ de Caja Rural del Sur en Fruit Attraction.
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