Malaga Hoy

“En ‘Tiburón’ el animal no se ve, se sustituye por la música”

El granadino ha puesto música a la banda sonora de ‘Sin fin’, la nueva película de los hermanos Alenda que se estrena la próxima semana

- Belén Rico GRANADA

Sergio de la Puente firma la banda sonora de Sin fin, película protagoniz­ada por Javier Rey y María León y dirigida por los hermanos Alenda que se estrenará el próximo día 31. El músico granadino, uno de los referentes en el mundo de la composició­n para cine en España, vuelve a un terreno en el que se mueve como pez en el agua y que tantas satisfacci­ones le ha dado: suya es también la música de cintas como Extraordin­ary tales of Allan Poe, Azul y no tan rosa, Amigos, La dama y la muerte o El lince perdido, con las que ha viajado a las ceremonias de los Goya o los Oscar. Su dilatada experienci­a incluye tres trabajos discográfi­cos de estudio con composicio­nes propias – El fuego vivido, Bajo la ciudad y Cabot Cove– en los que ha colaborado con la Orquesta Sinfónica de Bratislava y artistas como Ara Malikian, Víctor Merlo o Robert O’Connor, entre otros. Y como pianista ha compartido escenario con artistas como Dulce Pontes, Michael Giacchino, Lisbeth Scott, Estrella Morente o Philippe Rombí. –¿Cómo surgió la oportunida­d de poner música a Sin fin?

–Yo siempre les he hecho la música a los hermanos Alenda porque tenemos un imaginario común. Esto surgió hace años a raíz de un cortometra­je para el que les hice la música: Not the end. Y de ese corto salió esta película, una historia de la que yo ya estaba enamorado y más cuando leí el guión.

–¿Cómo ha sido el proceso de trabajo con unos viejos conocidos como los directores?

–Sobre el guión puse las primeras notas, los leitmotiv, las ideas centrales de la banda sonora. Y con las imágenes finales, con el montaje entero de la cinta, vas escribiend­o la música: ves las secuencias que necesitan ayuda y las que no. –Selecciona­r las escenas a las que se le debe poner música, ¿es muy difícil?

–Es un trabajo apasionant­e porque no sólo hay que sentarte a componer la música, también hay que saber selecciona­r las partes que se visten. Lo importante es que el resultado sea nivelado, en un equilibrio perfecto para que no quede nada saturado ni dejar de subrayar algo que sí lo necesita.

–¿Ha sido completame­nte libre en ese proceso o ha tenido directrice­s de los hermanos Alenda? –Normalment­e me siento con los directores y siempre hay alguna discusión porque cada uno tiene su idea de la música. Por ejemplo, ellos me podían decir que una se- cuencia necesitaba música y yo les contestaba que si ella está llorando no hace falta más. En otros casos era al revés, yo les decía que la música ayudaría a la gente a entender mejor la secuencia, a transmitir, por poner otro ejemplo, si un personaje tiene miedo. En Tiburón el animal no se ve, se sustituye por la música. Era Spielberg el que siempre decía que en E.T. lo que hace volar las bicicletas no son los efectos especiales, es la música. –¿Todos los directores funcionan de esta manera?

–Depende, en general la propia cinta te pide la música. Hay oca- siones en las que los directores realizan un montaje con música de otras películas para que el compositor vea el efecto que buscan pero hay otros que no proponen nada. Los Alenda suelen ser de los que proponen. Me dicen: “Queremos este tipo de música”. A veces yo les digo: “Vale, esta es vuestra visión pero voy a acercarme a ella desde la mía”. Al final una película es un trabajo en equipo, de mucha gente. Igual que una obra de teatro. –Usted que ha trabajado con numerosas compañías con mucho peso, como Yllana, ¿qué diferencia encuentra entre vestir imágenes de cine y escenas de teatro? –Al principio creía que había mucha diferencia pero al final tienes que transmitir emociones. Lo que sí cambia en teatro, a diferencia del cine, son los tiempos de producción. Incluso hasta el día antes del estreno se puede modificar. Eso te permite jugar más. Incluso después se puede revisitar la música si la reacción del público no es la que se espera. Pero el presupuest­o es mucho menor.

–¿Qué diferencia hay entre trabajar con imágenes reales, como en este caso, o con las de animación, como ocurrió con el proyecto de La dama y la muerte?

–Cada película es un mundo. También depende mucho del tipo de género porque no es lo mismo hacer terror –que es lo que más me gusta–, que drama. El cine de animación lo que necesita es mucha más música: si las cintas de imagen real tienen un 40 ó un 50% de música, las de animación requieren un 90%. Tampoco es lo mismo trabajar con una orquesta sinfónica porque es un trabajo más lento pero más espectacul­ar.

–¿Cuáles han sido las exigencias de la música de Sin fin?

–Es una historia de amor, necesitába­mos muchos menos instrument­os porque realmente hay dos personajes. Es más intimista porque no hay grandes escenarios ni grandes aventuras. Utilicé muchos teclados y sintetizad­ores porque viajan en el tiempo, están en los años 90 y la tendencia era este tipo de sonido. Opté por grabar el 90% de los instrument­os yo, aunque hubo algunas guitarras, si había algún virtuosism­o, que grabó Ana Franco. Estoy muy contento con esta banda sonora porque tenía el control musical. Incluso en el tema de arreglos no tenía que estar cogiendo músicos y haciendo partituras. Iba yo probando.

Spielberg siempre decía que en ‘E. T.’ lo que hace volar las bicis no son los efectos especiales, es la música”

El cine de animación necesita mucha más música y tampoco es lo mismo trabajar con una orquesta sinfónica”

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M. G. Sergio de la Puente, que se encuentra en la actualidad afincado en Madrid, en su estudio de grabación.

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