Malaga Hoy

CATALANES Y ANDALUCES

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HAY que dejar a Cataluña tranquila con sus contradicc­iones. A solas con esas contradicc­iones durante un tiempo”. Un año después de un tuit y unas manifestac­iones que asustaron Carles Puigdemont, le hicieron desistir de convocar elecciones, le empujaron a la declaració­n de independen­cia y al descarrila­miento del orden constituci­onal en España, un grupo de 70 intelectua­les de Cataluña y Andalucía se han reunido en Sevilla para dialogar. Obviamente, estos profesores de universida­d, sindicalis­tas, perio- distas y profesiona­les diversos de la cultura, el derecho o la economía pertenecen al grupo, numeroso y quizá mayoritari­o, de gente que quiere hablar, entenderse. La frase que encabeza este artículo se escuchó ayer en una de las tres mesas de diálogo en el Centro Andaluz de Arte Contemporá­neo.

El 26 de octubre de 2017, ante la inminente convocator­ia de elecciones, Gabriel Rufián desafió al presidente de la Generalita­t con cuatro palabras: “155 monedas de plata”. Funcionó; Puigdemont se rajó, y lo demás es de sobra conocido. La reunión de Sevilla tiene un aspecto sorprenden­te: no está organizada por ninguna institució­n pública ni privada. Es una iniciativa de la sociedad civil, en concreto del profesor Javier Aristu por parte andaluza y del historiado­r Javier Tébar por la catalana. En la mesa constituci­onal se escucharon añoranzas de un Estado federal, pero también se constató que en este momento no se dan las condicione­s para abordar semejante reto, ni siquiera para una reforma constituci­onal más simple.

Por hacer un mínimo resumen, se considera que el caso catalán es un ejemplo exacerbado de la crisis del Estado autonómico, que 40 años después ha dejado de funcionar con eficacia. Andalucía será decisiva para cualquier salida del embrollo. La falta de instancias de concertaci­ón ha llevado al Tribunal Constituci­onal a sustanciar un exceso de conflictos. Los ejecutivos autonómico­s tienen demasiado poder: es mucho más fácil que se produzca una alternanci­a en el Gobierno de la nación que en cualquiera de las autonomías. En Cataluña es necesario un cambio de actitud: que haya menos gente que viva del conflicto y más personas que trabajen para resolverlo. Ahora hay que recuperar el respeto: algo que vale para quieres se mofan del acento o del nivel educativo de los escolares andaluces, como para los menospreci­os a la cultura catalana.

Una pausa, un cambio de actitud y respeto. Pautas en el inicio del diálogo.

70 intelectua­les catalanes y andaluces se reúnen en Sevilla para un diálogo sobre el futuro político del Estado

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IGNACIO MARTÍNEZ @imartinezc­ano

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