Malaga Hoy

Santiago Solari

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Santiago Solari elogió el partido que hicieron sus jugadores ante la necesidad de ganar y romper la mala racha en Liga. “Necesitába­mos ganar, evidenteme­nte. En los momentos delicados no se sale ganando holgadamen­te, sería un pensamient­o magnífico. Fue un partido muy trabajado ante un equipo muy duro que ha- ce daño a la contra. Hicimos un partido serio, estricto y peleado”, analizó. “Me gustaría ganar 7-0 con tres goles de media chilena, pero el fútbol es otra cosa”. Solari se quedó con la liberación tras el tanto de Vinicius. “El fútbol es lo anímico, lo emocional y la autoconfia­nza. Es verdad que tras el gol cambió la dinámica”. ba señalado por la grada por un gesto que no soporta el madridismo, no ir a un balón dividido. Su reacción fue jugarse el tipo para rematar un centro lateral con un escorzo. Nada evitaría la sonora pitada al descanso.

Sin el escudo de Lopetegui ya para los jugadores, el quejido de la grada esperaba una respuesta en entrega y de nuevo el Real Madrid se reencontró con su principal problema de la temporada: la falta de pegada. A impulsos encerró al Valladolid y Casemiro fue el que más peligro creó. Otro testarazo y un disparo desde la frontal ante el que se lució Masip con su estirada. Le importó poco a Solari, que sustituyó al brasileño (56’) para dar paso a Isco.

Sin la figura de centrocamp­ista destructiv­o en frente, el Valladolid que transitaba por el momento de más sufrimient­o, encontró el espacio para correr y castigó cualquier perdida del Real Madrid. Alcaraz sacaba de la nada un latigazo envenenado que repelía el travesaño y Courtois sacaba una mano abajo a un disparo ajustado de Toni Villa que también se estrellaba con el larguero en un gran disparo desde la frontal.

El aviso del equipo pucelano no encontró el premio del gol ante un Real Madrid que ya iba sin red, en el alambre en cada acción, mostrando la falta de confianza que le instala en la mitad de la tabla. El madridismo bajaba el pulgar en el juicio a Bale, sustituido, y lo levantaba a Vinicius, el portador de la ilusión.

Solari se encomendab­a a Vinicius y el chaval le respondía. Con la velocidad que le falta al resto, encaró a los rivales con descaro, se marchó y le pegó con fe. La fortuna, de su lado, golpeó en la espalda de Kiko Oliva y el balón se alojó en la red. El reencuentr­o con la victoria del Real Madrid tras cinco jornadas lo sentenció Ramos tras un penalti a Benzema. El Bernabéu respiró.

“Me gustaría ganar 7-0, pero el fútbol es otra cosa”

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JAVIER LIZÓN / EFE Santiago Solari, con Vinicius tras propiciar el brasileño el primer gol.

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