“En el escenario mando yo. Soy libre. Rompo los límites que me da la gana”
El intérprete regresa a Málaga diez años después como protagonista de ‘Moby Dick’, el montaje con el que se inaugurará el Festival de Teatro el 6 y 7 de enero en el Cervantes
Hace cuentas José María Pou (Mollet del Vallès, Barcelona, 1944) y le salen diez años desde la última vez que trabajó en Málaga: fue con Su seguro servidor, aquella obra en la que encarnaba a Orson Welles, en el Teatro Cánovas. “No sé qué ha pasado, porque tampoco han ido después a Málaga obras que he dirigido, como Los chicos de Historia. Y con el Sócrates de Mario Gas que estrenamos en Mérida hemos estado en toda España menos en Málaga. Espero que no sea nada personal por parte de los programadores y que a partir de ahora nos veamos más”. Pou, Premio Nacional de Teatro en 2006, es, más allá de su habitual presencia en el cine y la televisión (su última película, El reino, junto a Antonio de la Torre, sigue en cartelera), uno de los más firmes valores de la escena española y un titán del drama respetado como pocos en el sector. Por ahora, Málaga tendrá la oportunidad de reconciliarse con este maestro de la interpretación los próximos 6 y 7 de enero en el Teatro Cervantes con Moby Dick, adaptación de la novela de Herman Melville que firma Juan Cavestany y que dirige Andrés Lima, que desde su estreno ha cosechado un éxito más que notable de público y de crítica. La ocasión de ver a Pou metido en la piel del capitán Ahab servirá, además, para inaugurar el Festival de Teatro. – Resulta inevitable preguntarle por Shakespeare a la luz de Melville, dado que el neoyorquino reforzó en Moby Dick la presencia de Ahab tras leer El rey Lear.
–Así es: Melville escribió una primera versión de Moby Dick, la guardó en un cajón y, tras una relectura de El rey Lear, recuperó el manuscrito para acercar el capitán Ahab a la creación de Shakespeare. Lo cuenta Andrew Delbanco en su biografía de Melville. En nuestro montaje hay una escena que evoca de manera directa de la tormenta de El rey Lear, pero es que el mismo Lear está presente en Ahab en muchos matices, en su obsesión, en la increpación de los elementos de la naturaleza. Y en la pericia de ambos, en el modo en que caminan hacia la muerte mientras extraen las lecciones fundamentales de la vida, aunque Lear es más complejo, ya que a Ahab sólo le mueve la venganza. Fíjate, en aquella escena de la tormenta de Lear, Shakespeare introdujo un efecto cacofónico en el monólogo del rey para que quedara clara su lucha contra el aguacero; pues bien, cuando yo hago ahora de Ahab, me paso toda la tormenta gritando “¡Rugid y remad! ¡Rugid y remad”, lo que también resulta muy cacofónico. Por eso me hago la idea de que en realidad estoy interpretando a Shakespeare, me engaño a mí mismo hasta ese punto. Ray Bradbury, que adaptó la novela para la película de John Huston, afirmó que Sha- kespeare escribió Moby Dick utilizando a Melville de ouija. Ya ves. –Usted interpretó a Lear en el montaje de 2004 que dirigió Calixto Bieito, ¿ha incorporado algo de aquel trabajo a este Ahab? –Conscientemente, no. Me imagino que habrá elementos comunes de forma inevitable, pero no es premeditado. Lo que sí puedo decirte es que si entonces no hubiera hecho a Lear hoy no habría podido hacer a Ahab. Aquella obra con Calixto Bieito fue una inflexión para mí en lo profesional y casi te diría que en lo personal. Descubrí un nuevo concepto de mi oficio de actor: por primera vez comprendí que en el escenario mandaba yo, que era libre, que podía romper los límites que me diera la gana. Has-