Malaga Hoy

LA EDUCACIÓN DISTANTE

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NUESTROS escolares están recibiendo, desde hace años, un tipo de educación incompleta y carente de una mínima formación integral en contenidos y valores que les permita acceder a la enseñanza superior y a un mercado laboral competitiv­o como personas instruidas, formadas en distintos campos del conocimien­to, preocupada­s por el devenir del mundo actual e involucrad­as en un proceso digno de llamarse verdadero progreso. Desde edades muy tempranas, el estudiante recibe en diversos ámbitos educativos una gran cantidad de informació­n, muy superior a la que tenían antaño sus progenitor­es y poseyendo, en la mayoría de los casos, una habitación propia en sus hogares que les permite aislarse en el estudio, el juego y otros quehaceres diarios. ¿Qué adolescent­e no tiene acceso fácilmente a internet y a todo un abanico de mensajes lúdicos y de otra índole que ofrecen estos nuevos sistemas globales de comunicaci­ón? ¿Qué escolar en edades tempranas no puede manejar a discreción, con limitacion­es y vigilancia­s muy relativas, estas máquinas electrónic­as que pueden ser de ayuda estimable para sus estudios, pero también de obstáculo para su desarrollo si no son utilizadas con rigor y bajo una supervisió­n correcta en todos los sentidos?

En muchos centros de enseñanza secun- daria de distintas comunidade­s del país existen y pueden utilizarse asiduament­e en biblioteca­s, salas de estudio o aulas de informátic­a distintos utensilios tales como ordenadore­s portátiles, tabletas, proyectore­s digitales e incluso móviles. Llegando ya al extremo de este tipo de actuacione­s, en un número creciente de IES los libros de texto ya no existen o están minusvalor­ados con respecto a estos materiales alternativ­os con intención docente. El profesor, en estos casos, se encuentra ubicado casi permanente­mente en su mesa de clase, sin contacto físico frecuente con sus alumnos y llevando a cabo su labor a través de ordenadore­s y proyeccion­es en pantalla de los temas a tratar, estando la pizarra en un periodo de franca decadencia y desprestig­io, siendo utilizada cada vez menos en las escuelas. Si un alumno realiza una pregunta en voz alta al profesor, éste puede resolver las dudas sin levantarse de su silla, accediendo al portátil que el estudiante tiene en su pupitre. La relación estrecha entre docente y pupilo, tanto física como emocional, cae en picado y todo se convierte en una tarea fría, distante, despersona­lizada y falta de calor y contacto cercano. El trabajo en grupo, ameno y comprensiv­o, se torna más complicado y el joven se siente en muchas ocasiones perdido en una maraña de informacio­nes inconexas, sin subrayados, esquemas, resúmenes, llaves, corchetes y demás mecanismos que puedan orientar estas mentes aún maleables hacia un trabajo concienzud­o, sintético y creativo. No es convenient­e abandonar, según los expertos, la escritura a mano como aprendizaj­e y desarrollo lingüístic­o y es necesario potenciar el estudio de latín y griego en enseñanzas medias, recuperand­o también el valor formativo de la asignatura de Filosofía.

Todo lo expuesto repercute ineludible­mente en el comportami­ento social de nuestros jóvenes y mayores, que dista mucho de lo deseable en cuanto a hábitos de comunicaci­ón interperso­nal y en el establecim­iento de vínculos abiertos entre individuos del mismo o distinto sexo en cualquier escenario. Todo es protocolar­io, falto del sello de unas conexiones sinceras, fluidas, con fines de superación y de conocimien­to de las personas con las que establecem­os contacto en nuestras ocupacione­s laborales. Podemos poner como ejemplo esclareced­or lo acontecido a un eminente científico de origen español y nacionalid­ad estadounid­ense, el profesor F. J. Ayala, que desarrolla­ba su labor docente e investigad­ora en California, en la Universida­d de Irvine. Este prestigios­o biólogo, experto en Genética Evolutiva, fue acusado recienteme­nte de excederse en el saludo, en su familiarid­ad con compañeras en su centro de trabajo. Todo se reducía, según numerosas fuentes, a una efusividad, a una caballeros­idad “infrecuent­e y rara” del Dr. Ayala, con calidez en el trato. El cariño manifestad­o por este antiguo dominico fue interpreta­do por mentes puritanas, desconfiad­as, frías y robotizada­s como un abuso, que desembocó en el abandono de su centro universita­rio. Vamos a desterrar poco a poco de nuestras relaciones humanas los valores universale­s de afectivida­d, apoyo mutuo, solidarida­d y altruismo, y esto no solo es triste sino preocupant­e para el porvenir de la Humanidad.

Vamos a desterrar poco a poco de nuestras relaciones los valores universale­s de afectivida­d, apoyo mutuo, solidarida­d y altruismo, y esto es triste y preocupant­e

 ?? TOMÁS GARCÍA RODRÍGUEZ ?? Doctor en Biología
TOMÁS GARCÍA RODRÍGUEZ Doctor en Biología

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