El tercer ‘True detective’
Hace cinco años True Detective se convirtió en todo un fenómeno venerado por crítica y público. Tras una segunda temporada decepcionante retoma el pulso con el tono taciturno e hipnótico de la original y una interpretación de altura a cargo de Mahershala Ali. “Obviamente, se parece más a la primera temporada porque la segunda tenía un elenco amplio y había más acción”, asegura el actor ganador del Óscar al mejor actor de reparto por Moonlight. “Esta vez, el desarrollo de los personajes lleva el peso de la historia, pero en cualquier caso estamos ante una temporada única, sobre todo por cómo jugamos con el tiempo y las comparaciones se irán desvaneciendo”, señala Ali, que acaba de ganar el Globo de Oro por Green Book.
Este True Detective, cuyos dos primeros episodios se estrenan este lunes en HBO España, arranca en 1980, cuando dos niños desaparecen en una localidad de Arkansas. Más de tres décadas después, al ex detective Wayne Hays (Ali), encargado originalmente de la investigación, le piden que revise de nuevo los detalles del caso sin resolver.
La trama se desarrolla a lo largo de tres épocas y profundiza en los misterios de esa desaparición y en cómo afecta el caso al detective y sus más allegados.
Stephen Dorff ( Somewhere) encarna al compañero de Hays en la investigación y Carmen Ejogo interpreta a una profesora y escritora con la que Hays inicia una relación sentimental. Nic Pizzolatto, creador de la serie para la cadena HBO, es el guionista de los ocho capítulos y dirige dos de ellos. “No creo que Nic haya decidido volver a los orígenes de for- ma consciente. No es alguien que vaya a volver a hacer aquello que funcionó. Él escribe desde el corazón y traza problemas a los que quería dar voz, ya sea salud mental, los retos de un matrimonio a punto de divorciarse... Son aspectos muy personales”, valora Ali.
El actor convenció a Pizzolatto para que contara con él como protagonista porque consideraba que la presencia de un personaje negro al frente de la investigación, especialmente en una localidad conocida por su racismo, añadiría una capa extra de interés a la historia. “Es 1980 y un policía negro investiga un caso de desaparición en esa zona de EEUU”. Ali asegura que muchos de los problemas sociales que se reflejan en la serie se siguen sintiendo con fuerza hoy en día. “A Martin Luther King lo asesinaron en 1968, 12 años antes de esta historia”, recuerda.
CON el spot del colectivo de los ‘preofendidos’ por los chistes que se escucharán en la Gala de los Goya que se celebrará el 2 de febrero en Sevilla tanto Andreu Buenafuente como Silvia Abril ya se han llevado la edición de calle. Su aroma en blanco y negro, sus composiciones de Lennon y Yoko Ono, hacen presagiar lo mejor.
A falta de buen cine, que viva el buen humor, cabría decir si no fuera de mala educación pronunciar a estas horas una boutade semejante. En su primer programa del año, Andreu mostró su bonhomía con un compañero al que aprecia, Raúl Arévalo. La excusa era la promoción de la película de animación de Memorias de un hombre en pijama, a la que puso voz. Atención, que es la película española que ha recibido las peores críticas de los últimos años, y ahí están los 6 semáforos en rojo en la página web de referencia, Filmaffinity, para demostrarlo: nunca habían coincidido los críticos de El País, El Mundo, El Periódico, ABC, Fotogramas y Cinemanía contra un producto patrio con tanta inquina.
Sin embargo, evitando hacer sangre, Andreu Buenafuente se mostró exquisito, llevando la conversación por otros derroteros frente a estas contrariedades. Hablando de buen cine, de qué otra forma si no. Desmontando en dos frases la polémica suscitada por las vías de exhibición de Roma. Salivando ante el estreno de Los europeos, novela de Rafael Azcona adaptada por Víctor García León en la que están Juan Diego Botto y Arévalo.
Montando un disparatado homenaje a su invitado a cargo del actor David Fernández, que desprendía ternura a toneladas y un humor más que entrañable. Dejándonos con tan buen sabor de boca que a su término no podíamos más que preguntarnos por qué eso que parece tan fácil se hace tan caro de ver en las numerosas apuestas de comedia que proliferan en la tele a todas horas.