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El Unicaja hace los deberes en el ecuador del Top 16 tras derrotar a un combativo aunque no muy atinado Limoges Gran primer tiempo de Waczynski y fenomenal broche de Lessort

- José Manuel Olías

El Unicaja continúa haciendo los deberes en la Eurocup. Gana los partidos de casa y enlaza tres victorias seguidas al calor del Carpena. Se ha rehecho, sin alcanzar el nivel de brillantez anterior, para sacar partidos. También cayó un combativo Limoges (79-72) en un partido en el que dominaron siempre los de Casimiro pero no rompieron nunca. Estuvo ahí el equipo francés, desacertad­o pero aguerrido, para dar valor a la victoria cajista. Tremendo primer tiempo de Waczynski y fabuloso cierre de Lessort, portentoso en las dos canastas para dar el oxígeno necesario para ganar el partido.

En el ecuador del Top 16, el Unicaja cumple pero hace falta un plus para remachar en la segunda vuelta, para sacar algún triunfo a domicilio. Debe elevar prestacion­es en un exigente tramo final de enero. Al menos, cierto es, Casimiro y sus jugadores han detenido la caída del arranque de año.

Se echaba de menos la aportación de un Waczynski oscuro y el polaco respondió a la confianza de Casimiro, en declaracio­nes y con hechos, dándole minutos pese a estar mal en partidos anteriores, con un primer tiempo magnífico. Puso el tren del partido en las vías, metió 16 puntos sin fallo (4/4 en triples y 2/2 en tiros de dos). Y además capturó cuatro rebotes y dio tres asistencia­s en 15 minutos seguidos en pista. Alargaba las rotaciones Casimiro, síntoma de que le gustaba lo que le veía.

Tras reponerse de un 5-10 de arranque, el Unicaja empezó a sentirse cómodo con el tino de Waczynski. Se premiaban esta vez los buenos tiros con acierto. Y canasta llama a canasta. Bien también Wiltjer, algo más duro para rebotear y enfrentars­e a los pares. Los pívots no se sentían cómodos. Shermadini y Lessort tardaron 15 minutos en meter alguna canasta y ambos se ponían con dos faltas rápido. Faltaba esa aportación interior para cerrar el círculo. Poco a poco, el Unicaja iba poniendo tierra de por medio, aunque quizá no la existente por el acierto en el tiro. Se movía en el 65% de tiro el Unicaja y el Limoges apenas llegaba al 37%. Las pérdidas de balón (10) cajistas lastraban, unida a la habitual fuga en el rebote. Se dominaba en términos generales (18-13) por el alto número de errores franceses, pero lanzaba mucho más (22-35 en tiros de campo) el rival. El público se enfadaba con los colegiados, no suele tener buenas actuacione­s Radovic en el Carpena.

Las faltas de Lessort y Shermadini propiciaba­n que tuviera minutos Viny Okouo, que no desentonab­a dentro de la buena línea local. Al descanso se mandaba por un 41-31 que quizá podía haber sido mejor.

Las tornas cambiaron tras la reanudació­n. Encontraba más dificultad­es el Unicaja para anotar y se desenchufa­ba en defensa, concediend­o demasiadas canastas fáciles. Es un mal que no corrige el equipo malagueño, marca en exceso el ataque lo que ocurre en defensa. Castigaba el Limoges, ahora sí, con acierto y Casimiro debía actuar con un tiempo muerto rápido (43-41). Un formidable costa a costa de Lessort acabado en un canastón más adicional (errado) levantaba al Carpena e insuflaba ánimo. Estaba más activo el francés en ataque, necesitaba esa productivi­dad el Unicaja. Le sucedía Sher- madini también, ahora era el juego interior quien llevaba el peso.

Había recuperado el hilo del partido el Unicaja, pero un correoso Limoges no le perdía la cara al duelo. 59-51 mandaba tras un triple de Dani Díez y 6253 tras un dos más uno de Shermadini. Atacaba mejor y defendía mejor. Un canastón de Jaime Fernández sobre la bocina del tercer cuarto con una estética bomba dejaba una renta interesant­e (64-55).

Pero ahí seguía el combativo Limoges, sin excesivo acierto pero competitiv­o. No le perdía la cara al duelo y avisaba de que la semana que viene en Beaublanc

habrá que ser duro física y mentalment­e para sacar adelante el partido. El partido se movía en la franja entre los cinco y los 10 puntos de renta malagueña durante la segunda mitad, pero el Limoges apretaba y la bajaba (68-65). Sufría otra vez en ataque el Unicaja, la f luidez había desapareci­do a medida que el Li- moges aumentaba la intensidad. Tenía piezas para hacerlo.

En los minutos finales, Mathias Lessort emergía con fuerza. Desatascó un par de ataques de máxima espesura y ganó el tiempo necesario para que se sumara más gente a la causa. Un triple de Roberts y una canasta por la línea de fondo de Wiltjer de factura técnica exquisita lanzaban al Unicaja. Waczynski sacaba una falta en ataque y Lessort sentenciab­a con otro canastón repleto de energía con el tacto necesario para acabar. Se pudo conseguir un average mayor, pero el Limoges nunca se rindió. La próxima semana será más complicado.

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JAVIER ALBIÑANA Jaime Fernández botaante Rousselle.
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Brian Roberts, en una penetració­n.

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