El juez archiva la causa de Dani Mateo por sonarse la nariz con la bandera
El juez de Instrucción número 47 de Madrid acordó ayer el sobreseimiento de la investigación abierta contra el presentador Dani Mateo por sonarse la nariz con la bandera de España en un sketch de un programa de la Sexta, de lo que aseguró que se trató de “una actuación humorística muy desafortunada y provocadora”. El juez concluye que el presentador no tuvo ninguna intención de fomentar el odio contra nadie, como comparte la Fiscalía de Madrid.
El juez Adolfo Carretero investigaba a Dani Mateo a raíz de la denuncia de Alternativa Sindical de Policía tras la aparición del presentador en un programa emitido en “horario de máxima audiencia” en el que mientras leía el prospecto de un medicamento antigripal, estornudaba y se sonaba la nariz con la bandera de España, informaron desde Fiscalía.
En su escrito, la Fiscalía sostiene que el acto que se reprocha a Mateo puede enmarcarse en el ámbito de la puesta en escena “desafiante” o “crítica” de las que se utilizan “cada vez más” para llamar la atención en los medios de comunicación, pero en ningún caso va más allá de un recurso a una “cierta dosis” de provocación “permitida para la transmisión de un mensaje crítico desde la perspectiva de la libertad de expresión”.
El instructor señala que trata de “una actuación humorística en un medio público y ante numerosísima audiencia, muy desafortunada y provocadora”, pero que no queda acreditado el delito de ultraje.
DOÑA Julieta Serrano. Casi nada. 61 años de profesión ininterrumpida. 61 años subida a los escenarios, y simultaneando giras con rodajes en cine y televisión. Premio Nacional de Teatro de 2018. Y por fin, un plató capaz de acogerla para abrazarla como merece. No podía ser otro que el de Atención obras. Pero el encuentro nos sabe a poco. A muy poco. El encuentro entre Cayetana Guillén Cuervo y la veterana actriz se resuelve en un santiamén. Quizás ha pasado un cuarto de hora. Insuficiente a todas luces.
Julieta Serrano se muestra comunicativa. Lúcida. Con ganas de hablar y apostillar. Pero ahí está la escaleta. Inapelable. Entre esos breves minutos de conversación se fuerza la emisión de una pieza sobre la artista Pilar Albarracín. Restando más tiempo todavía a la invitada. Teniendo en cuenta que el programa dura veinticinco minutos y en él deben caber contenidos muy diversos ya pueden imaginar lo tasado que está cada segundo.
Vale que en las privadas personajillos del tres al cuarto llenen horas y horas de programación (en ellas parece que el tiempo no es oro, sino todo lo contrario). Pero estamos en la televisión pública. Estamos en La 2. En el oasis. Y no nos queremos resignar a que Julieta Serrano no merezca más que una entrevista de trámite en la que apenas caben las preguntas obligadas y los lugares comunes.
Julieta, para empezar, merece un Imprescindibles. Y más de una entrevista en profundidad. Para que la conozcan las nuevas generaciones. Produce mucha pena que actores legendarios como el gran Álvaro de Luna, excelente tertuliano y pensamiento que hubiera sido más que interesante haberle dado tiempo para expresarse, se hayan ido de este mundo sin que nuestra televisión lo haya exprimido lo más mínimo. Queremos a Julieta Serrano. Nos ilusionó saber de su aparición en Atención obras. Pero nos supo a nada. Nos supo a bien poco. Por eso damos fe de nuestra frustración.