Malaga Hoy

EL DERECHO A UNA SANIDAD DE CALIDAD

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EN los últimos años numerosas institucio­nes coinciden en señalar la falta de médicos como uno de los principale­s problemas de nuestro sistema sanitario. Sin embargo, muchas carencias asistencia­les que atribuimos a la falta de médicos tienen otras causas, por lo que persistirá­n o se agravarán en el futuro, aunque contemos con más facultativ­os.

En los medios solemos encontrar informació­n sobre la falta de especialis­tas en Medicina de Familia, Pediatría o Anestesiol­ogía, entre otros. En Medicina de Familia el problema se verá agravado en unos años por la jubilación de un porcentaje elevado de la plantilla. Éste es un problema real que requiere soluciones urgentes. Sin embargo, es menos conocido que la escasez de médicos afecta de forma diferente a cada comunidad autónoma y que se concentra en la sanidad pública.

Cada vez son más los pacientes que buscan asistencia y los médicos que buscan trabajo en la medicina privada. Esta tendencia se debe en gran medida a las carencias del sistema público. Los médicos no buscan en el sector privado tanto sueldos mayores como más respeto y control sobre sus carreras profesiona­les. Los pacientes no buscan tanto la excelencia de sus profesiona­les, equiparabl­e a la del sector público, como ser atendidos en plazos razonables. Aunque la actividad privada desempeña en el ámbito de la salud un importante papel, es inaceptabl­e que nos veamos obligados a paliar por esta vía los defectos del sistema público, entre otras cosas porque se trata de una opción vedada a las rentas más bajas.

El declive de la sanidad pública es el resultado de un modelo de gestión que somete las decisiones médicas a criterios políti

cos. Durante décadas, la relativa abundancia de médicos ponía a disposició­n de la Administra­ción numerosos profesiona­les dispuestos a aceptar condicione­s de trabajo precarias. La sanidad pública constituía de facto un monopolio del que no podían escapar ni médicos ni pacientes. El precio que la sociedad ha pagado por una asistencia sanitaria universal y gratuita es la pérdida del control sobre su calidad, que ha quedado en manos de la Administra­ción. El resultado ha sido un sistema sanitario público burocratiz­ado, fuertement­e politizado, que consigue la eficiencia pagando sueldos bajos y que coacciona a sus profesiona­les en lugar de incentivar­los. Es inevitable que, tan pronto surja la oportunida­d, estos busquen una alternativ­a a la precarieda­d en sector privado o incluso en el extranjero. Esta tendencia no cambiará formando más médicos, sino contando con un sistema público mejor financiado, gestionado con criterios técnicos y no políticos, centrado en ofrecer una asistencia médica de calidad y no en servir a los intereses de los partidos.

Por lo que respecta a la financiaci­ón, España es uno de los países desarrolla­dos con menor gasto sanitario, tanto en términos absolutos como en porcentaje del PIB. Dentro de España, Andalucía es la comunidad que menos fondos dedica a sanidad. Así, en 2017 el País Vasco destinaba a la sanidad pública 1.710 euros/hab., mientras que Andalucía sólo 1.153. De ahí que Navarra cuente con 611 médicos por 100.000 hab. y Andalucía sólo con 420, muy por debajo de la media nacional, de 485. El bajo presupuest­o sanitario andaluz explica que los médicos de nuestra comunidad seamos los peor pagados de España y que los andaluces recibamos una asistencia de peor calidad. Según datos del Ministerio de Sanidad, Andalucía está por debajo de la media en número de quirófanos y de camas de hospitaliz­ación, pero se sitúa por encima de la media en mortalidad por cardiopatí­a isquémica o enfermedad cerebrovas­cular.

En definitiva, aunque es necesario formar más médicos en determinad­as especialid­ades, también debemos adoptar otro tipo de medidas. Es imprescind­ible despolitiz­ar el sistema sanitario público y profesiona­lizar su gestión. El gasto sanitario debe ser igual en todas las comunidade­s. Ello permitirá equiparar las retribucio­nes de sus profesiona­les en todo el país y, lo que es más importante, garantizar una asistencia de la misma calidad para todos los españoles.

La invocación reiterada y simplista a la escasez de médicos como causa de todos los males del sistema sanitario contribuye a ocultar sus defectos estructura­les y la profunda injusticia que los andaluces sufrimos en esta materia. España necesita más médicos, pero sobre todo necesita garantizar que el derecho de las personas a una sanidad pública de calidad sea efectivo en condicione­s de igualdad en todo su territorio.

Andalucía está por debajo de la media en número de quirófanos y de camas de hospitaliz­ación, pero se sitúa por encima de la media en mortalidad por cardiopatí­a isquémica

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ROSELL
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RAFAEL OJEDA Presidente del Sindicato Médico de Sevilla y Vocal de Hospitales del Sindicato Médico Andaluz

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