El brindis de Alaphilippe
El galo vence con un incontestable ataque y se enfunda el jersey de líder
Epernay, la capital del champán, entre viñedos y célebres bodegas, fue el escenario de una portentosa exhibición de Julian Alaphilippe (Deceuninck Quick Step), quien sorprendió con un ataque en los últimos 16 kilómetros que le permitió ganar la tercera etapa y enfundarse el maillot amarillo.
Un ataque letal, marca de la casa de un guerrillero del pelotón, de 27 años, doble ganador de la Flecha Valona, de la Milan-San Remo y la Strade Bianche, que decidió aprovechar un final propicio para levantar los brazos ante la reacción inútil de los favoritos de la general. El ciclista galo atacó en la cima de la cota de Mutigny, alcanzó al belga Tim Wellens (Lotto-Soudal), que marchaba escapado, y ya no le vieron la perilla que luce hasta meta. Un latigazo que dejó plantado al pelotón principal, que llegó a la meta 26 segundos después y algo trastabillado por un pequeño corte por el que perdieron cinco algunos ilustres como Geraint Thomas, Nairo Quintana, Mikel Landa, Kakob Fuglsang y Romain Bardet.
No aguantó el líder Mike Teunissen (Jumbo), que pasó un calvario en las pequeñas pero explosivas cotas del menú del día. El jefe ahora es Alaphilippe, el rey de la montaña y ganador de dos etapas en 2018, seguido del belga triple campeón del mundo de ciclocross Wout Van Aert (Jumbo)
En el kilómetro 13 el Tour ya había pasado de suelo belga a francés. Y ya se había formado una fuga de cinco con Wellens, Rossetto (Cofidis), Ourselin (Direct Energie), Offredo (Wanty) y Delaplace (Arkea). Cinco contra el Jumbo, lo que complicaba la aventura. Las diferencias se fueron reduciendo a medida que se acercaba el último tercio de la etapa, donde aguardaban cuatro cotas y un final explosivo en forma de muro, que daban al desenlace la fisonomía de clásica.
El comienzo de las cuestas hundieron a todos los fugados menos a Wellens, que se adentró en los mares de viñedos de las tierras de Champaña. El belga coronó las pequeñas cimas de D’Hautvillers y la de Champillon (de tercera categoría) en solitario.Pero a 16 kilómetros de la meta, en el alto de Mutigny (tercera categoría), Wellens se quedó clavado a la vez que Alaphilippe lo pasaba como un avión. Un abordaje contundente.
Por mucho que el grupo de Egan Bernal, Geraint Thomas, Mikel Landa y compañía intentó echar el lazo a Alaphilippe, el empeño resultó baldío. El francés voló, abrió diferencias en un santiamén y medio minuto fue suficiente para entrar destacado en la Avenida del Champán de Epernay, conocida como la “calle más rica del mundo” por albergar las sedes de alguna de las marcas de champán más célebres del mundo. Bajo tierra hay 110 kilómetros de cuevas que contienen aproximadamente 200 millones de botellas del líquido más famoso del mundo. Una de ellas fue a parar al podio para recibir al ganador de la etapa y nuevo maillot amarillo, implacable, resistiendo al final de un muro de 500 metros al 8% de desnivel, donde firmó su tercera victoria en el Tour para convertirse en el primer francés que se enfundaba el jersey de líder en los últimos cuatro años.
Un corte cerca de meta hizo perder a Quintana, Landa, Thomas y Bardet cinco segundos