El ‘no hacer’ en medicina
● Un estudio analiza el efecto de aplicar medidas para eliminar prácticas médicas de poco valor, promoviendo la eficiencia y evitando el derroche
La iatrogenia y la falta de eficiencia o eficacia en la asistencia sanitaria no procede siempre de hacer mal las cosas. En ocasiones es cuestión de dejar de mantener prácticas que han perdido vigencia o cuya evidencia científica, con el paso del tiempo, se ha desvanecido. El proyecto Compromiso por la Calidad de las Sociedades Científicas en España se inició en 2013 con el objetivo de disminuir la utilización de intervenciones sanitarias innecesarias, entendiendo por innecesarias aquellas que no han demostrado eficacia, tienen efectividad escasa o dudosa, no son coste-efectivas o no son prioritarias. Este proyecto se puso en marcha por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, tras una propuesta de la Sociedad Española de Medicina Interna, para acordar recomendaciones de ‘no hacer’ basadas en la evidencia científica. Así, las sociedades científicas del ámbito clínico se comprometían a establecer sus recomendaciones sobre el no hacer. Ahora, un estudio ha analizado el cumplimiento de las recomendaciones consensuadas por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene para este proyecto. Sus aportaciones son interesantes ya que sus territorio natural es de las competencias transversales.
El estudio coordinado por Elena Pérez Galende, del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario de La Princesa, en Madrid, aborda el cumplimiento de cinco recomendaciones concretas: no eliminar el vello de forma sistemática para reducir el riesgo de infección de sitio quirúrgico; no continuar con antibióticos más de 24 o 48 horas en pacientes hospitalizados a menos que haya evidencia clara de infección; no se recomienda el análisis de la toxina Clostridium dif f icile en pacientes asintomáticos; no utilizar la descontaminación nasal con agentes antimicrobianos tópicos rutinariamente para reducir el riesgo de infección del sitio quirúrgico, ni ante procedimientos cardíacos ni ortopédicos y, por último, no se recomienda el reemplazo rutinario de catéteres venosos periféricos cada 72 o 96 horas.
Según sus conclusiones, las recomendaciones de ‘no hacer’ relativas al rasurado pre quirúrgico y el análisis de la toxina clostridium tienen un cumplimiento del 100%. Las otras tres tenían un alto cumplimiento pero “aún hay margen de mejora”.
“La difusión de la evidencia y de los resultados obtenidos en el hospital supone una medida correctora que facilita su cumplimiento y permite sensibilizar a los profesionales sanitarios en el compromiso con la calidad en la asistencia sanitaria y en el uso eficiente de los recursos”, explican los autores, cuyo trabajo se ha publicado este mes en la Revista Española de Salud Pública.
No son muy habituales estudios de este tipo. En este sentido, señalan que “es aconsejable la realización periódica de este tipo de estudios, así como la difusión de sus resultados, para facilitar el cumplimiento. El fin es mejorar en aquellas recomendaciones que no alcanzan el 100% del mismo y mantenerlo a un nivel adecuado en aquellas que sí lo hacen”.
Concretamente, algunas de estas prácticas aun despiertan controversia y aluden a aspectos rutinarios quirúrgicos, como el rasurado en una intervención, o de alcance global, como las resistencias a antibióticos. Respecto a la eliminación del vello, empleada como medida de preparación pre quirúrgica, se demuestra no solo la ausencia de beneficio en la prevención de infección de localización quirúrgica, sino un incremento del riesgo debido a las erosiones producidas por el rasurado. No se encuentran diferencias significativas entre la ausencia de rasurado y el empleo de maquinilla eléctrica, cortadora de pelo o depilación química.
Por otro lado, existen evidencias de que los pacientes que son sometidos de forma innecesaria o inapropiada a antibióticos presentan riesgo de efectos secundarios graves sin beneficio clínico alguno. Su uso incorrecto contribuye al aumento de resistencias a los antibióticos, un serio problema para la salud pública que se ha incrementado durante las últimas décadas.
Hay rutinas a revisar, como el rasurado pre quirúrgico o el mal uso de antibióticos