El fertilizante que arrasa pueblos y usan grupos terroristas
La explosión en Beirut por combustión de toneladas de nitrato de amonio se suma a otras tragedias provocadas por esta sustancia, desde el accidente que casi hizo desaparecer hace 80 años el pueblo belga de Tessenderlo al estallido de una planta química en Toulouse en 2001 o una fábrica de fertilizantes en Texas en 2013. La grabación de lo ocurrido en el puerto de Beirut muestra primero una gran cantidad de humo grisáceo, seguido de una fuerte explosión que provocó una humareda marrón rojiza y un enorme hongo blanco.
Aunque queda esperar a la investigación sobre el origen de la explosión, el primer ministro libanés, Hasan Diab, indicó que fue un cargamento sin custodiar desde hace seis años de nitrato de amonio de 2.750 toneladas, técnicamente una sal soluble de ácido nítrico y amoniaco, un químico simple con la fórmula NH4NO3.
Beirut no es el primer caso de hechos de este tipo: se registraron más de una veintena de desastres similares durante el siglo XX, causando en total unos 2.000 muertos en diferentes países.
El pueblo belga de Tessenderlo sobrevivió en 1942 a una de las mayores tragedias de esta sustancia, que sigue siendo el episodio más grave de la historia de la ciudad y se conmemora cada año. Dejó 189 muertos y más de 900 heridos. En plena ocupación nazi, la planta química quedó destruida tras la explosión de 150 toneladas de nitrato de amonio. Dos décadas antes, Oppau (Alemania), sede del grupo químico BASF, que producía explosivos en la I Guerra Mundial, fue escenario de otra catástrofe: las 4.000 toneladas de nitrato que había almacenado desde el final del conflicto estallaron, lo que dejó la localidad devastada y provocó 561 muertos y miles de heridos.
El 21 de septiembre de 2001, se produjo una explosión en la fábrica AZF en Toulouse a consecuencia de la cual perdieron la vida 31 personas y hubo 2.500 heridos.
En abril de 2013, la explosión de una fábrica en West, en Texas, provocó la muerte de 15 personas y dejó 260 heridas.
El nitrato de amonio es un elemento básico de ciertos fertilizantes y también una sustancia altamente explosiva e inflamable que grupos terroristas han llegado a mezclar con gasolina o queroseno para fabricar bombas.