Malaga Hoy

LA RECONSTRUC­CIÓN EUROPEA

- JOAQUÍN AURIOLES

POR fin Europa ha conseguido armar una estrategia común de futuro, tres años después del Libro Blanco sobre el futuro de Europa, en el que se recogían distintas opciones para frenar el declive del proyecto de unión política. El artífice de la proeza ha sido el Covil-19 y la iniciativa de reconstruc­ción denominada NextGenera­tion EU. Dotada con 750.000 millones de euros, entre subvencion­es y préstamos (aproximada­mente al 50%), se plantea un triple objetivo: a) recuperaci­ón y reparación de los destrozos económicos provocados por la pandemia; b) apoyo a la inversión privada y las empresas en dificultad­es; y c) impulso al futuro modelo económico europeo, basado en la transición ecológica y digital y en el refuerzo del mercado único.

Si se tiene en cuenta que previament­e se había movilizado medio billón del Mecanismo Europeo de Estabilida­d, Banco Europeo de Inversione­s y de medidas de apoyo al sostenimie­nto del empleo (SURE) y que el BCE había comprometi­do un mínimo de 750.000 millones en su Programa de Compra de Emergencia Pandémica (PEPP) para desactivar las tensiones en los mercados financiero­s, resulta obligado reconocer que el virus ha proporcion­ado una vía útil de retorno a la elaboració­n de estrategia­s compartida­s de futuro en la UE. España hace especial alarde de satisfacci­ón con el avance, pero tras los grandes titulares y el autobombo existen algunas precisione­s menos evidentes.

La primera es que el acuerdo es efectivame­nte histórico por su dimensión y porque el recurso a la deuda mancomunad­a tendrá una repercusió­n significat­iva sobre los mercados financiero­s, pero también porque la tradiciona­l fortaleza del eje franco-alemán, reforzado en este caso con el apoyo de los otros dos grandes (Italia y España), vuelve a quedar en evidencia, frente a los “frugales”, tras el fracaso de la candidatur­a de Calviño a la presidenci­a del Eurogrupo.

La segunda, que todavía quedan trámites. Debe ser aprobado en el Parlamento Europeo, que no dejará pasar la oportunida­d de hacerse notar, y ratificado en los parlamento­s nacionales. Además, los beneficiar­ios disponen de tres años para presentar sus proyectos, que deben ser aceptados, lo que significa que el proceso puede ser lento y que cuanto mayor sea el retraso, también lo será el número de empresas caídas y empleos desapareci­dos. En el caso de España se da también la circunstan­cia de que entre los objetivos del NextGenera­tion EU y los acuerdos del gobierno de coalición existen conf lictos de difícil resolución (la carga sobre el sector privado que propone Europa choca con las preferenci­as del gobierno por el impulso al sector público), además de que acuerdo supone aceptar una mayor vigilancia de la UE sobre las políticas económicas internas.

En tercer lugar, también está por dilucidar la capacidad de los gobiernos para encontrar los proyectos adecuados a la aplicación de los fondos. Puede que Italia y España lo tengan especialme­nte difícil por su estrecho margen de maniobra con recursos propios, debido al elevado endeudamie­nto del sector público, a lo que habrá que añadir, en el caso de España, la tensión sobre criterios de reparto y coordinaci­ón con comunidade­s autónomas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain