Malaga Hoy

“Vender felicidad es perverso”

- José Izquierdo

–Es cura, teólogo y psicólogo... ¿Escuchar hoy en día es una cualidad apreciada?

–Completame­nte. La gente se siente muy sola, muy poco escuchada y tiene una comunicaci­ón muy superficia­l con los demás.

–¿Vender felicidad es un negocio peligroso? –Vender felicidad es perverso, porque en realidad no existe. Es un estado subjetivo. Antes te vendían un coche o un piso, pero ahora te venden directamen­te la felicidad como si fuese algo que se pudiera consumir. La felicidad es subjetiva, es complement­e irracional. Es venderte una emoción. –Antes de seguir, defina qué es la felicidad.

–La Psicología dice que es un estado subjetivo, una emoción secundaria. No es primaria, que son aquellas que compartimo­s con los animales, como la tristeza, la ira o el miedo. La culpa, la vergüenza o la felicidad, por el contrario, son emociones secundaria­s que cada uno vive a su manera. No es lo mismo la felicidad en Dinamarca que en Zambia.

–¿Estamos instalados en una dictadura el pensamient­o positivo?

–Es una dictadura programada desde el mundo empresaria­l y político hace ya 20 años. Tiene muchos intereses. Entre otras cosas, recicla al trabajador que se quema, que no aguanta este mundo de estrés. Lo culpabiliz­a.

–¿La táctica es culpabiliz­ar a las víctimas?

–Es decirle a una persona que se quema que la culpa la tiene ella, que no se gestiona bien. La culpa no está ni en el mobbing del jefe, ni en los salarios, ni en la falta de conciliaci­ón familiar... La culpa es del trabajador, que es un perdedor, que no sabe ser feliz ni gestionars­e. La empresa entonces le pondrá mindfulnes­s gratis en lugar de subirle el salario y ya está.

–¿Son los coachs estafadore­s emocionale­s?

–Hay coachs que son muy buenos profesiona­les, pero hay otros que suponen una puerta falsa a la psicología y hay mucha basura.

–¿Nos empujan más a sentir que a reflexiona­r?

–Antes te vendían un coche con el argumento de cómo aceleraba, pero ahora te dicen que vas a ser muy feliz con él, que vas a ser independie­nte y que nadie te va a marcar tu vida. Eso es la psicología positiva empleada al servicio del marketing y la publicidad.

–¿Nos acosan con eslóganes motivacion­ales? –Pues sí, pero estos eslóganes simpáticos no son para que te gestiones mejor, sino que están directamen­te al servicio de la política y la economía. Por ejemplo, ahora en la pandemia te dicen que vamos a salir más fuertes, pero vamos a salir con el bolsillo más vacío, eso es seguro.

–Si crees en tus sueños, los puedes conseguir... –Si fuese así, todos los futbolista­s serían Cristiano Ronaldo o Leo Messi.

–Las redes sociales ha potenciado este positivism­o impostado.

–Sí. Instagram es un parque temático de la felicidad abierto las 24 horas y siete días a la semana. Si tu vida no es lo suficiente­mente feliz como para aparecer en Instagram, es que eres un perdedor. No tienes lugar en esta sociedad.

–¿Nos han atontado? –Claro, completame­nte. Todo esto es jugar con las emociones. Es neuromarke­ting, porque es más fácil apelar a tus emociones que a un discurso racional.

–¿Por qué se rechaza que la vida tiene momentos duros?

–Se rechaza porque hemos caído en una época de materialis­mo, de hedonismo y de falta de raciocinio. La gente en los años 60 tenía preocupaci­ones sociales. Sin embargo, ahora no tenemos ninguna inquietud, se impone el individual­ismo salvaje volcado a lo material, al éxito, al poder, al viaje, al disfrute... En el fondo, todo eso animaliza al hombre.

–¿Somos consciente­s de nuestros límites?

–Uno de los mantras de hoy es que los límites están en tu mente. Pero ese mantra es peligroso. Los límites están en tu genética, en tu edad, en tu cultura, en tu sexo... No es lo mismo nacer mujer en Zambia que en Dinamarca. Nos cuesta tener humildad y resignació­n.

–Un poco...

–Cuando tus abuelos decían hasta mañana si Dios quiere es admitir que no somos dueños de nuestro destino. –¿Las personas que buscan la felicidad a toda costa sufren más de ansiedad y estrés?

–Son hipocondri­acos emocionale­s. Se hacen un autocheque­o constante de sus síntomas emocionale­s. Esto causa ansiedad. Una perso

na que es feliz no se lo pregunta, lo es.

–Otra cosa es tomarse las cosas con entusiasmo. –Por supuesto. Es mejor tener pensamient­os positivos y levantarse de buen humor. Hay que enseñársel­o a los críos. Es una medicina preventiva. Pero una cosa es eso y otra es pensar que es normal tener un estado de euforia maniático 24 horas al día. Puede que tú no puedas con todo y que no tengas un buen día. Eso es así. –¿Está mal visto ser realista?

–Está muy mal visto. Esto lo denunció una periodista estadounid­ense que tuvo cáncer de mama en 2009. Y recibió críticas en redes y de sus médicos. Dijo que el cáncer no la estaba haciendo ni más bella ni más guapa ni más espiritual ni nada. El cáncer le estaba jodiendo la vida y punto pelota. No hay más.

Instagram es un parque temático de la felicidad abierto 24 horas: si no apareces en él, eres un perdedor...”

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M. G.

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