“Hemos tenido que cerrar con el local lleno”
● Los bares de copas lamentan el parón mientras que las cafeterías celebran la medida con sus mesas repletas
En la puerta del bar de copas Camden Lock un gran grupo de jóvenes bebe y fuma de pie. Son las 18:00 y tienen que emprender la retirada. Al menos, hasta las 20:00 que vuelva a abrir. “Hemos tenido que cerrar con el local lleno y se te cae el alma, no tienes ni para pagar a tus empleados y echas a tus clientes”, lamenta Kiko, uno de los socios del establecimiento. “Este nuevo horario nos da algo de vidilla, pero como mucho para pagar a los empleados, estamos en la ruina”, confiesa. “Trabajamos con el turismo idiomático y vacacional y lo hemos perdido, encima estamos muy recortados, la Junta nos está castigando a los bares de copas”, agrega.
También señala Kiko que el Centro “es un barrio despoblado y la gente no baja si a las seis te van a echar de un bar, prefiere quedarse en el barrio, los del centro somos los más afectados por las medidas y es una faena que se corte a esta hora porque la gente empieza a beber después de comer”. Opiniones al margen, cumple rigurosamente con las normas, lo que no hace el local vecino. Como disponen de máquina de café siguen abiertos. En el Moonlight, del Grupo Trillo, Ivonne limpia las mesas de la terraza que también ha tenido que desocupar a la hora señalada. “Estábamos a tope, pero hemos tenido dejar de servir lamentablemente, esto supone perder las horas fundamentales de nuestro negocio”, señala. “La gente nos decía que por qué se tenían que ir y les he mandado a que hagan algunas compras y regresen”, bromea Ivonne. Desde el 10 de noviembre han estado solo tres horas abiertos y la facturación ha sido escasa. Ahora esperan recuperar parte de lo perdido.
Mientras los bares de copas mueren durante el parón de dos horas, la vida se multiplica en las cafeterías y churrerías. En la mayoría cuesta coger mesa, no digamos en Casa Aranda, con una cola de más de veinte personas. “Todos los días pasaba por aquí y estaba tristísimo, hoy hay un ambientazo tremendo, están contentísimos”, dice Rafael, que por no esperar prefiere llevarse sus dos churros “puestos”. “Para los jefes es un alivio y para nosotros también, porque esta es nuestra hora fuerte”, dice Javier, uno de los camareros de la tradicional chocolatería. A partir de este viernes su horario es de 16:30 a 20:30. En el último mes se han tenido cuando más clientela tenían.
En la cafetería Framil, Francis atiende sin descanso. “Ha sido la muerte y ahora nos han dado un balón de oxígeno para aguantar las navidades, que se han convertido en la mejor época del año desde que está el espectáculo de las luces, mejor que Feria y Semana Santa”, comenta el propietario del local. Tras los últimos cambios, ahora pueden volver a su horario habitual, de 7:30 a 21:00. “Nos hemos sentido 100% discriminados, el comercio abierto, las calles con gente y nosotros cerrados”, reconoce. “No sabría decir cuánto, pero llevamos perdido mucho”, concluye.
Para no sumar más al balance negativo del año, en el restaurante De Norte a Sur han decidido reconvertirse de seis a ocho y unirse a las tardes de merienda sirviendo chocolate y churros. “Hemos aprovechado que tenemos las cafeterías al lado y nos hemos puesto a hacer churros”, comenta Manuel, el cocinero del restaurante y destaca que ya están “muy quemados”. “Se han olvidado de la hostelería, no nos han dado ni una triste ayuda y todo supeditado a que estemos al corriente en la Seguridad Social y Hacienda cuando llevamos casi diez meses sin ingresos”, protesta Manuel.
Después de aguardar colas en Primor, La Casa del Libro o la administración de lotería El Gato Negro, llegan las 20:00. Hora de abrir la barra de nuevo. Cuando todavía quedan 15 minutos para poder servir alcohol la plaza Mitjana está repleta de jóvenes esperando a que abra el bar Vox y los locales aledaños. Parecen que van a dar las campanadas y todo el mundo tiene que estar preparado. En cuestión de un minuto, los propios parroquianos montan las mesas en la plaza. Vuelve a girar la rueda. La copa está de nuevo servida.
Tras dos horas raras, con unos locales cerrados y otros abiertos, a las 20:00 la rueda vuelve a girar