Draghi se echa a la espalda capear el temporal en Italia
El ex presidente del Banco Central Europeo acepta la propuesta para formar Gobierno para gestionar el plan de ayuda por la pandemia
El ex presidente del Banco Central Europeo Mario Draghi aceptó ayer formar un Gobierno en Italia después de que fracasaran las negociaciones para reeditar el anterior, de Giuseppe Conte, y su prioridad será afrontar inmediatamente la pandemia. “Es un momento difícil. El presidente ha recordado la dramática crisis sanitaria y sus graves efectos en la vida de las personas, en la economía y la sociedad. La emergencia requiere soluciones a la altura. Respondo positivamente al llamamiento del presidente”, dijo tras reunirse con el Jefe del Estado, Sergio Mattarella.
Éste ha confiado en el prestigioso banquero, considerado el salvador del euro en los peores momentos de la crisis, para tratar de conformar un Ejecutivo tras la dimisión de Conte.
El presidente de la República tenía ante sí dos vías: la elección de un Gobierno “institucional”, presidido por una persona “de alto perfil”, o un adelanto electoral, y optó por la primera debido a la urgencia de la crisis sanitaria. Para ello convocó ayer en el Quirinale a Draghi y ambos se reunieron a puerta cerrada durante algo más de una hora para abordar las prioridades: vencer la pandemia, completar la campaña de vacunación e impulsar la recuperación.
Pero también invertir los “extraordinarios recursos” de 209.000 millones que llegarán desde la UE y que deben servir para “atender a las futuras generaciones y a la cohesión social”, dijo en una breve declaración a su salida del palacio. “La conciencia de la emergencia reclama respuestas a la altura de la situación y, con esta esperanza, respondo positivamente a la petición del presidente”, sostuvo Draghi.
Nada más empezar su declaración, a Draghi se le escapó una sonrisa que parecía denotar cierto nerviosismo. A buen seguro Mattarella le hablaría del clima de confrontación que reina entre los partidos políticos, a la gresca desde hace semanas. Y es que las perspectivas no son fáciles. El encargado de formar Gobierno ha aceptado “con reservas”, como indica el protocolo, y antes de hacerlo oficialmente deberá reunirse con las distintas formaciones para tantear su respaldo.
Por el momento se topará con el “no” del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), el primer partido del Parlamento y enfadado por haber perdido el Gobierno. La línea actual de la formación antisistema es el rechazo a esta propuesta pero, a tenor de su tradición de transfuguismo italiano, no se descarta que alguna de sus distintas facciones decida ir a contracorriente y apoyar al banquero.
La segunda fuerza parlamentaria, la ultraderechista Liga, es la más ambigua. Asiste con recelo a este escenario y su líder, Matteo Salvini, aseguró que no tiene “prejuicios” con el rol de Draghi, pero cree que lo mejor es adelantar las elecciones generales. El rechazo más rotundo es el de la ultra Giorgia Meloni y su partido Hermanos de Italia, que exige las urnas animada por los buenos datos de los sondeos, soñando incluso con superar a su socio Salvini.
Draghi, por contra, contará con el plácet del Partido Demócrata, ya anunciado por su secretario general, Nicola Zingaretti, así como de la Italia Viva de Matteo Renzi o formaciones menores del Grupo Mixto. Queda por saber la posición de Silvio Berlusconi, que en las últimas semanas viene abogando por un Gobierno de unidad nacional.
Para tomar el pulso a la situación, Draghi se reunió ayer con el presidente de la Cámara de los Diputados, Roberto Fico, y con la del Senado, Maria Elisabetta Alberti Casellati. Mientras arranca la negociación en los pasillos del poder romano, el país seguirá en manos del primer ministro en funciones, Giuseppe Conte, que no ha mediado palabra desde que dimitiera al perder la mayoría de su coalición, del M5S y la izquierda, por el abandono del respaldo clave de Renzi, responsable de su desdicha.
Draghi deberá afrontar la negociación con celeridad, pues el tiempo y la crisis sanitaria apremian. Por ejemplo, el plan de recuperación con la lluvia de millones europea deberá llegar a Bruselas el mes próximo.
Conte, que sigue por ahora en funciones, no ha abierto la boca desde su dimisión