Estafan 12 millones de euros a bancos de EEUU usando comercios extremeños
La operación de la Policía Nacional y el Servicio Secreto norteamericano deja 105 detenidos, la mayoría españoles La red, dirigida por albaneses, operaba desde un hotel de Cáceres
La Policía Nacional y el Servicio Secreto de EEUU han asestado un importante golpe a una red de fraude con tarjetas, que se ha saldado con 105 detenidos y una estafa que supera los 12 millones de euros a 30 bancos de EEUU, a través de un complejo sistema que la organización pilotaba desde un hotel en Miajadas (Cáceres) en connivencia con empresarios de la zona.
Tras más de un año y medio de investigaciones, la operación Secreto, coordinada por el Juzgado de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, ha culminado con la detención en España, el Reino Unido, Austria y Grecia de 105 personas, la mayoría de nacionalidad española, aunque la organización estaba liderada por ciudadanos albaneses, y otros 14 investigados.
El comisario general de Policía Judicial, Rafael Pérez, junto con Beatriz Gómez, inspectora jefa de grupo de fraude financiero de la Policía, y el encargado de Negocios de la Embajada de EEUU en España, Conrad Tribble, dieron cuenta ayer de los detalles de esta importante y pionera operación contra la delincuencia económica.
Un fraude “especial”, en palabras de Gómez, que ha llevado a la Policía mucho tiempo desentrañar hasta llegar al origen del dinero y, por tanto, a la identidad de muchos de los detenidos en España.
Con más de 250 cuentas bancarias investigadas, el inicio de las pesquisas se sitúa en EEUU, que alerta a España de que algunos de sus bancos están siendo estafados a través de tarjetas que han expedido a clientes con compras que se efectúan en comercios españoles.
A partir de ahí, los investigadores comienzan a entender el modus operandi de la organización, que la inspectora jefa explicó gráficamente. La red crea empresas fantasmas en EEUU, las dota de solvencia y solicita a sus bancos la expedición de tarjetas.
Con esas tarjetas físicas ya en
España, concretamente en el hotel El Cortijo de Miajadas (Cáceres), que los líderes de la red tenían alquilado como base de operaciones, los estafadores captan a empresarios del pueblo y otros de la provincia y de Badajoz.
El “negocio” es que ellos dispongan en sus establecimientos –sea una farmacia, una joyería, un club taurino o una empresa de construcción– de un terminal TPV (un lector de tarjetas) y piden a su entidad que les active el sistema de preautorización. Los empresarios y autónomos españoles “sólo” tienen que pasar la tarjeta que les dan los estafadores a cambio de alrededor de un 15% de la cantidad que marcan en el datáfono, además de generar facturas falsas.
El fraude se comete por ese sistema de preautorización. Cuando se pasa la tarjeta, el dinero no se cobra: “queda como en un limbo”. Según Gómez, el banco norteamericano, pasados unos días y al comprobar que su cliente (el estafador) no ha hecho esa compra, ingresa esa cantidad en la cuenta. Es entonces cuando se vuelve a pasar la tarjeta y se libera ese dinero.
Inmediatamente, los fondos se depositan en la cuenta del empresario, que se queda con ese 15% y desvía el restante mediante transferencia a otras cuentas de la organización en otros países.
En las provincias de Cáceres y Badajoz, la red había logrado la connivencia de muchos empresarios hasta el punto de que, según los investigadores, “tenían la zona quemada” y pensaban expandir su negocio en otras comunidades.
Al falso gasto de 80.000 euros en una hora en una farmacia se suman los 300.000 en un club taurino y cargos en hoteles de más de un millón de euros en pleno confinamiento.