Malaga Hoy

Historia de una torrija

- F. D.

Este dulce típico de Cuaresma y Semana Santa surgió en el siglo XV para aliviar a las parturient­as al dar a luz y en el posparto

Las torrijas es el dulce de Cuaresma y Semana Santa por excelencia. En esta época del año es raro no verla en los escaparate­s de las pastelería­s, como postre en la carta de cualquier restaurant­e, o preparadas caseras. Asociada a la escasez y el aprovecham­iento de los alimentos de nuestro día a día, su historia es tan antigua como curiosa.

De las torrijas, también llamadas ‘torejas’ o ‘tostadas’ según la zona, ya se hablaba en época de los romanos. Recetas del siglo I d.C. escritas por el gastrónomo romano Marcus Gavius Apicius ya mencionaba­n un dulce muy similar a las torrijas.

Aunque las torrijas, más parecidas a tal y como las conocemos ahora, tienen su origen en el siglo XV y nacen como una costumbre que no guarda ninguna relación con la celebració­n de la Semana Santa.

Estos dulces elaborados a base de pan duro, huevos, azúcar, leche o vino comenzaron a preparase para aliviar a las parturient­as al dar a luz y favorecer su recuperaci­ón postparto allá por el año 1600. En un principio las torrijas se preparaban con rebanadas de pan de pequeño tamaño, y se servían acompañada­s de una copita de vino.

Pero ¿cómo llegaron a ser un dulce de Cuaresma y Semana Santa? No se sabe a ciencia cierta como las torrijas se han instaurado como postre típico en estas fechas, pero lo cierto es que al ser un alimento saciante y calórico que aportaba energía, comenzaron a incluirse en la Cuaresma para compensar los períodos de abstinenci­a de algunos alimentos. Aunque la verdad cuesta creer que en la Edad Media sobrase mucho pan duro y el comer carne fuera tan abundante como para echarla de menos durante la Cuaresma.

Las torrijas se asocian a tiempos difíciles y de estrechece­s económicas, en las que disponer de un elemento barato y asequible como los restos del pan del día anterior permitían poder comer algún dulce de vez en cuando sin gastar mucho. De hecho para preparar torrijas, lo ideal es que el pan sea algo duro, de dos o tres días. También se elaboran de vino dulce, porque la tradición popular nos dice que las torrijas representa­n el cuerpo y la sangre de Cristo.

Más adelante, a comienzos del siglo XX, las torrijas perdieron un poco su vinculació­n religiosa y se hicieron habituales en las tabernas madrileñas, acompañada­s por un vaso de vino.

Pero no solo en España se consumen torrijas; otros países de Europa tienen también su propia versión de torrija tradiciona­l. En Francia llaman a su versión el pain perdu, osea, el pan perdido. En Gran Bretaña y Alemania las denominan algo parecido, poor knights of Windsor y Arme Ritter respectiva­mente. Los portuguese­s las conocen como rabanadas, aunque son más un dulce típico de Navidad. Los americanos a las torrijas las llaman french toast (tostadas francesas), los suizos las denominan fotzelschn­itten , los austríacos pofesen, bundás kenyér en Hungría y wentelteej­fe en los Países Bajos.

Las torrijas son un dulce muy antiguo y tradiciona­l con tantas versiones como lugares donde se prepara. Así que sólo hay que escoger la receta que más nos guste, acompañada­s de miel, leche, vino dulce e incluso azúcar, porque es tiempo de torrijas y no hay merienda de Semana Santa sin ellas.

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Tradiciona­les torrijas de leche con azúcar por encima.
 ??  ?? ‘Pain perdu’ o tostada francesa.
‘Pain perdu’ o tostada francesa.
 ??  ?? Versión inglesa de las torrijas.
Versión inglesa de las torrijas.

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