Espadas prepara su carrera andaluza
● El alcalde de Sevilla no dejará el Ayuntamiento hasta que las elecciones andaluzas estén a la vista ● La agenda del regidor se intensifica, pero sus viajes no igualan a los de Díaz
EL goteo seguirá, y de abajo hacia arriba, el PSOE andaluz ha entrado en ebullición ante las próximas elecciones primarias para elegir a su candidato a la Presidencia de la Junta. Mientras Susana Díaz vuelve a recorrer Andalucía desde Levante a Poniente –esta semana ha estado en Almería–, su posible contrincante, Juan Espadas, ha viajado a Madrid, donde ha mantenido contactos discretos con andaluces en el Congreso, en el Senado y diversos ministros. El grupo de diputados andaluces es, prácticamente, unánime en cuanto al cambio, mientras en el Senado la ex presidenta de la Junta aún cuenta con algunos apoyos.
Como alcalde de Sevilla, la cobertura de Espadas para realizar una campaña es peor que la de Susana Díaz, que sigue siendo la secretaria general del PSOE y líder de la oposición. Espadas se mantendrá al frente del Ayuntamiento de Sevilla hasta que se planteen las elecciones andaluzas, explican fuentes socialistas; de modo que concurriría a las primarias, que son unas elecciones de partido, sin dejar la Alcaldía. A partir de su celebración, y si ganase, iría preparando su desvinculación del Ayuntamiento. Con las personas con las que ha hablado estos días, Espadas le ha transmitido una voluntad sin dudas para iniciar esa carrera.
Aunque su agenda es menos apretada que la de Susana Díaz, el regidor hispalense viene haciendo un viaje todas las semanas. A Málaga fue en Semana Santa; después a Jerez, donde gobierna una alcaldesa amiga, Mamen Sánchez. Esta semana le ha tocado el turno a Madrid.
Pero la visita de mayor enjundia ha sido la de Huelva. En esta provincia, la dirección del PSOE está en manos de una gestora que aúna a sanchistas y a anteriores susanistas que ahora están por la renovación. Digamos que, para Espadas, es territorio amigo, aunque el alcalde visitó al regidor onubense, Gabriel Cruz, que se suponía aún afín a Susana Díaz. Sin embargo, el alcalde de Huelva ha optado por la equidistancia: las primarias llegarán cuando el partido lo decida, que es situarse en la neutralidad. Ya es mucho. Cruz podría ser el candidato de Susana Díaz a la secretaría provincial de Huelva, y no se le ha notado mucha reticencia ante la posibilidad de unas primarias anticipadas.
¿Por qué quiere Ferraz y los partidarios de Espadas unas primarias ahora? La razón es que si el PSOE espera a su congreso ordinario, allá por diciembre, la elección del sustituto de Susana Díaz se complicaría con las negociaciones en cada provincia para elegir a sus secretarios, lo que obligaría a Espadas a tomar partido por cada una de las rivalidades locales. Y esto es un problema. Los partidarios de la renovación no proceden del mismo tronco, los hay sanchistas de primera hornada, susanistas arrepentidos y, lo que es peor, todo un historial de rivalidades eternas en cada provincia que vienen de casi la noche de los tiempos. Por eso, lo mejor para Espadas sería concurrir a unas elecciones primarias donde se eligiese al candidato a la Junta. El proceso congresual vendría después.
Si Espadas ganase las elecciones, Susana Díaz se vería obligada a negociar un congreso tranquilo o a atrincherarse en una batalla en la que ya no tendría mucho más que un grupo de leales a su personalidad. No obstante, la ex presidenta dará la batalla en esas primarias para elegir al candidato de la Junta. Como ha explicado uno de sus colaboradores, ya no puede dar marchas atrás.
La intención de Ferraz es convocar después de mayo estas primarias en el PSOE de Andalucía, con el argumento de que Juanma Moreno puede adelantar las elecciones. Si se celebrasen antes del otoño, Espadas no dimitiría como alcalde de Sevilla, sino que se mantendría en el cargo hasta que se vislumbrasen las elecciones autonómicas. El PSOE sevillano debe resolver su sucesión. Hay tres posibles candidatos: Antonio Muñoz, Juan Carlos Cabrera y Sonia Gaya. Los tres son concejales. Gaya es una mujer de Susana Díaz, así que no sería alcaldesa de no ser que mediase un acuerdo improbable con Espadas. Muñoz y Cabrera tienen perfiles tan diferentes que podrían ser de distintos partidos, aunque el segundo, más conservador, es un hombre de aparato. Tiene pendiente una denuncia de Vox en los juzgados a causa de un altercado en un restaurante. Si no se resuelve dentro de los mismos plazos, habría problemas para su sucesión.
El PSOE de Sevilla siente pánico ante un relevo en la capital que suponga la pérdida de este Ayuntamiento, el más importante de cuantos tienen los socialistas en España. A Espadas nadie le va a imponer que tenga que conseguir el Gobierno de la Junta a la primera, pero mantenerlo en la oposición y, a la vez, verse sin poder en la Plaza Nueva es inasumible.
Fatiga pandémica. Ése es otro término que desconocíamos hasta hace no mucho y que, de repente, se ha convertido en referente. Además del hartazgo y del incumplimiento de las normativas sanitarias, la fatiga pandémica incluye síntomas como la ansiedad o el insomnio. “Es normal que ante la situación de incertidumbre, encierro y falta de relaciones sociales, se experimenten alteraciones en los estados emocionales –comenta, desde el Departamento de Psicología de la Universidad de Cádiz, Manuel García Sedeño–. Sobre todo, si se trata de situaciones sobrevenidas de forma brusca, como ha ocurrido con esto. No obstante, aunque se trate de unas reacciones normales, si generan sufrimiento, sensación de falta de control y afectan a nuestra vida normal, impidiéndonos vivir bien se puede calificar como preocupante”.
Aunque aún no hay datos oficiales, desde el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental apuntan a que los primeros sondeos señalan en torno a un 30% en el aumento de las peticiones de consultas durante el último año. “Cuando se habla de olas, cada una de ellas encierra otras –explica el presidente de la entidad, Jerónimo Acosta–. El primer golpe de la ola, digamos, es el motivado por la propia enfermedad y aquellos que la han sufrido. Pero luego vienen otras: aquellos enfermos que no han podido ser atendidos; enfermos crónicos que han visto afectado su seguimiento porque no ha habido medios. El último efecto de la ola es la salud mental, que se suele desatender muchísimo. Y esta inercia dura mucho tiempo, más allá del golpe físico. Eso es lo que estamos advirtiendo una y otra vez: la pandemia de salud mental prolongada en población general y específica, sanitarios, enfermos y personas que han perdido poder económico”.
Acosta apunta que, en número menor pero también en relación con la sacudida de la crisis del Covid, han aumentando, por ejemplo, las autolesiones o el consumo aislado de sustancias: “Nos están llegando consultas de institutos de la provincia, derivadas de los problemas de ansiedad, insomnio y consumo", indica, sin olvidar escenarios como las situaciones de violencia dentro del hogar, de género y familiar, o “el aislamiento y la soledad en las personas mayores” .
Aunque aún no hay suficientes datos sobre el consumo de hipnóticos y ansiolíticos en 2020, la contabilización referente a 2019 ya marcaba un pico importante en la tendencia. España ocupa siempre los primeros lugares a nivel de consumo de tranquilizantes en la OCDE, y todo apunta que la tendencia del año del covid va a seguir siendo sideral. Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Barcelona y CCOO sobre efectos de la pandemia en la población asalariada muestra que uno de cada cinco (21,5%) participantes había consumido tranquilizantes/sedantes o somníferos durante las últimas semanas. De éstos, más de la mitad (12%) eran nuevos consumidores mientras que, de los que ya consumían antes del inicio de la pandemia, uno de cada tres aumentó la dosis o cambió a un fármaco más fuerte. El consumo total fue superior en mujeres (27,4% frente a 15,9% en hombres), así como el porcentaje de nuevas consumidoras (15,4% frente a 8,8%).
Para García Sedeño, nuestro afán de inmediatez también tiene parte de culpa en esta hipermedicación: “¿Por qué sufrir, por qué esperar, si puedo arreglarlo en un momento? La facilidad de obtener un producto y la opción a cambiar rápido de estado aumenta ese hiperconsumo –desarrolla el especialista–. Creo que la sociedad de hoy ha generado sujetos con baja tolerancia a la frustración. Queremos el refuerzo inmediato y el tener a mano mecanismos que permiten disponer a voluntad de ciertas drogas más o menos legales, ayudan a que el consumo aumente”. A esto hay que sumar la posibilidad de adquirir medicación, o supuesta medicación, a través de Internet: el mercado negro del mercado blanco. “Mucha gente es incapaz de comprar alimentos en una web, pero luego creemos a pies juntillas lo que se nos anuncia”.
Cualquiera diría que, con esta fluidez de consumo vamos flotando por el mundo, subidos en la benzodiacepina, felices como nunca, “y no, cada vez hay más demanda, ¿verdad?”, señala Acosta. El presidente territorial de los psicólogos menciona datos de hace unos años pero, aun así, significativos: de las personas tratadas por ansiedad, recibían psicofármacos el 60.1%; el 39% no se trataba con nada, y sólo el 0.9% contaba con un tratamiento terapéutico, que era el recomendado. Recurrir únicamente a tranquilizantes para tratar trastornos emocionales es un remedio incompleto. Una pierna mal entablillada. El propio consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, declaraba esta semana que la ansiedad, la depresión y la somatización eran las patologías que más habían crecido durante el último año, y alertaba ante la “automedicación” y la importancia de “aleccionar a los profesionales”, desde la Administración “para que prescriban fármacos en coordinación con Salud Mental”.
Quizá el origen de la desatención a la salud mental sea cultural: el haber sido un país de confesionarios, no de divanes. “Los trastornos emocionales eran algo que ocultar o a lo que se quitaba importancia –explica Acosta–. Puede que por eso las administraciones sanitarias no le hayan prestado suficiente atención. La mitad más o menos de las personas que acuden a Atención Primaria por problemas mentales es por trastornos emocionales, por eso estamos defendiendo que se instaure la figura del psicólogo en AP. Los médicos de familia te dicen que no pueden hacer mucho más, en su consulta de diez minutos, que prescribir fármacos”.
Aguirre también ha mencionado en comparencia la importancia de incorporar la figura del psicólogo clínico como “enlace entre médico de familia y servicios sociales, que lleve la coordinación de Atención Primaria y equipos de salud mental”. Este año, en la comunidad, se han sumado 105 profesionales especializados al sistema sanitario andaluz. La incorporación no supone un gran cambio en un problema que parece estructural: en Andalucía, la ratio de psicólogos es de 3,28 por cada 100.000 habitantes. La mitad que en España, donde la cifra es de seis profesionales. Comparado con Europa, con una media de 18 psicólogos por 100.000 habitantes, la proporción es risible.