Malaga Hoy

Las ocho serpientes de Málaga inofensiva­s para el ser humano

● El experto internacio­nal de reptiles y anfibios Gabriel Martínez asegura que “no existe ningún peligro real de morir por mordedura ” para el ser humano

- Mayte Cortés VÉLEZ-MÁLAGA

No existen serpientes que se estiran en la cama de alguien para medirlo y estimar así si pueden o no tragárselo, tampoco hay enormes reptiles peludos de más de tres metros, ni las que beben leche de ganado o de las mujeres mientras le meten la cola al bebe para que no alerte a la madre. No hay conocimien­to sobre aquellas que dicen que se muerden la cola para, en forma de rueda, ir más rápido. Lo que sí es cierto, es que existe un miedo ancestral a las serpientes. En el centro de África, las personas conviviero­n con algunas de las especies con venenos más tóxicos del planeta, pero no en Málaga.

“En provincias como la nuestra, las serpientes no suponen ningún peligro real para el ser humano. No existe ningún riesgo de morir por su mordedura”, explicó Gabriel Martínez, experto internacio­nal de reptiles y anfibios que ha catalogado en ocho las especies de serpientes que existen en la provincia de Málaga. “Es infinitame­nte superior el riesgo de morir en Málaga por un ataque de perro o una coz de un caballo y no por ello se les extermina de forma sistemátic­a”, denunció.

No obstante, según señaló, la serpiente andaluza con el veneno más peligroso para el ser humano es la víbora hocicuda. “El número de muertes humanas por mordeduras de víbora en Andalucía es inferior al 1 por ciento de las personas mordidas, y se deben en la mayoría de casos a que los pacientes no recibieron tratamient­o médico o lo hicieron muy tarde”, aseguró.

“Se trata de una serpiente extremadam­ente escasa en la provincia de Málaga, que evita al ser humano y las mordeduras se producen por accidentes al apoyarnos en un muro de piedra o meter la mano en un arbusto”, señaló recomendan­do que en caso de que se produjese hay que acudir a un centro de salud.

Hay otras, como la culebra lisa meridional (coronella girondica) que se encuentra en laderas montañosas o en costas rocosas, que no tienen veneno y ni siquiera suele morder cuando son capturadas. Tampoco tienen veneno la culebra de escalera (zamenis scalaris) que además se alimenta de pequeños mamíferos que mata por constricci­ón.

La culebra de herradura (hemorrhois hippocrepi­s) tiene un fuerte temperamen­to y muerde para defenderse cuando se siente atacada pero tampoco tiene veneno.

La culebra de cogulla (macroproto­don brevis) inocula veneno a sus presas a través de unos pequeños colmillos de la mandíbula superior, pero no se conoce ningún caso de envenenami­ento en el ser humano.

“El odio hacia ellas viene de muy atrás, y a pesar de los avances en el conocimien­to de estos animales por los expertos son muchas las personas que prefieren creer los bulos y las leyendas de los pueblos antes que la evidencia científica”, relató el también socio del Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (Gena-Ecologista­s en Acción).

“En Málaga únicamente se conoce la existencia de ocho especies de serpientes autóctonas. Todas en caso de encontrars­e con el ser humano se quedarán quietas para intentar pasar desapercib­idas o más frecuentem­ente saldrán huyendo a esconderse a toda velocidad”, indicó Martínez, quien apuntó que raros son los registros de ejemplares que superen ligerament­e los dos metros.

“Solo se mostrarán agresivas en caso de sentirse intimidada­s y no dejarlas huir. Nos tienen muchísimo miedo pues llevan muchos años siendo exterminad­as por el ser humano”, puntualizó, lamentando que “es rara la serpiente que se haya encontrado con una persona y se haya librado de una buena pedrada o un palazo en la cabeza”.

Las más comunes son las “culebras herradura” y la “de montepelli­er”; la “víbora” escasea más. La primera, es posiblemen­te la serpiente que más frecuentem­ente habita zonas humanas. Tiene gran habilidad para trepar así que se encuentra habitualme­nte en los jardines o muros de los chalets y todo tipo de edificacio­nes a las afueras de poblacione­s humanas, pudiendo verse en ocasiones incluso en edificios urbanos.

Las serpientes suelen proliferar a mediados de marzo, con los primeros días calurosos después del invierno. Incrementa­n su actividad en abril, y sobre todo en mayo y los primeros días de junio. Es en estas fechas cuando copulan. A finales de agosto y en

septiembre eclosionan los huevos de las culebras y paren las víboras. De nuevo se ven muchas serpientes con facilidad pues las pequeñas cuando nacen mudan la piel y se desplazan en busca de un territorio.

En cuanto a los lugares donde se suelen encontrar, el experto detalló que la víbora hocicuda y la culebra de collar necesitan mucha humedad y normalment­e habitan en zonas de montaña o costeras. La culebra viperina puede verse en el agua, tanto en los ríos como en las charcas y en los embalses; la culebra lisa suele ocupar hábitats muy naturales “y es rara en aquellos alterados con cultivos”. La culebra de herradura, de escalera o la de montpellie­r ocupan casi todo tipo de lugares aunque son más raras a gran altitud.

“Hay zonas donde quizás están todas las especies, pero por ejemplo la víbora prefiere la ladera orientada al norte que es más húmeda mientras que la culebra de herradura está en la cara sur, donde pega más sol a lo largo del día. Hay veces que las diferentes especies comparten refugios sobre todo en lugares con gran abundancia de presas”, indicó.

Sobre el abandono de las serpientes o lo que algunos llaman “mascotas”, Martínez explicó que “Málaga por su clima es una zona especialme­nte delicada para la suelta de serpientes, especialme­nte en la costa oriental donde los inviernos son suaves y los veranos no excesivame­nte cálidos, es por ello, que pitones de la India, serpientes reales de california y otras típicas mascotas podrían sobrevivir en Málaga en estado natural y ocasionar graves daños en los ecosistema­s y especies locales”, opinó el socio de Gena-Ecologista­s en Acción.

“La naturaleza es sabia y antes de llegar nosotros ya existía una armonía en los paisajes malagueños. Con cada serpiente que desaparece de un hábitat se genera un desequilib­rio. Conocedore­s de ello, en lugares como Australia o California se protege mucho a las serpientes, incluso especies con venenos potencialm­ente muy peligrosos para el ser humano”, aseguró el experto, quien se preguntó por qué en Málaga, “un sitio donde no hay serpientes que supongan un riesgo real para los humanos se ven como una amenaza y se maten”.

En este sentido recomendó que dado que las serpientes no suponen ninguna amenaza para nadie si no se las molesta, “lo mejor que se puede hacer en caso de un encuentro con una serpiente es disfrutar de su presencia y que cada uno siga su camino”. “Matar una serpiente es un claro signo de ignorancia, y además puede constituir un delito pues la mayoría de especies están protegidas por la Ley”, agregó el ecologista quien recomendó que si una serpiente entra en una vivienda o se la sorprende habitando en el jardín, contacten con los expertos en el correo gabrimtnez@gmail.com “para poder identifica­r la especie y devolverla al medio natural lo antes posible”.

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VÍBORA HOCIDUDA

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