Malaga Hoy

Jugadores retratados

● La mala planificac­ión y confección de plantilla y el cambio de entrenador no evade de responsabi­lidad a un equipo muy decepciona­nte

- J. M. Olías MÁLAGA

A cuatro partidos del final de la temporada regular, a jugar en el espacio de, pandemia mediante, 12 días, del 12 al 23 de mayo, a la plantilla del Unicaja se le va acabando también el crédito. Entre los responsabl­es que perpetraro­n la mala confección de la plantilla se agotó. Pero, tras un cambio de entrenador con el que parecieron cambiar las cosas, se vuelve a estar en el mismo punto.

Sólo se han ganado dos de los últimos seis partidos. Ante equipos de presupuest­o inferior pero ahora algunos de estatus mayor se ha perdido con contundenc­ia ante Burgos (-8), Tenerife (-18), Zaragoza (-23) y Murcia (-13). Con muestras de impotencia y sin competir en los tres últimos. Entre medias, victorias ante Bilbao (+14) y Joventut (+9) que permiten aún albergar opciones de meterse en el play off. Y lo cierto es que el Unicaja depende de sí mismo. Si gana los cuatro partidos, está seguro. Si conquista tres, con mucha probabilid­ad. Si hay dos, más complicado.

El partido de este miércoles ante el Andorra es esencial. Y los jugadores deben dar un paso adelante, porque están quedando también muy señalados en esta crisis. No se puede tolerar que no se compita y salir a la pista con actitud contemplat­iva. Y es lo que sucedió en Tenerife y Murcia y en casa ante el Zaragoza. Sabidas son las carencias de una plantilla que paga las consecuenc­ias de una planificac­ión lamentable. Pero ello no les libera de culpa por esta situación ni obsta para que se dejen la piel. Y no sólo para reaccionar cuando se está 24 puntos abajo.

Katsikaris ha dado en sus comparecen­cias tras estas derrotas muestras de disconform­idad con los jugadores. Si hasta ahora había apostado por conciliar y sumar de puertas para afuera, ha pedido pasos adelante, concentrac­ión y esfuerzo públicamen­te. Tiene un año más de contrato y su propósito es seguir. Pero el vacío de poder institucio­nal que hay ahora mismo tiene a todo el mundo en el club en ascuas. La única parte positiva de una temporada tan mala podía ser que había tiempo y manos libres para tomar decisiones y planificar. La parálisis, a tenor de la desidia en las altas esferas, lo impide. El refrán de “el ojo del amo engorda al caballo” esta vez no se puede aplicar. Y se nota. Del actual plantel hay un alto porcentaje con contrato u opciones de continuida­d. La última impresión también aporta y de ellos depende. Otro cantar es el tema de los lesionados. No se espera a Mekel, Nzosa y Suárez para el partido de mañana, aunque el israelí tiene previsto trabajar en breve. Tocará analizar también qué ha pasado con ellos.

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UNICAJA B. FOTOPRESS Los jugadores del Unicaja hacen piña tras un entrenamie­nto.

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