Una batalla puramente inglesa
● City y Chelsea protagonizan la séptima final de la historia entre equipos de la misma liga ● Guardiola, favorito frente a la mayor inversión del curso a un título esquivo desde hace 10 años
Ha habido siete finales de Champions entre equipos del mismo país y todas han sido en este siglo. No es casualidad. La centralización del fútbol europeo ha provocado un acaparamiento de títulos entre los mismos y esta vez es Inglaterra la que recoge el guante, aunque en la final entre el Manchester City y el Chelsea, sus directores sean un español y un alemán y sólo haya cuatro ingleses sobre el césped.
La pérfida Albion vuelve a erigirse como epicentro del fútbol mundial, apenas dos años después de que el Liverpool doblegase al Tottenham en una insípida final en Madrid. Aquellos dos equipos, también de autor, han cedido el testigo a un primerizo como el Manchester City, y a un Chelsea que aún vive de lo que ocurrió en Múnich hace nueve años.
No queda en la plantilla ningún superviviente del conjunto que se impuso a contracorriente al Bayern de Múnich en 2012, aunque el espíritu de aquella llama sigue presente y es el que les dota de esperanza. Porque el City vuelve a ser favorito. No pesan las dos victorias consecutivas que traen los blues. 1-0 en las semifinales de FA Cup y 1-2 en la Premier. Estas dos bofetadas de Thomas Tuchel a Pep Guardiola son pasado, aunque demuestran la capacidad del alemán para ser el contrapunto a la estrategia del español.
El juego sólido y defensivo del germano, perdedor ya el año pasado con el PSG, ha sabido imponerse a la sinfonía perfecta que toca Guardiola, con los mejores instrumentos desde que llegara hace cinco años a Mánchester. Por fin su ciclo toca el clímax. Tras acumular títulos domésticos, el de Sampedor acaricia el día por el que firmó por el City. Todo el dinero invertido por los jeques cobra sentido cuando el himno de la Champions reciba al City en Do Dragao, donde unos 5.000 hinchas de cada club se darán cita en la grada. A ritmo del Wonderwall de Oasis, como en otro tiempo fue el Viva la Vida de Coldplay, los Phil Foden, Kevin de Bruyne y Riyad Mahrez, tratarán de completar la conquista del petróleo sobre el fútbol europeo. Lo que no hizo el PSG en 2020.