Divisas y materias primas
El menor pesimismo de los inversores se ha reflejado en una recuperación del euro, cuyo cambio frente al dólar estadounidense llegó a superar el 1,04€/$. La expectativa de que la Fed pueda recortar sus tipos el próximo año ha propiciado un notable rebote del oro, que ha vuelto a cotizar por encima de los 1.750 USD por onza. Por su parte, el petróleo ha retrocedido por debajo de los 90 dólares por barril, a pesar de las previsiones de que la demanda continuará creciendo en 2023.
Las implicaciones de la crisis energética, los problemas en las cadenas de valor globales y el encarecimiento de los alimentos –factores todos ellos acentuados a raíz de la guerra en Ucrania– continúan determinando la evolución de los precios en la Eurozona. En el caso de España, la tasa interanual de inflación se redujo en 1,6 puntos porcentuales hasta un 7,3%, ante una moderación de los precios de la electricidad y del gas, apoyado también por el efecto base.
En contraste, los alimentos y bebidas no alcohólicas registraron un significativo encarecimiento respecto a septiembre de un 2,3%, elevando su tasa anual hasta el 15,4%, máximo desde el comienzo de la serie histórica en 1994. Todo ello en un entorno explicado por los mayores costes logísticos y de producción, así como, el impacto de la sequía ante las elevadas temperaturas. Eliminando el efecto de la energía y de los alimentos no elaborados se mantuvo en un 6,2% anual, reduciendo notablemente el diferencial entre la tasa general y la subyacente, ref lejando el carácter generalizado y persistente de las actuales presiones al alza.