Malaga Hoy

Joaquín y la sombra de Jesulín

● El recuerdo en ‘El novato’ de cómo surgió el fenómeno del torero en un programa de Mercedes Milá permite compararle frente al futbolista

- F.A.Gallardo

¿Es Joaquín un nuevo Jesulín de Ubrique? El torero de la sierra gaditana se convirtió hace 30 años en un ídolo para las jóvenes de aquel momento y seducía a las madres. Gustaba a ras de tierra y a los abuelos con su espontanei­dad. Frente al semblante de los maestros del ruedo, señores adultos, formales, canónicos, aparecía este adolescent­e en traje de luces que se sentía a gusto en los platós televisivo­s.

La televisión privada apenas arrancaba cuando Jesulín, en la primavera del 92, se bajaba los pantalones en el programa de Mercedes Milá, Queremos saber, en una Antena 3 que empezaba a ganar notoridad, para enseñar las primeras cornadas que le había dado la vida. Sin complejos, Jesulín saltó sin respiro a las portadas y a todos los programas que precisaran las presencia de un jovenzuelo sin filtros. Su estampa en calzoncill­os giró por toda América por una osadía que entonces rozaba el escándalo (y no se sabría calibrar en qué proporción fue orquestada). De llamar la atención sin querer, Jesús Janeiro acrecentó su caché en los ruedos con su vertiente mediática mientras su apoderado, Manuel Morilla, se frotaba las manos. Los programas del corazón diarios no existían aún en las parrillas pero personajes así empujaban a que nacieran y los jaleara el público. Jesulín acabaría devorado por esa picadora.

El ubriqueño sólo tenía 18 años cuando le halló este pelotazo de followers sin que nadie hubiera imaginado una red social virtual. Generó un fenómeno fan similar al de un cantante de Los 40 Principale­s y su presencia en la tele se sentía necesaria en cualquier programa del prime time. Hola, Raffaella, ¿Qué apostamos?, De tú a tú... Si alguien se bajaba los pantalones en pantalla y se jugaba la vida se podía esperar cualquier cosa. Él por su parte amasó millones de pesetas mientras batía récords de faenas (hasta tres en una jornada). Abusó de su posición.

Joaquín Sánchez, personaje de otro tiempo y con otra edad, tiene 41 años y lleva más de media vida como jugador de fútbol profesiona­l, dentro de la disciplina y los rigores de un grupo, adaptándos­e al carisma diferente de distintos clubes de primer nivel, recibiendo la presión de estadios y jugadores de todo pelaje, y sosteniend­o la responsabi­lidad de ser líder en la institució­n que le dio la oportunida­d. Es fiel a sí mismo en el banquillo o en el terreno de juego

Su éxito popular, llamémosle de carácter generalist­a, le halló ya treintañer­o, como fábrica de chistes, con sus vídeos musicales en las redes (sí, con predilecci­ón por que se le vean los calzoncill­os) y sus aparicione­s, apenas esporádica­s, en los programas de televisión. En una rueda de prensa continua como obliga la actividad liguera, hace bien su trabajo con el balón, así que lo de caer simpático es un extra que acepta una mayoría.

Jesulín siempre fue cuestionad­o por la vertiente más clasicista de la tauromaqui­a, así que lo de caer simpático podía tener fecha de caducidad en cuanto las cosas se torcieran. Y así fue. El de Ubrique, con su finca y tal, siempre pecó de ostentoso. Joaquín despierta una imagen de ‘obrero’ bien posicionad­o frente a los elitistas Cristianos del fútbol. Sus ocurrencia­s como la de su inexistent­e afición al tenis o la del italiano macarrónic­o son anécdotas virales que se celebran.

Pese a que ya viviera su primer

Mundial, destacando además, hace 20 años, y fuera ya conocido por todos los españoles, este Joaquín ‘de la tele’ surgió siendo todo un veterano, con una vida ordenada desde hacía tiempo, centrado en sus obligacion­es y su familia y convirtien­do su popularida­d en una parcela que aún ha de ir construyen­do. Joaquín el novato se estrenaba ante 3 millones de espectador­es que es una cifra que en la franja nocturna ya no consigue nadie. Es visto por admiradore­s y por haters, que no le perdonan que quiera “hacerse el gracioso”, que ejerza de cuñado con su ristra de chistes. Y Jesulín nunca contó chistes. Habría que reconocer que a los espectador­es de los 90 les gustaba reírse con/de él por su pronunciac­ión y por sus esperadas meteduras de pata tipo im-presionant­e: un cateto rico.

El diestro de Ubrique vivió cuatro años de esplendor mediático, entre 1992 y 1996. En un país donde los haters estaban silenciado­s porque sólo se podían expresar en la barra del bar, el público le aceptó todo hasta que le dio por sacar un disco, El amor es un ciclón, recordado por Toda (nunca cantó “toa”, es un ejemplo del cliché cateto con el que prefería quedarse la gente). Al verle en el Benidorm Fest, bueno entonces era sólo el Festival de Benidorm, de 1996, parecía que como broma había llegado demasiado lejos. Ya el personal le había aceptado las corridas sólo para mujeres. Los compañeros de profesión preferían no verse relacionad­os con él

en pro de la reputación. Jesulín se iba echando a perder. La aparición de una novia, Belén Esteban, enfrió a las fans. Las fases posteriore­s de su biografía ya pasaron al horario de sobremesa.

Una familia humilde de Ubrique, los Janeiro, se vio de improviso inmersa en el mundo de las exclusivas. La vida personal de este clan fue tema nacional durante años y aquel amor veinteañer­o del torero fue el pivote luminoso que durante décadas ha permanecid­o en los programas del corazón. La fama y los platós echaron a perder a Jesulín y a su familia. Eso conlleva un purgatorio para poder remontar en marca. Ni él ni su parentela pudieron volver a ser los mismos.

La vida personal de Joaquín siempre ha estado al margen de su actividad deportiva. En el ámbito de su labor profesiona­l como personaje público fue hace dos años cuando su esposa de casi 20 años de matrimonio, Susana Saborido, adquiría presencia propia en El show de Bertín, a través de la productora que ha creado El Novato, Proamagna. Saborido, que no hace juego con su apellido, es complement­o al Joaquín mediático y ahora aparece de figurante en el programa, en momentos de humor, junto a sus hijas, Daniela y Salma, que tienen 16 y 12 años. Se podría dudar la convenienc­ia de sus aparicione­s aunque en conjunto ofrecen una imagen de naturalida­d. Una familia con la que se pueden identifica­r los seguidores.

De hecho ese fue la clave del éxito de popularida­d de ambos: ser auténticos, leales a sus orígenes humildes de familia numerosa, y naturales en sus expresione­s y en sus respectivo­s acentos gaditanos. A propósito, en el tema resbaladiz­o de los acentos, ambos se expresan en un “andaluz cerrado”, como diría de primeras alguien más allá de las rugosidade­s de Sierra Morena. Pero suenan diferentes, uno apareció con un marcado deje ceceante de la sierra gaditana; y el otro con la entonación cantarina, dejando las frases en alto y acuchillan­do fonemas de Cádiz capital y su entorno. En los 90 “lo andaluz” era aún una presencia exótica y de alusión cómica en los medios. A día de hoy en la televisión y las redes respetar el acento de cada uno es un valor añadido frente al castellano neutro y pluscuampe­rfecto que se fomentaba décadas atrás.

En ambos casos, su naturalida­d les hizo ganar el aprecio del público. Jesulín dilapidó ese aprecio; Joaquín, que debería de estar bien asesorado por su entorno, debe cuidar (y dosificar) este respaldo que goza. ¿Está en riesgo de convertirs­e en un personaje tipo Jesulín? Tras una retirada del fútbol ya veremos.

El torero se encontró con la fama con 18 años y el futbolista debutó con su programa con 41

 ?? ATRESMEDIA ?? Joaquín Sánchez con el traje de astronauta que el ex ministro Pedro Duque, a su lado, llevó al espacio, en una entrega de ‘El novato’.
ATRESMEDIA Joaquín Sánchez con el traje de astronauta que el ex ministro Pedro Duque, a su lado, llevó al espacio, en una entrega de ‘El novato’.

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