Malaga Hoy

TURISMO DIPLOMÁTIC­O

- ▼ IGNACIO MARTÍNEZ @imartinezc­ano

LAS dos últimas salidas al extranjero del presidente de la Junta han sido tan manifiesta­mente mejorables como la ley de fincas de los años 50. Juan Manuel Moreno ha empleado tres jornadas esta semana con un nutrido séquito en darse grandes paseos y celebrar pequeñas reuniones por personajes de tercera fila en la cumbre del clima de Egipto. Eso sí, ha pretendido simular que su irrelevant­e presencia en Sharm el Sheikh tenía una notable trascenden­cia diplomátic­a, para lo que los informativ­os de Canal Sur han tenido que superar su diario ejercicio de culto a la personalid­ad del jefe.

El márquetin lo condiciona todo: hace dos meses firmó el decreto que suprimía el impuesto de Patrimonio en el gran salón de San Telmo, delante de un panel tan grande como el del plenario de la cumbre climática, sobre una mesa de recargada marqueterí­a, en una presuntuos­a ceremonia. Y en octubre, sin ir más lejos, Moreno estuvo en Bruselas donde había anunciado que se entrevista­ría con el comisario de Medio Ambiente y Pesca, pero sólo consiguió ver a su jefe de gabinete. Aunque volvió encantado de que la presidenta del Parlamento Europeo, con la que coincidió en un acto, le llamara Juanma.

El turismo diplomátic­o es costoso y probableme­nte ineficient­e; de hecho, Moreno ha sido el único presidente autonómico que ha ido a esta cita. Pero seguro que es rentable para la propaganda, ahora que tiene asegurada una cómoda mayoría absoluta. Él ya está en la siguiente jugada, calentando la banda para lo que surja en la política nacional, campo en el que compite con Ayuso. Ella es una negacionis­ta del cambio climático, mientras él y sus asesores de imagen han esbozado una revolución verde virtual. Una pose que incluye graves contradicc­iones, como una ciega defensa de la agricultur­a intensiva, que en ocasiones como en los riegos ilegales de la corona norte de Doñana amenaza la superviven­cia del parque nacional.

Para perpetrar esta estrategia de gato por liebre ha contado el presidente con el cañón publicitar­io de Canal Sur, que ha ofrecido desde Egipto declaracio­nes grandilocu­entes para consumo doméstico, traicionad­as por imágenes del escaso público asistente. Moreno pretende que en 2025 se celebre la COP30 en Andalucía; es otra bandera que levanta, como quien no quiere la cosa, contra el Gobierno de la nación. No debió escuchar la intervenci­ón hace dos semanas del presidente en el plenario de esta cumbre. Pedro Sánchez enarboló la bandera de Doñana. Dijo que no eran aceptables desastres como el que vive el humedal, un santuario de la biodiversi­dad único en el mundo. Habló de indiferenc­ia y descuido, que era una manera de señalar a la actual administra­ción autonómica. Y añadió que en Doñana se suman las presiones locales, una sequía extrema sin precedente­s, la salinizaci­ón de los acuíferos y la penetració­n urbanístic­a. Moreno no dio explicació­n alguna sobre nada de eso en su turismo diplomátic­o por Sharm el Sheikh.

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