Malaga Hoy

“La presión asistencia­l es una agresión del sistema al profesiona­l”

● Personal de la sanidad pública afirma que la situación de Málaga no es la de Madrid, pero denuncia sobrecarga y estrés crónico

- L. García

La situación de la sanidad malagueña no es la de Madrid, donde se han llegado a abrir centros de salud sin médicos. Los profesiona­les comparten esta aclaración como punto de partida. Pero a continuaci­ón también coinciden en que la sobrecarga laboral y la presión asistencia­l continuada­s generan “estrés crónico” entre el personal y que las demoras perjudican a los pacientes.

“Los profesiona­les están quemados. La de Málaga no es la situación de Madrid, pero hay una gran sobrecarga de trabajo; es una presión asistencia­l que supone una agresión interna del sistema porque el personal sufre estrés crónico”. Es la queja de muchos facultativ­os que resume la pediatra y representa­nte de este colectivo en el Sindicado Médico de Málaga (SMM), Paloma Chinarro.

Se refiere a las condicione­s laborales de su especialid­ad, que suma unas 210 plazas en la provincia en centros de salud y de las cuales en torno al 30% están cubiertas por médicos de familia porque el Servicio Andaluz de Salud (SAS) no consigue pediatras para contratar. Chinarro insiste en que “hay pediatras, pero están en la privada”. Apunta que dejan la Atención Primaria justamente por la sobrecarga de trabajo. Como ejemplo pone el centro de salud de Las Albarizas (Marbella) donde hay tres bajas de pediatras que llevan casi un año sin cubrir. O un centro de salud de la capital únicamente con dos de estos especialis­tas. Asegura que el Distrito Sanitario Málaga ha pedido un tercer pediatra y los Servicios Centrales del SAS se lo han denegado. Ello supone que entre ambos deben cubrirse vacaciones, bajas y permisos. O la zona de Las Lagunas (Mijas), donde nueve facultativ­os dan cobertura a más de 10.000 niños sin una enfermera asignada para apoyarles en su atención. Chinarro recuerda una encuesta del SMM según la cual la mitad de los pediatras afirman que “nunca” se ha cubierto la ausencia de un compañero, que el 41% tiene más de 1.100 niños asignados cuando las recomendac­iones marcan que no sean más de 1.000 y que incluso el 20,5% atiende cupos por encima de los 1.200.

“Esto supone que dos de cada 10 pediatras trabajan destrozado­s. Se aprovechan de la vocación y la profesiona­lidad y cubren la atención sobrecarga­ndo a los profesiona­les, que viven con estrés crónico. Y eso es una agresión, no de los pacientes, sino una agresión del propio del sistema de la que no se habla, pero que menoscaba nuestra salud”, argumenta.

Los sanitarios coinciden en que la otra cara de la moneda de la sobrecarga asistencia­l y el déficit de profesiona­les es la que repercute de forma negativa en los enfermos, porque a más pacientes en las agendas, menos tiempo para atenderlos y más demoras.

En Atención Primaria llevan luchando dos décadas para disponer de 10 minutos para cada paciente, un tiempo que en la actualidad resulta una utopía. “La realidad de Madrid es demencial. Aquí no se llega a ese punto de desorganiz­ación, pero los profesiona­les llevamos mucho tiempo sufriendo. La situación varía de un centro a otro, pero en general, en todos hay déficit. Estamos peor que hace unos años. No encuentran médicos para contratar porque huyen de la Atención Primaria y porque no se ofrecen contratos dignos”, asegura Marta Álvarez, que trabaja el centro de salud de El Limonar y es la vocal de Málaga de la Sociedad Andaluza de Medicina Familiar y Comunitari­a (Samfyc). “Esto no es lo de Madrid, pero estamos mal”, insiste.

Así que muchos facultativ­os prefieren trabajar en las Urgencias de los hospitales, en la sanidad privada, hacer un segundo MIR, irse a otras comunidade­s o, incluso, emigrar al extranjero.

Describe a muchos profesiona­les “desbordado­s” por la presión asistencia­l que, en algunos casos, les ocasiona ansiedad y deben tomar tranquiliz­antes. “Es que una cosa es lo que pone la agenda [en cuanto al número de pacientes] y otra lo que vemos en realidad, que siempre es más”, aclara. Hace un par de semanas, el Sindicato Médico denunció que había facultativ­os que entre lo programado, lo no demorable y los avisos domiciliar­ios llegaban a ver a 60 enfermos diarios.

“La Atención Primaria lleva muchos años deteriorán­dose por falta de inversión y la pandemia lo ha empeorado”, asegura la representa­nte de Samfyc. Incide en que hacen falta presupuest­os adecuados no sólo para cubrir las bajas, sino para “dimensiona­r bien las plantillas” de los centros de salud. “Claramente hay un déficit de profesiona­les para que podamos hacer correctame­nte nuestro trabajo”, opina.

Una enfermera representa otro perfil de los sanitarios: los que emigraron al extranjero y retornaron. Cuenta que con casi 15 años de trabajo a sus espaldas, lo máximo que consigue en la sanidad pública son “contratos cortos y de correturno­s”. Así que ha apostado por trabajar en el sector privado. “Hay más vida aparte de lo público y no me pagan mal”, afirma.

Un enfermero de un centro de salud de la capital sostiene que por fin respiran tras dos años “intensísim­os de trabajo” debido a la pandemia. Manifiesta que “ahora están cuidándono­s un poco más” y se están haciendo más contratos en enfermería, pero reconoce que el problema generaliza­do del sistema es “la falta de personal”.

Profesiona­les “huyen” de la Atención Primaria por la sobrecarga laboral permanente

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Varias personas esperando en un centro de salud.

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