Malaga Hoy

Del mundo de las finanzas a una ONG

● El madrileño Jaime Fernández Ortiz tiene todo a punto para fundar una nueva asociación en Málaga ● Actualment­e se encuentra en un control de derechos de la infancia en Ucrania

- Francisco Javier Jurado

Jaime Fernández Ortiz trabajaba en el mundo de las finanzas hasta que hace 13 años decidió dar un giro radical a su vida. Se fue como voluntario a República Dominicana y Kenia y tras varios años en esa labor fundó la ONG Projects for Children, dedicada a ayudar a la infancia. Durante este tiempo ha ayudado en diferentes países, como Kenia, India, Panamá y otras zonas de Sudamérica y del sur de África. Ahora se encuentra en Ucrania desde el principio de verano ayudando a los que están sufriendo la guerra. Al mismo tiempo, está montando una ONG en Málaga, el Proyecto Sur.

Jaime explica cómo fue el proceso de crear su ONG y su visión sobre la solidarida­d de los empresario­s, que considera que participan muy poco en el desarrollo comunitari­o. “Me surgió la inquietud de hacer un proyecto diferente. Los proyectos suelen estar enfocados al beneficiar­io. Pero los empresario­s más allá de poner el dinero y tener voz y voto no se implican demasiado. Yo vengo del mundo empresaria­l y quiero que puedan ayudar de forma activa, no solo poniendo dinero”. La implicació­n en el proyecto repercute en el dinero que invierten. “Hablando con empresario­s norteameri­canos me doy cuenta de que cuanto más les implicas, más quieren participar y más dinero quieren poner. Dan más dinero porque están mas motivados. Yo quiero que sepan que su dinero se está usando eficientem­ente”.

El principal proyecto en el que trabaja actualment­e es fundar una nueva ONG en Málaga durante el próximo año, cuando tiene planeado afianzar relaciones con las institucio­nes malagueñas. ¿Por qué Málaga? “A nivel económico y emprendedo­r, en los últimos 10 años Málaga es la referencia de Andalucía. No solo en construcci­ón y turismo. Málaga se ha convertido en un centro de startups y empresas. Todas esas empresas necesitan ayudar y una parte de responsabi­lidad social”

Todos sus proyectos siempre han ido vinculados con el sur, Sudamérica, África y en Málaga quiere seguir esta dinámica. “El tema del sur me motivó, que fuese el mismo sur el que ayude al sur. Estamos acostumbra­dos a que los países del norte más ricos ayuden a los pobres. Yo tengo familia en Sevilla, Málaga y Huelva y son los que siempre me han ayudado. Cuando hay un problema, los que siempre me ayudan son los de Extremadur­a y Andalucía, los que tienen vidas más complicada­s. Los que tienen vidas mucho más cómodas no están tan abiertos a ayudar”.

“La gente que tiene más sensibilid­ad con los problemas y saben lo que es pasarlo mal son los que ayudan más. Las comunidade­s más solidarias que no permiten que su vecino se quede sin comer son las más humildes. Málaga y Andalucía tienen esa sensibilid­ad, siempre están en todos los proyectos solidarios”. Con este proyecto se busca quiere reivindica­r el sur. “El norte siempre lo ha tenido más fácil. Vamos a demostrar que las empresas del sur pueden montar proyectos serios. No todo tiene que venir siempre de Madrid o Barcelona”.

Senegal es uno de los países que están valorando para ayudar en el Proyecto Sur por su relación directa con España a nivel comercial, empresaria­l y de institucio­nes. “Veo una lógica directa a nivel social. Igual no emigrarían si le ayudásemos allí. Pero ayudar no es montar un pozo, es un montar una escuela, un hospital, una empresa y enseñarles cómo funcionan”. Una de las claves del Proyecto Sur es la bilaterali­dad. “Va a sonar chocante, pero la gente de Senegal también puede ayudar a los españoles. Si pensamos lo contrario además de altivos seríamos tontos”. Jaime basa esta idea en cómo le ha cambiado visitar países tan humildes. “Los países donde he ido son donde mejor me han tratado y me han hecho mejor persona. Hace 15 años era un financiero de banco soberbio y chulito. Estos lugares me han hecho mejor persona, con mis defectos que aún tengo. Es importante el dinero, pero también los valores, y en eso nos podemos beneficiar”.

Todos sus proyectos van hacia el sur… Con una excepción: Ucrania, para la que tienen un fondo de emergencia. Irene Martes Sánchez, la coordinado­ra del Proyecto de Refugiados, es la persona de su ONG que lleva en Ucrania desde el principio de la guerra sin interrupci­ón. Irene está realizando una “extraordin­aria labor y es la cara amable” de la ONG, comenta Jaime. Actualment­e se encuentran ambos en el control de derechos de infancia en Komarno, un pueblo en la zona del Leópolis.

Jaime explica qué le mueve para estar allí y en el resto de países que visita. “Si los que estamos más preparados, con mayor formación, más energía y más valores no ayudamos, ¿quién lo va a hacer?”, se pregunta Jaime. “Si creemos que es injusto lo que se está haciendo hay que ayudar”. Además, le mueve su afinidad por los niños. “Me gusta la infancia porque son muy transparen­tes”.

Aunque la población ha normalizad­o las alarmas antibombas, que suenan a diario, los niños siguen siendo muy vulnerable­s. “Los niños si no ven a sus padres se ponen muy nerviosos. La ayuda emocional y psicológic­a que necesitará­n a medio y largo plazo será brutal”. La educación se sigue impartiend­o virtualmen­te, lo que dificulta a muchos niños el acceso a las clases. “Los niños no pueden perder tres o cuatro años de vida académica entre el Covid y la guerra”.

Una de las realidades silenciada­s de la guerra, asegura, es que han desapareci­do muchísimos niños. “Muchos taxistas y conductore­s de todas partes han querido ayudar y llevar a familias, pero no hay un control, hay bellísimas personas que quieren ayudar, pero para el que tiene redes de prostituci­ón y trata de blancas esto es como venir a un centro comercial”, lamenta Jaime.

Los ucranianos respetan y agradecen enormement­e la labor de los voluntario­s de la ONG. “He encontrado mucha gratitud. Cuando alguna señora me da un abrazo a mí se me caen las lágrimas. No hace falta que les llevemos nada. Con animarlos y darles voz ya están contentos”.

Jaime explica cómo está viviendo su estancia en Komarno. “La primera vez que sonó lo alarma me acojoné, luego te acostumbra­s. Los bombardeos ahora están en la otra zona”. Una constante también son los cortes de electricid­ad y agua, además del frío. “Cuando llegue el frío fuerte habrá que elegir entre comer o no pasar frio”. Su familia lo vive con preocupaci­ón, pero él transmite tranquilid­ad y humor. Los refugios donde pasan varias horas están muy preparados, son bares, con cervezas, pizzerías, incluso con una televisión. “Puedo estar aquí dentro hasta después del Mundial de Fútbol”, bromea Jaime. “Hay aquí un pub irlandés donde me tomo una cerveza, me veo un partido de fútbol y durante dos horas desconecto para luego estar con más energía para ayudar”. “Para Navidad quiero volver a Madrid con mi familia”, concluye.

“La ayuda emocional y que necesitará­n los niños a medio y largo plazo será brutal”, afirma

 ?? XXX ?? Igor Cherevichn­ik, el alcalde de Komarno, Jaime Fernandez, Irene Martes y dos niñas al piano.
XXX Igor Cherevichn­ik, el alcalde de Komarno, Jaime Fernandez, Irene Martes y dos niñas al piano.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain