No hay quien me aguante
A veces ni yo mismo. Antes solía preguntarme de vez en cuando el porqué de querer estar solo, de no plantearme ni en broma compartir mi vida con nadie, pero ahora lo tengo claro, meridianamente claro. No quiero decir con esto que esté orgulloso de mi decisión, pero no tengo la menor duda de que quiero vivir así, sin ataduras, sin discusiones, sin tensiones, sin malos rollos. Tampoco quiero convencer a nadie de que la soledad sea el estado ideal, pero que no traten de convencerme de lo contrario porque si tiro de las estadísticas sobre los matrimonios bien avenidos y las parejas que se separan ganarían por goleada mis argumentos. Pero no es de esto de lo quería hablar si no de las ventajas que tiene la soledad cuando es voluntaria, cuando no te pesa, cuando no echas nada de menos, cuando tienes a golpe de teléfono encontrar compañía temporalmente si en alguna ocasión te sientes solo. Ya que sé que puedo parecer egoísta, pero no creo esta sea la única razón de que haya elegido esta manera de vivir. Tiene más que ver con el carácter y debo reconocer que no hay quien mi aguante. ¿ Y cómo voy a vivir con alguien si no me aguanto ni yo ? Me lo pregunto todos los días y me lo seguiré preguntando hasta que encuentre la respuesta, que no la compañía, que me encanta vivir solo y que no quiero perder la independencia por nada del mundo. Enrique Stuyck Romá( correo electrónico).