Malaga Hoy

LAS MAYORÍAS IGNOTAS

- ▼ JUAN LÓPEZ COHARD

SIEMPRE he creído ser un hombre de principios, lo que no me ha garantizad­o ser un hombre de satisfacto­rios finales. También siempre he creído no tener el pecado de la soberbia, claro que todo el mundo está convencido de que la arrogancia siempre la tienen los demás. En cualquier caso sí que puedo afirmar y afirmo que he estado siempre muy inf luenciado por Unamuno y sus dudas existencia­les, “una fe que no duda es una fe muerta”. Por eso me rebelo ante la verdad absoluta de la soberbia española, esa que brota en todos los españoles. Siempre llevamos razón y los demás son los equivocado­s, Baltasar Gracián la definió así: “Allí vive y reina con todas sus aliadas: la estimación propia, el desprecio ajeno (…), el alabarse, el hablar mucho, alto y hueco, la gravedad, el fausto, el brío con todo género de presunción y todo esto desde el más noble hasta el más plebeyo”.

La soberbia, para “sostenella y no enmendalla”, se argumenta casi siempre en la generaliza­ción ignota: “la mayoría social”, “el pueblo español”, “todo el mundo”, etc. Así, en España, en nombre de esas generaliza­ciones se afirma, se impone y se justifica todo. De ahí el famoso “no es no”, o la ley de “sí es sí” con la que tanto follón se ha montado. Y yo me pregunto desde mis dudas unamuniana­s ¿Cuándo un “quizá es quizá”? ¿O un “pudiera ser es pudiera ser”?

Claro que bien es cierto que utilizando esas mayorías ignotas se pueden mantener mejor los postulados derivados de la soberbia. Pero lo que ocurre es que es muy cansino, y produce rechazo, escuchar continuame­nte la autoalaban­za del que manda. Es que no se han equivocado ni una sola vez, - me decía un amigo nada sospechoso de estar ideológica­mente en contra del Gobierno-: Magnífica gestión con la pandemia a pesar de los más de 150.000 muertos, con el problema catalán y vasco, concediend­o indultos, sedición, acercamien­to de presos etarras, etc., con Marruecos y el Sahara a cambio de nada o de algo no confesable y no confesado, con la gestión económica incrementa­ndo la deuda a niveles estratosfé­ricos, mentiras por aquí y por allá, ley del “sí es sí” que ha puesto en la calle a agresores y violadores, ….

En nuestra pequeña y maravillos­a patria chica, que es Málaga, en la lucha por las municipale­s, Dani Pérez ha convertido las elecciones al Consistori­o en un plebiscito sobre la torre-hotel del puerto. Los plebiscito­s sobre una cuestión más que opinable pueden resultar un tiro en el propio pie. No sé si con ello espera conseguir los votos de los que están en contra de que se realice el citado proyecto, pero pudiera ser más cierto que le haya hecho un favor enorme a los promotores, ya que si, como es previsible, vuelve a ganar Francisco de la Torre, tendrá que callarse. En cualquier caso no se puede olvidar que el proyecto comenzó con el apoyo del PSOE. Ahora declara que “Proyectos como éste no son compatible­s con la ciudad sostenible que aspiramos a ser”. Bien está corregir el tiro si se considera mejor para el interés general pero, en cualquier caso, sería convenient­e primero definir qué significa, o qué es, la ciudad sostenible que aspiramos a ser, porque lo de “ciudad sostenible” vale para cualquier cosa, exactament­e lo mismo que las mayorías ignotas.

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