Malaga Hoy

Mucho morro

- JOSÉ DAMIÁN RUIZ SINOGA

JUSTO en la semana de la Cumbre del Clima, cuando todos los sesudos cabezas de huevo estaban certifican­do la agonía del planeta tierra, por accióninac­ción u omisión, mirándose las gafitas, el ministro de Cultura, por peteneras, apoyaba probableme­nte el proyecto más insostenib­le del desarrollo urbanístic­o de Málaga: la torre del puerto. Estamos de acuerdo en que un día malo lo puede tener cualquiera, pero es que a Iceta se le va la fuerza por la boca, y si torpe era el fondo peor la forma de lo que dijo al comparar el mamotreto del puerto, MA-MO-TRE-TO ubicado en medio de la cuenca visual de la bahía de Málaga, con la Sagrada Familia de Barcelona, poniendo a prueba la capacidad de encaje y el sistema neuronal de todo el auditorio. Claro que también la comparó con la torre ilegal del puerto de Barcelona, en lo que pudo haberse interpreta­do como la venganza de su propio inconscien­te.

La faena la bordó, probableme­nte buscando salir a hombros, al ensalzar el modelo urbanístic­o de Benidorm, como referencia en la que mirarnos las criaturita­s de provincias que solo podemos vivir del turismo, frente a los de la capital. Todas las ciudades tienen sus torres, como si mamotretiz­ar la bahía hubiera que hacerlo por prescripci­ón facultativ­a. Y esto fue justo cuando acababa de ensalzar la luz de Málaga, la luminosida­d, y el paisaje malagueño, del que se nutrió el gran Picasso, que no se olvide era el motivo de su comparecen­cia. Semejante argumentar­io cateto fue recibido con alborozo por los malagueños de pura cepa, los que cuentan el progreso por metros sobre el nivel del mar, y no vale reírse. Los mismos que de pronto descubrier­on en Iceta, ahora sí, el líder que lleva dentro, estando ya a solo un paso de convertirs­e en un malagueño más entre nosotros. Pabernosma­tao.

Para no ser tachados de tiquismiqu­is aceptemos que si ubicados en la nueva terminal marítima, miramos en dirección a Estepona no vemos la torre. Pero ¿qué sucede con la infraestru­ctura necesaria para que preste ser vicios? ¿Y el tráfico que generará? Ah, ¡que lo vamos a esconder! ¿Y la huella de carbono? ¡Ah, que la vamos a contar una vez que esté el edificio terminado, y no la que se genera durante su construcci­ón! Pues que bien que todas son buenas noticias. Eso sí, en cuanto salimos de la infografía, af lora la dura realidad. El mamotreto es insostenib­le.

Las desafortun­adas declaracio­nes de Iceta agilizaron las respuestas de los restantes partidos, hasta el punto de que el Pleno del Ayuntamien­to aprobó ayer un punto que “cuestiona la idoneidad del hotel rascacielo­s en el contexto actual”, aunque esto no será relevante hasta que la Autoridad Portuaria no obtenga (si así lo acaba emitiendo la Junta de Andalucía) el informe ambiental favorable. En ese momento, podrá llegar a Pleno la modificaci­ón del Plan Especial del Puerto para permitir la construcci­ón en altura. Es decir, que se ha producido un cambio significat­ivo hacia el sentido común.

Y es que no se trata del mamotreto, sino del modelo urbanístic­o que se está pretendien­do imponer desde la Casona que, incluso, en el colmo de los despropósi­tos, reprocha el cambio de parecer o la ref lexión ante semejante desatino,

TERRITORIO

Y es que no se trata del mamotreto, sino del modelo urbanístic­o que se está pretendien­do imponer desde la Casona que, incluso, en el colmo de los despropósi­tos, reprocha el cambio de parecer o la reflexión ante semejante desatino, como si eso no hubiera sido precisamen­te la clave de todos los avances y procesos de la humanidad

como si eso no hubiera sido precisamen­te la clave de todos los avances y procesos de la humanidad. Pues mire usted, antes pensaba de una forma, y he ref lexionado o la ciudadanía me ha hecho ref lexionar, y ahora pienso de otra. ¿Analizamos los diferentes cambios de parecer en relación con el Guadalmedi­na? ¿Con el auditorio? ¿Con el Metro al PTA o al Hospital Civil? ¿Con el Astoria? ¿Hacemos la relación completa de los cambios de parecer del actual regidor? Así que bienvenido­s los cambios de parecer argumentad­os, porque indican sentido común. Porque esto ya no debería salir gratis, y de la misma manera que el destrozo de la cuenca visual del Guadalmedi­na colocando un rascacielo­s tiene un responsabl­e, lo que se pretende hacer en mitad de la bahía, también. Es lo que tiene el impacto de determinad­as agresiones sobre el territorio.

Una actuación absolutame­nte insostenib­le en la ciudad que aspira a ser sede de la Expo27 con el lema de La era Urbana hacia la ciudad sostenible. Según nos pretenden vender desde el Ayuntamien­to, esa propuesta de ref lexión en torno a uno de los principale­s desafíos a los que se enfrenta la sociedad contemporá­nea a medio y largo plazo: hacer compatible­s el crecimient­o demográfic­o (malagueños que son centrifuga­dos hacia el exterior) y el desarrollo urbanístic­o (mediante un proceso de mamotretiz­ación) con la protección del medioambie­nte (destrozand­o el paisaje tradiciona­l y desequilib­rando el uso de los recursos actuales) y la adopción de soluciones innovadora­s (escondiend­o los coches en vez de eliminar el tráfico del centro histórico o haciendo carriles bici de quita y pon) que garanticen una mejora de la calidad de vida de los residentes en las ciudades (y especialme­nte de los comisionis­tas o de los que van a pegar unos magníficos pelotazos urbanístic­os). La necesaria propuesta para diseñar la peatonaliz­ación entre la entrada al Palmeral de las Sorpresas y la plaza de Torrijos tiene un presupuest­o de unos 15 millones de euros y se ha adjudicado al equipo del prestigios­o arquitecto Luis Machuca. Nueva infografía. Pero al insertarse en el paquete del Plan Malaga Litoral, requiere para su ejecución de más de 400 millones de euros como mínimo, por aquello del soterramie­nto, con lo que una vez más, se solicita financiaci­ón al resto de administra­ciones incluyendo, por supuesto, fondos europeos. Ya saben, que mis proyectos me los pague otro. Mucho morro.

Así que en la Málaga que pretende convertirs­e en la ciudad sostenible el responsabl­e de estar perpetrand­o el mayor atentado sobre el paisaje no es Iceta. Y aunque algunos interesada­mente lo denominen sostenible, puesto que la infografía lo aguanta todo, en realidad es el resultado de un urbanismo irrespetuo­so con nuestros recursos socioambie­ntales, no inclusivo, al margen de la ciudadanía y al ser vicio de unos cuantos.

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M. H. Recreación de la torre que se proyecta en el puerto.
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Catedrátic­o de Geografía Física

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