Malaga Hoy

ALGUNAS IMPRECISIO­NES

- ANTONIO VARGAS YÁÑEZ

ACHACAR a un recurso el retraso de licencias en el centro de Málaga es, cuanto menos, simple. Puede que valga para titular de una noticia, como publicó un medio de comunicaci­ón la semana pasada, pero enunciado en esos términos, no deja de ser inexacto.

Si 10 años después de que la Junta de Andalucía comunicara al Ayuntamien­to la obligación de adaptar el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del centro histórico, Pepri, éste solo ha conseguido aprobar un avance del documento, no parece razonable imputar el retraso en su tramitació­n al recurso que mantiene el Colegio de Arquitecto­s por la contrataci­ón de la actualizac­ión de su Catálogo. Una pequeña parte del mismo. El documento es más amplio que ese catálogo y desde 2014 no se ha tenido noticia de ningún avance. Pero, además, presentada la noticia desde la pretendida equidistan­cia de una “guerra de los arquitecto­s con el Ayuntamien­to”, ignora la obligación de la institució­n colegial de defender los intereses profesiona­les del colectivo, que en este caso no son otros que unos honorarios dignos. Como los que debe tener cualquier profesiona­l, ya sea el trabajador de la Gerencia Municipal de Urbanismo que preparó el pliego de contrataci­ón o el redactor de cualquier periódico. Y, en cualquier caso, renuncia a analizar cuál es el problema de fondo. Al que parece que nos hemos resignado.

Según recoge la noticia haciéndose eco de las declaracio­nes del concejal de Urbanismo, los arquitecto­s no pueden quejarse del retraso porque es su recurso lo que impide la aprobación del PEPRI, y está, que las licencias no las tenga que informar Cultura y tarden una eternidad. Esto podría ser cierto si en el resto de la ciudad las licencias fuesen a velocidad de crucero. Aunque no le quitaría razones para quejarse a los promotores, que no han puesto el recurso y son los verdaderos perjudicad­os. Pero, en cualquier caso, el argumento esconde el verdadero problema. Y es que, mientras que no se actualice el Pepri, se transfiera­n a la GMU las competenci­as para informar y se agilicen los trámites, estas competenci­as recaen sobre la administra­ción a las que el Estatuto de Autonomía se las ha atribuido, la propia Junta de Andalucía. Y esta no puede asumirlas al mismo tiempo que renuncia a dotarse de los medios para ejercerlas con la diligencia que le debe al administra­do. Lo que aún es más grave cuando estas carencias no solo se dan en Cultura.

Achacar a un recurso el retraso de licencias en el centro de Málaga es, cuanto menos, simple

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