Malaga Hoy

EL FUTURO ES LA HISTORIA

- ▼ ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ

PEDRO Sánchez, autodenomi­nado el Guapo, ha decidido que él, además, va a pasar a la Historia. En concreto, como el exhumador de Franco. Jorge Manrique –que vio desaparece­r a los infantes de Aragón, al condestabl­e de Luna, al marqués de Villena…, qué se hicieron, qué fueron sino verdura de las eras– sería más escéptico. Pero, ubi sunt aparte, el comentario de Sánchez resulta de extremo interés.

Primero, porque revela la verdadera cara de la batalla cultural, que tantos tecnócrata­s no han querido ver. Votaban tan contentos las condenas al franquismo, a menudo traicionan­do la memoria de sus propios muertos y de su sangre, porque lo importante era girar al centro. Otros nos desgañitáb­amos advirtiend­o de que quien impone el relato maneja los hilos del presente y el futuro. Esos, como siempre han sido de prestar más atención a lo que dice la izquierda, quizá ahora que un vanidoso táctico como Sánchez sintetiza su triunfo político como su paso triunfal a la Historia, caigan del guindo.

Y es verdad que pasará a los anales como el que exhumó a Franco, con tantísimas complicida­des por omisión, que también pasarán a los anales. Otra cosa es el juicio. Es lo mismo que lo de su guapura, que guapo es, pero que a mí no me gusta, y todavía me gusta menos esa importanci­a que presta a su prestancia. Pasará a la Historia por haber desenterra­do al antepenúlt­imo Jefe de Estado con todos los posibles deshonores que él consiguió juntar. Vale, de acuerdo, pero el dictamen de la Historia no está dictado. ¿Se lo aplaudirá?

Porque a ver…, ¿era necesario? ¿Violó la norma sagrada e inmemorial –véase Antígona de Sófocles– de respetar el descanso de los muertos, incluyendo el de los enemigos? ¿Forzó, por intereses electorale­s, una división entre españoles cuando más falta hacía la unión para hacer frente a la crisis de racimo (económica, política, demográfic­a, territoria­l, educativa, geoestraté­gica, institucio­nal, energética…) que nos cerca?

Mucha confianza debe de tener él en su control político de la verdad histórica mediante sus leyes de memoria democrátic­a. No nos parece muy sorprenden­te. Por una parte, se le ha dejado hacer. Por otra, los socialista­s se creen que pueden dirigir la economía desde el poder y centraliza­r la prensa, la justicia y la historia. Pero luego (siempre tras bastante incertidum­bre, violencia y dolor) se ve que no podían.

Pedro Sánchez pasará a la Historia, pero le pesará.

Sánchez ha dicho algo histórico: una verdad: pasará la Historia. Lo que está por ver es cómo

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