Malaga Hoy

LOS CLINTON DE CÁDIZ SE RETIRAN

- ▼ JUAN M. MARQUÉS PERALES

CON el especial acierto predictivo que Cádiz tiene para sobrenombr­ar a las personas, Teresa Rodríguez y José María González, Kichi, pareja política y sentimenta­l, fueron apodados como los Clinton. Otra familia, con candidato de Ciudadanos, más atildados que los Kichis, velero en el pantalán y con varios nombres insignes en la política gaditana desde la oposición franquista era conocida como los Kennedy. Es verdad que los naranjas tuvieron ese estilo elegante de los Kennedy, aunque lo que ahora se dis

cuta es si dejan al mando del funeral a un hombre tan poco glamuroso como Edmundo Bal, ya apodado como el Enterrador. Inés Arrimadas sólo se queda para ser candidata, la última candidata.

Teresa Rodríguez y Kichi dejan la política activa, se retiran al cumplir ocho años de mandato, y es lo mejor que hacen. El legado de la parlamenta­ria gaditana es nulo, pero ha servido bien a ese destino manifiesto de la extrema izquierda que es la de dividirse de modo sucesivo en siglas e ideologías alucinator­ias con tendencia a alcanzar el uno. Casi lo ha conseguido: se ha quedado en dos, los dos parlamenta­rios que obtuvo Adelante Andalucía en las elecciones autonómica­s de este año.

Su caso es de libro. Teresa Rodríguez posee un atractivo mediático poderoso, es de

esas personas que se comen la cámara, habla bastante bien, ha leído mucho y discute mejor, pero su objetivo en la política es el de la pancarta, no el del gobierno. En sus primeras elecciones autonómica­s, cuando militaba en Podemos, obtuvo 15 escaños. En las siguientes, en alianza con Antonio Maíllo, líder de Izquierda Unida, 17, y a partir de ahí siguió el camino de la subdivisió­n hasta llegar a dos.

Aunque su partido era Anticapita­listas, y antes de ello, Espacio Alternativ­o, encontró en el nacionalis­mo andaluz de izquierdas, llamémosle soberanism­o, el elemento de fricción necesario para romper con Podemos. Se separó de modo amistoso de Pablo Iglesias, pero poco después sus compañeros de Podemos y, en especial, los de Izquierda Unida, que también son antiguos camaradas, porque Rodríguez había militado antes en la federación de Julio Anguita, la echaron de malos modos –creo que inconstitu­cionales– del grupo parlamenta­rio. Se quedó con los leales y aprovechó las siglas para presentars­e por Adelante Andalucía.

Deja atrás, por tanto, el reguero de siglas al que debe aspirar todo buen camarada.

El destino manifiesto de la extrema izquierda es dividirse con tendencia al uno. Teresa casi lo consigue, son dos

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