Malaga Hoy

Lukaku pierde un tren al que se sube Croacia

● La falta de acierto condena a los de Roberto Martínez, que deja su cargo

- Óscar Maya Belchí (Efe) DOHA

Livakovic; Juranovic, Lovren, Gvardiol, Sosa; Brozovic, Kovacic (Majer, 91’) Modric; Kramaric, Livaja (Petkovic, 64’) y Kramaric (Pasalic, 64’).

Courtois; Castagne, Meunier (Eden Hazard, 87’), Alderweire­ld, Vertonghen, Yannick Carrasco (Doku, 72’); Dendoncker (Tielemans, 72’), Witsel; De Bruyne, Mertens (Lukaku, 46’) y Trossard (Thorgan Hazard, 58’).

Anthony Taylor (inglés). Amonesto a Dendoncker por Bélgica.

Partido disputado en el estadio Ahmad Bin Ali ante 43.984 espectador­es, según datos oficiales.

Romelu Lukaku apareció como el faro al que se agarraba Bélgica para estar en octavos, pero el máximo goleador de la historia de su selección (68 tantos) acabó fallando hasta cuatro ocasiones claras de gol, se fue llorando y fue la Croacia de un Modric sublime la que se plantó en el cuadro final.

No se liberó Bélgica de la presión que aseguraba Roberto Martínez que tenían tras la derrota contra Marruecos. Cambió su esquema en busca de darle algo diferente a su equipo, pero fueron los balones largos los que predominar­on en el juego belga. Y ahí, De Bruyne no puede aportar nada.

En la única jugada en la que le llegó el balón con ventaja condujo a campo abierto y cuando parecía que se le habían cerrado las opciones, encontró a Mertens, quien delante del meta Livakovic mandó el balón arriba en el minuto 13. Ésta y centros laterales rasos sin encontrar rematador fueron los únicos acercamien­tos frente a una Croacia que jugó con el marcador.

El 0-0 no le daba la primera plaza del grupo, pero sí la clasificac­ión. Jugó tranquila, al son de un Modric que le dio frescura y desahogo al juego de los suyos. Y rozó el 1-0 en una acción que dará mucho que hablar. En el minuto 15, tras la mejor ocasión de Bélgica, Carrasco cometió el que iba a ser su segundo penalti del torneo. Mal control dentro del área y al intentar despejar pisó a Kramaric. El Anthony Taylor no dudó y señaló la pena máxima. Pero el inglés fue a la pantalla a revisar un posible fuera de juego milimétric­o en el inicio de Lovren con Vertonghen. Ni el fuera de juego semiautomá­tico pudo determinar a ciencia cierta si la posición era legal o no. Le marcaron las líneas y decidió rectificar con una imagen que, cuando se mostró en los videomarca­dores, no sacó de ninguna duda.

Y tampoco alteró el ritmo de un partido plano en el que Bélgica tenía que poner el fútbol. Y no lo tenía. Hasta que apareció Lukaku como recurso. Generó, pero falló y en sus botas acabarían muriendo las esperanzas belgas.

Roberto Martínez, que deja su cargo como selecciona­dor tras esta eliminació­n, lo sacó al terreno de juego tras el descanso. Tras llegar lesionado a Qatar, no tiene para más. Y era el todo o nada para los suyos. Con él en el campo, los balones largos ya tenían algo de sentido.

Bélgica se estiró, revivida por un par de acercamien­tos gracias a las ventajas que genera Lukaku y por la necesidad de ganar para estar en octavos. Y Croacia avisó. Disparos de Kovacic, Brozovic y Modric que despejó Courtois en su cita número 100 con los diablos rojos.

Respondió Bélgica, pero ni Carrasco primero, con una salvada debajo de Juranovic a última hora, ni Lukaku, quien estrelló un rechace en un poste, pudieron materializ­ar las mejores ocasiones de Bélgica. Los minutos pasaban y Bélgica veía cómo se le esfumaba el pase a octavos, con una Croacia que vivía tranquila, más allá de la tensión propia de que un gol cambiaba el escenario por completo. Todo al ritmo de un Modric que es incombusti­ble.

Unos minutos que estuvo cerca de echar de menos, pero no fue, ni mucho menos, el día de Lukaku. Un remate dentro del área en el minuto 86 lo mandó fuera, cuatro después no estuvo fino a la hora de rematar con el portero croata ya superado y en el segundo minuto del tiempo añadido Gvardiol le quitó el balón de los pies y, por consiguien­te, acabó con la generación de oro del fútbol belga.

Croacia:

Bélgica:

Árbitro:

Incidencia­s:

muy decepciona­nte, para las expectativ­as que había despertado, y que se inmoló antes del minuto 5. Borjan, como respuesta a una cesión en corto, salió de su cueva y desde fuera del área, en lugar de despejar ante la presión de EnNesyri, decidió jugar en raso. Se equivocó de compañero. Se la regaló al mejor jugador técnicamen­te de Marruecos, un Ziyech que con calma acomodó la pelota por encima del arquero.

Canadá estaba perdida y Hakimi abrió la vía del segundo con un pase desde su campo a la espalda de los dos centrales. En-Nesyri estuvo más rápido y listo que los dos americanos, controló y definió en carrera. Fuerte y abajo.

¿Sentencia? No, porque Canadá tiró de orgullo y recortó distancias con su primer gol en la historia de los Mundiales, aunque nadie pudo firmarlo. El centro de Adekugbe lo rechazó Aguerd en el primer palo y se lo coló a Bono, que solo llegó a rozar el esférico.

Con el paso de los minutos y la entrada de una referencia arriba como David, Canadá mejoró y ganó terreno a una Marruecos conformist­a con el resultado.

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TOLGA BOZOGLU / EFE Modric dispara con su pierna izquierda acosado por Axel Witsel.
 ?? NOUSHAD THEKKAYIL / EFE ?? En-Nesyri celebra el segundo tanto de su equipo.
NOUSHAD THEKKAYIL / EFE En-Nesyri celebra el segundo tanto de su equipo.

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