Los senderos que se bifurcan
Como decíamos, excepción hecha de la errónea identificación entre lo occidental y lo anglosajón-protestante (a una parte importante del orbe occidental no le preocupa la “culpa”, muy presente en estas páginas), la contribución de Henrich a una visión culta de la actualidad es esta larga y compleja exposición de las tribulaciones culturales de la humanidad, y el abultado número de variables que contribuyen a distinguir, perdurablemente, las sociedades. Entre ellas, como ya se ha señalado, se encuentra la religión. Pero este es solo un vector entre los muchos que acaban por afluir al curso histórico de un país, de una región, de un continente. A veces, el lector tendrá la sospecha de que Henrich confunde causa y efecto, y que parte de un prejuicio, de una concepción previa, que luego se aplica a demostrar. Pero incluso en tal caso, la amplia requisitoria aquí recogida ofrece una compleja y original perspectiva sobre la historia y la naturaleza de las sociedades humanas. Todo ello, repito, articulado con un instrumental léxico más próximo a la psicología y la sociología, que a la cautelosa tentativa del historiador cultural.