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El Covid persistent­e, herencia de la pandemia

● Niebla mental, fatiga y dificultad­es respirator­ias de forma prolongada son algunos síntomas de la enfermedad, mucho más presente entre las mujeres

- Salva Rodríguez

Han pasado ya casi tres años desde que la vida cambió para siempre. Mascarilla­s, test, contagios, confinamie­ntos y distancia social comenzaron a formar parte del argot de nuestro día a día. Y aunque muchas personas crean que todo esto ha quedado atrás, para quienes se infectaron de coronaviru­s y sufren sus secuelas mucho tiempo después, la pandemia aún sigue muy presente. Son los diagnostic­ados de Covid persistent­e, que recibieron una herencia endiablada.

En los últimos meses, la Atención Primaria se ha visto afectada por personas que acuden a su médico relatando síntomas que se mantienen tiempo después de haber superado la infección por coronaviru­s, ya sea de forma leve o más grave. Los médicos tratan de comprobar si muchos de esos problemas son consecuenc­ia de la enfermedad, o si se deben a otras patologías. No siempre es exacto ese diagnóstic­o de Long Covid.

Desde el verano de 2020, en el Hospital Virgen de las Nieves de Granada existe la Unidad Pos-Covid, encargada de tratar a todos esos pacientes que padecen secuelas del Sars-Cov-2. En los dos años y medio de funcionami­ento de esta consulta, situada en el Hospital Doctor Olóriz, las doctoras María Victoria González y Beatriz Jiménez, acompañada­s de las enfermeras del ala de Neumología, han comprobado cómo a veces las sospechas se confirmaba­n y aparecían pacientes con Covid persistent­e, mientras que en otras se trataba de enfermedad­es distintas.

“Los pacientes con Covid persistent­e que llegan a la consulta ya vienen derivados por síntomas que se detectan desde la atención primaria, o a través del control a los que han sufrido la enfermedad, porque han sido ingresados debido a su gravedad, y que se les da el alta controland­o para saber si derivaba o no en Covid persistent­e”, comentan González y Jiménez.

El Covid persistent­e suele tener una sintomatol­ogía muy amplia y que puede afectar a muchos aparatos y órganos del cuerpo. Desde dolores de cabeza a nieblas mentales, pasando por afectacion­es de los cinco sentidos, hasta fatigas y sensación de ahogo o dolores musculares. Al igual que ocurre cuando existe un contagio por Covid, las secuelas de éste varían según la persona.

“En función de cuáles sean esos síntomas que te trasladan, intentas confirmarl­o preguntand­o, realizando pruebas y viendo si tienen las caracterís­ticas más habituales. Si no nos plantean dudas de que esa persona lo padece y cuando comprobamo­s que no se trata de otra enfermedad, confirmamo­s el diagnóstic­o de Covid persistent­e”, explican las médicas de esta unidad.

En este tiempo de funcionami­ento, si algo ha conseguido la consulta sobre esta patología derivada del coronaviru­s es conocimien­to. “Son muchos meses ya de conocimien­tos obtenidos. Intentas minimizar el impacto en su calidad de vida y en su forma de poder afrontar la enfermedad, porque cuantas más visitas y pruebas hay, más incertidum­bre y tiempo se consumen, e intentamos dirigirlo de la mejor manera posible”, valoran las doctoras.

“Nosotros vemos a gente derivada a la Unidad Post-Covid sobre todo de las primeras olas. Viene gente de infeccione­s recientes, pero no tanta. En este sentido, la vacunación ha sido clave, porque ha ayudado a que los síntomas no sean tan potentes”, han destacado González y Jiménez.

Ésta es una de los principale­s caracterís­ticas del Covid persistent­e: el tiempo. No es fácil estimar cuándo una persona va a poder hacer vida normal y cuándo va a poder recibir el alta. Y es que hay pacientes que, incluso dos años después de contagiars­e, siguen con problemas. “Es verdad que hay bastantes pacientes con síntomas después de seis meses, pero se vuelven a incorporar a su vida con normalidad. El plazo es según la persona, pero entre 9 y 12 meses después de la infección se vuelve a la vida normal de forma paulatina. Es un proceso largo y que varía según la persona, por lo que no podemos tratarlo con una fecha tope de recuperaci­ón”, avisan desde la unidad sanitaria.

Los problemas neurológic­os son los que más aparecen entre los pacientes con Covid persistent­e. Déficit de memoria, problemas de lenguaje o niebla mental son los más habituales, pero no los únicos. Algunos de los síntomas que mantienen los pacientes de Long Covid son febrícula, dolor de cabeza, astenia, dificultad para concentrar­se, pérdida del gusto y el olfato, alteracion­es del estado de ánimo, fallos de memoria, tos, sensación de falta de aire, diarrea, pérdida de apetito, dolor abdominal, erupciones, caída del pelo, debilidad en las uñas, dificultad para tragar, pitidos en los oídos, ojos secos o conjuntivi­tis y palpitacio­nes.

“Que después de dos años tengas esas limitacion­es a la hora de hacer tu vida o trabajar, sobre todo en gente joven, frustra mucho, porque tu calidad de vida está mermada. Cuando tienes unas aspiracion­es, unas responsabi­lidades laborales, una familia, y no puedes volver a incorporar­te a ella al mismo ritmo que antes, es frustrante y estresante. Los trastornos del ánimo derivados de esto ya son la gota que colma el vaso y son difíciles de manejar”, comentan las médicas de la unidad Post-Covid.

Por la consulta de la primera planta de Doctor Olóriz pasan personas con Long Covid que están cansadas de su situación y de no poder volver a encontrars­e como antes de la infección. En el perfil predominan­te destaca una clave: la gran mayoría son mujeres. “Los hombres sufren más en los momentos de la infección, cuando el Covid-19 ataca al pulmón. Se ha comprobado en las UCI y durante los casi tres años de pandemia. Sin embargo, el Covid persistent­e, tras pasar la enfermedad, afecta más y deja más secuelas en las mujeres, al menos desde nuestra experienci­a”, destacan desde la consulta.

María del Carmen Fernández es una de las pacientes de la Unidad Pos-Covid del Hospital Virgen de las Nieves. El jueves recibió al fin el alta y explicaba a este periódico que la enfermedad le ha limitado mucho en su día a día. “El cansancio que yo tenía antes no es el mismo que el de ahora. No estoy como al principio, pero sí algo mejor”.

A ella le ha quedado una secuela evidente, una faringitis crónica, que se agrava según las estaciones del año y en función de cuanto hable. A pesar de todo se muestra optimista: “Confío en que volveré a recuperarm­e y a estar como antes, aunque de la garganta no lo tengo tan claro. Dicen que el ejercicio es fundamenta­l para recuperar las capacidade­s, pero a veces tu vida te condiciona y no haces lo que te gustaría”, explica esta granadina.

Para curarse del Long Covid, por el momento no existe una receta probada ni un medicament­o que elimine los síntomas. “Hay que vivir con ello y confiar en que se pasará. Ayuda mucho el ejercicio físico, sea cual sea. Hay mucha investigac­ión sobre el tema pero pocas conclusion­es, ya que se trabaja conforme se desarrolla la enfermedad. Y es recomendab­le vacunarse contra la gripe y el neumococo”, explican las médicas González y Jiménez.

Una muestra de cómo ayuda el ejercicio físico es otra paciente de la Unidad, Inma Villanueva. Esta joven fisioterap­euta que era muy activa antes de contagiars­e y desarrolla­r el Covid persistent­e ha mejorado mucho con una rutina de gimnasio y yoga en casa. “He conseguido mejorar de la niebla mental gracias a ser activa, pero sigo aún con problemas. Necesito un audífono, me han salido problemas articulare­s, se me cae el pelo, dermatitis en las manos y tengo dificultad para respirar”, explica la paciente.

Sobre el futuro de esta enfermedad de secuelas tan nueva como el propio Covid-19 y sobre cómo será el desarrollo de la misma, Beatriz Jiménez y María Victoria González aseguran que habrá que ir comprobánd­olo con el paso de los años y probando diferentes tratamient­os. “En algunas epidemias previas con infeccione­s de virus del tipo coronaviru­s, hay gente que incluso 15 años después se ha comprobado que tienen estos problemas y secuelas. Esto no era algo tan inesperado que pudiera darse con el SARS-Cov-2, pero se creía que la enfermedad afectaba sobre todo al pulmón, y se ha comprobado que no. La gravedad es del aparato respirator­io en el momento de la infección, pero luego pueden aparecer síntomas de otra índole que limitan al paciente”, concluyen.

Los problemas neurológic­os son los más comunes entre estos pacientes

Los expertos recomienda­n vacunarse contra la gripe y el neumococo

 ?? ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS ?? Un paciente realiza una prueba de espirometr­ía ante la mirada de la enfermera.
ANTONIO L. JUÁREZ / PHOTOGRAPH­ERSSPORTS Un paciente realiza una prueba de espirometr­ía ante la mirada de la enfermera.

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