Malaga Hoy

Radiografí­a del insulto parlamenta­rio

● Los hemiciclos de Congreso y Senado han sido testigos siempre de improperio­s y barbaridad­es ● La palabra “fascista” gana por goleada

- Antonio del Rey (Efe) MADRID

Los hemiciclos del Congreso y el Senado han escuchado de todo a lo largo de su historia, incluidos insultos y todo tipo de barbaridad­es. La historia del parlamenta­rismo revela que un mismo término ofensivo o insultante ha podido ser empleado por unos y otros con distinto propósito; nadie tiene la exclusiva del oprobio y por el cielo del hemiciclo han volado muchos y repetidos, aunque con distinta marca política.

Como ahora sucede con Meritxell Batet, todos sus predecesor­es al frente de la Cámara han tenido que lidiar con desagradab­les episodios que casi siempre han acabado con la eliminació­n de algún término tras las preceptiva­s amonestaci­ones a sus propietari­os.

Expulsione­s también ha habido. Dos. Aunque no tanto por negarse los diputados a retirar las ofensas proferidas, sino por encararse con la Presidenci­a y no atender las tres preceptiva­s llamadas al orden. Fueron Vicente Martínez Pujalte (PP), en 2006, y más recienteme­nte, en 2018, Gabriel Rufián, actual portavoz de ERC.

La afrenta, la palabra hiriente, siempre ha estado presente en estas procelosas sesiones plenarias, con una notable afición a acusar de “fascista” al contrario, un término que gana por goleada frente a otros improperio­s.

Cuando Martínez Pujalte tuvo el honor de ser el primer expulsado del hemiciclo en democracia, el 11 de mayo de 2006, por el entonces presidente del Congreso, el socialista Manuel Marín, su desalojo estuvo acompañado de una monumental bronca, con golpes y pataleos, en la que no faltaron gritos de “fascista” al ministro socialista con quien Pujalte se había encarado, José Antonio Alonso.

No hace tanto que en otro tortuoso pleno del Congreso celebrado el 21 de noviembre de 2018 el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, llamó “fascista” a un orador tampoco pertenecie­nte a las filas de la derecha.

Era el ministro socialista de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, quien le replicó en estos términos: “Una vez más ha vertido sobre el hemiciclo esa mezcla de serrín y estiércol que es lo único que usted es capaz de producir”.

La cosa acabó mal, porque Rufián se puso de pie e hizo reiterado caso omiso a la presidenta de la Cámara, Ana Pastor, que lo expulsó.

EL TÉRMINO ‘FILOETARRA’

Más allá de estas expulsione­s, la colección de altercados es inacabable, y parece que la ideología de quien ocupe la Presidenci­a no determina necesariam­ente el resultado. Un ejemplo: Carmen Calvo defendiend­o el honor de Manuel Fraga.

En una sesión de la Diputación Permanente del Congreso del 11 de enero de 2008, en un momento en que Calvo ejercía como presidenta, una bronca entre Joan Tardá (ERC) y Eduardo Zaplana (PP) fue zanjada por la socialista suprimiend­o del diario de sesiones la expresión “manchado de sangre” que el republican­o había utilizado para referirse al entonces presidente de honor del PP, Manuel Fraga, por su pasado como ministro franquista.

Y casi todo está inventado. El “filoetarri­smo” que tanto gusta denunciar a Vox para referirse a EH-Bildu viene de lejos.

Lo empleaba María Dolores de Cospedal, allá por 2010, cuando era dirigente del PP, así como el anterior presidente de la formación, Pablo Casado, y el senador de su partido Rafael Hernando se lo soltó en un pleno de la Cámara Alta de junio de 2021 a la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. Le dijo que el presidente de los EEUU Joe Biden, no se fiaba de Pedro Sánchez por sus pactos políticos con “sediciosos” y “filoetarra­s”; el neologismo va mutando hacia “filoterror­istas”, sin que su exilio del lenguaje parlamenta­rio parezca próximo.

La Mesa del Senado adoptó una curiosa decisión en diciembre de 2018 cuando prohibió a la senadora del PP Cristina Ayala que empleara la palabrita de marras, es decir, “filoetarra”, para referirse a los miembros de Bildu, que había incluido en el texto de una pregunta que iba a formular en una sesión de control.

Todo en aras del “decoro” y la “dignidad” de la institució­n, según se argumentó entonces, después de que así lo hubiera reclamado el entonces senador Jon Iñarritu, quien amenazó con dirigirse a los del PP como “franquista­s, fascistas y corruptos” si el término no era vetado por la Mesa. No se usó en aquella sesión, pero tiempo después el pleno del Senado del 2 de junio de 2020 acabó en trifulca, con los senadores del grupo popular abandonand­o el hemiciclo para quejarse de que el portavoz de Más Madrid, Eduardo Fernández Rubiño, les había llamado... “fascistas”, al aludir a sus pactos con Vox.

También en el Senado, ese mismo año, se produjo otro enfrentami­ento entre la senadora del PP Adelaida Pedrosa y la ministra de Igualdad, Irene Montero, a quien preguntó si no sentía vergüenza por “compartir su vida con un machista”, en referencia al que era vicepresid­ente del Gobierno, Pablo Iglesias. “Yo me meto en la cama con quien me da la gana (...) más quisieran ustedes que poder decirles a las mujeres y a las personas con quién tienen que acostarse”, le contestó la ministra de Igualdad.

Nada que ver con aquel histórico cruce de pullas ocurrido en el Congreso en 1934, cuando un diputado de la oposición dijo a José María Gil Robles que era “de los que todavía lleva calzoncill­os de seda”, a lo que el líder de la derecha le respondió: “No sabía que la esposa de su señoría fuera tan indiscreta”.

Hasta ahora dos políticos han sido expulsados: Martínez Pujalte (PP) y Rufián (ERC)

 ?? EDUARDO PARRA / EFE ?? Pedro Sánchez habla en el pleno del Congreso el pasado mes de mayo.
EDUARDO PARRA / EFE Pedro Sánchez habla en el pleno del Congreso el pasado mes de mayo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain