De aquellos barros, estos lodos

Llevamos varios días escuchando,viendo y leyendo las muchas y dispares controversias que ha traído la no retirada de la bandera nacional de un colegio en Mallorca. Aparte de la colocación o no de la enseña nacional en un colegio español, lo cual ya de por sí llama la atención, viene a colación el titular de mi carta. Soy del plan 57, ya peino canas y recuerdo en mis años de primera enseñanza, cómo al entrar en clase teníamos que cantar el Cara al Sol, con la mano alzada. En mi familia, nunca la política como la religión fue debate ni enseñanza obligatoria, quizás por ello mis hijos crecieron y maduraron con total libertad de pensamientos. Las obligaciones y las humillaciones sufridas durante los años de la dictadura han hecho que muchos españoles vean a nuestra bandera como un símbolo franquista, amén de ser enarbolada hoy día por aquellos nostálgic@s del antiguo régimen, hoy día olvidados por muchos de nosotros. Éstos y otros detalles han hecho que sea repudiada por muchos, algo que sería inaceptable en otro país. La bandera es y será, pese a quien pese, santo y seña de nuestro país y debemos sentirla como nuestra, aunque en otros tiempos fuera mal usada por otros. Nací en 1947 y viví durante 28 años en dicho régimen y el resto hasta hoy día en una democracia, pero 56 años después algunos siguen con el brazo alzado, cuando hoy día nadie debería de acordarse de esa triste y horrible parte de nuestra historia, pasando página y haciendo felices a sus hijos, como mis padres lo hicieron con nosotros. Crecimos sin odio, rencor ni venganza, en un seno familiar humilde, pero muy feliz, algo que hoy día me enorgullece y les agradezco. José Antonio Sierra (correo electrónico).