► ANTEQUERA Esplendor del Mayor Dolor (a medias)
● Sabor agridulce ya que solo pudo realizar su traslado por la mañana pero no pudo procesionar
TRES jornadas han tenido que pasar para que los antequeranos y visitantes pudieran ver la primera de sus imágenes de Semana Santa en la calle. La lluvia dio una tregua a la cofradía del Mayor Dolor para que pudiese realizar el traslado y posterior entronización del Señor del Mayor Dolor portado por legionarios durante la mañana del Miércoles Santo. Miles de personas esperaban a lo largo del recorrido para verle pasar portado por una escuadra de gastadores a los sones de la banda de guerra del Tercio Gran Capitán y escoltado por una escuadra. Junto a ellos una representación de sus mandos en la presidencia del cortejo. Precisamente, antes de iniciar el recorrido, en el interior de la iglesia de San Sebastián y tras finalizar la misa, estos mandos recibieron la medalla de la cofradía. Finalizado este acto, los tambores resonaban ya a lo lejos en la calle Infante Don Fernando. Era el sonido inconfundible del desfile de los legionarios con su característico paso. Pronto llegaban a la puerta del templo al que solo accede la escuadra de gastadores para portar sobre sus hombros al Mayor Dolor que presidía la misa. Momentos de recogimiento mientras los legionarios recorrían el interior del templo que se rompían junto al trono de Nuestra Señora del Mayor Dolor cuando los legionarios enfrentaban las imágenes y una saeta hacía el silencio. Tras ella, un atronador aplauso del público presente.
Seguidamente tenía lugar la salida e inmediatamente sonaba el himno de España. Silencio. Todos firmes y nuevo aplauso al finalizar. Desde ese punto enfilaba el cortejo hacia un Coso Viejo abarrotado en el que prácticamente no cabía nadie más en un lugar con visión. Allí los legionarios cantaron algunas de sus letras más conocidas mientras levantaban sobre sus manos las andas en las que trasladan al Mayor Dolor.
A partir de este punto los pétalos tomaron el relevo y fueron varias las que se lanzaron desde los balcones antes de que la imagen llegase nuevamente a las puertas de San Sebastián. Allí los legionarios volvieron a llevar la imagen al interior de su templo y procedieron a la entronización bajo las indicaciones de los miembros de la cofradía. Desafortundamente la lluvia que apareció al final del traslado llegó con más intensidad durante la noche y no permitió procesionar.