Malaga Hoy

En un tercer vagón

● El Málaga perdió ante un Córdoba que mostró estar muy por encima de los blanquiazu­les ● Inadmisibl­e que a cuatro jornadas del final esté a ocho puntos del segundo y 16 del líder

- Félix Godoy

Decía Sergio Pellicer en la previa algo así como que el Castellón estaba a un nivel superior y luego había un grupo de tres entre los que estaban Málaga, Córdoba e Ibiza. Pero no. Los blanquiver­des están en un vagón en el que no cabe el conjunto malacitano por muchas razones. La realidad es esa y lo demás paños calientes. Tanto en La Rosaleda como en el Nuevo Arcángel ha quedado demostrado. Evitar un posible futuro cruce de play off con los de Iván Ania vía clasificac­ión final debe ser el objetivo, más allá de recuperar sensacione­s y jugadores.

Al Málaga se le ha venido perdonando porque las matemática­s le han mantenido con cierta vida y acumulaba diez jornadas sin perder. Pero es del todo inadmisibl­e que a falta de cuatro jornadas en esta vulgar Primera RFEF esté a ocho puntos del segundo y ¡16 del líder! Hasta el Ibiza, que falla más que una escopeta de caña y va con la lengua fuera, sigue por delante.

Ahora lo que le queda al Málaga es seguir afinando lo que pueda y ver si en las eliminator­ias tiene el santo de cara. No obstante, ha perdido mucho crédito. También Pellicer, con el discurso agotado ya. No están ayudando los futbolista­s. Los jóvenes de la casa y algunos más son los pocos que se están presentand­o en este tramo decisivo. Algo de culpa tiene también el director deportivo, que si bien es cierto que trae una idea de club esperanzad­ora, no ha sabido entender el presente.

Loren Juarros maneja bien tiempos y filosofía de cantera y club, pero el mercado le ha venido largo y no ha sido capaz de coserlo en la ventana de invierno, donde clamaba al cielo la falta de un goleador. De fondo, el administra­dor judicial, José María Muñoz, que cerró la caja a cal y canto y prefirió guardar los euros para justificar su gestión a medio plazo.

Luego está el partido en sí. No es habitual ver partidos de Primera RFEF tanta velocidad e intensidad desde el arranque y que el fuelle no se pierda antes del descanso. Pero el Córdoba-Málaga tuvo aires de cita grande desde el comienzo, con dos conjuntos algo más desencorse­tados de lo que suele ser la categoría de bronce.

La mezcla de tensión y responsabi­lidad provocó que desde muy pronto llegasen la ocasiones. Roberto

cabeceó un balón que el portero blanquiver­de desvió a córner. El propio Marín volvió a ser protagonis­ta desactivan­do un misil de Víctor García desde fuera del área (lo mismo que hizo en el 17’ a tiro lejano de Kevin). La respuesta del Córdoba no tardó en llegar con una acción de Adilson por su banda en la que cayó en el área ante Manu Molina. El árbitro no lo consideró penalti, pero quedaron dudas.

En un partido que aún no tenía dueño, el Málaga probó a hacer daño en las transicion­es. Larrubia se quedó solo ante el portero tras una filtración de Genaro. El malagueño no tuvo maldad ni contundenc­ia.

Los de Iván Ania buscaron el filón que era la banda derecha blanquiazu­l, en la que Pellicer dejó su toque de autor con la apuesta de Murillo por Gabilondo. Adilson contó con ayudas para tener superiorid­ad (sobre todo gracias a Kuki) en no pocas ocasiones además de las acciones que capitaneó en solitario, sobre todo una en la que se plantó ante Alfonso Herrero y acabó frustrando Víctor García. Se pasearon varios balones por el área blanquiazu­l además de un par de intervenci­ones acertadas de Herrero.

Por momentos el Córdoba parecía más entero y dominó en cierto modo. El Málaga lo fio todo a las transicion­es, que no se le dieron mal del todo, sobre todo cuando Dani Lorenzo emergió. Probó fortuna Larrubia una vez más desde lejos. La primera mitad se pasó volando.

Pellicer dejó en la caseta a Murillo, amonestado, para dar entrada a Gabilondo, pero el peligro siguió apareciend­o por el mismo

Queda afinar para el play off y ver si tiene el santo de cara, ha perdido mucho crédito

costado. Entró mucho mejor el Córdoba, que tuvo varios acercamien­tos peligrosos y una franca ocasión de Carracedo.

Terminó llegando el tanto local de la manera más dolorosa, a balón parado, tras un saque de esquina mal defendido en el que Jokin Gabilondo perdió el duelo con Albarrán, que no tuvo compasión de Herrero. El técnico del Málaga reaccionó rápidament­e retirando a Manu Molina y metiendo a Ramón. Poco después retiraría a Genaro para introducir a Dioni y quemó sus naves con Avilés y Cordero por Kevin y Larrubia tras unos minutos en los que no pasó nada destacable.

La realidad es que desde el gol, el Córdoba controló bien el partido y los tiempos, como correspond­e en estas situacione­s. Y el Málaga no fue capaz de generar situacione­s más allá de un centro aislado de Víctor García que cabeceó fuera Cordero. No por falta de voluntad, sino de fútbol.

Tuvo el punto, que habría sido muy valioso para alcanzar al Ibiza y ser tercero. Un córner final en el que Carlos Marín repelió con la bota un chut de Gabilondo y el posterior rechace de Cordero.

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